*POV Elizabeth*
Me encuentro nerviosa, casi temblando mientras espero que me atiendan en la aldea Old Sallow, aunque no sé la razón.
Cálmate, Elizabeth. Repito para mí misma varias veces.
No es fácil presentarles un proyecto así a una familia influyente.
Mis tacones se ensucian al tocar la tierra, por lo que no me veo tan presentable.
El frío viento que por aquí corre me hace erizar los vellos desde elcuello hasta la espalda.
Luego de unos minutos, veo que viene de nuevo el agente de seguridad junto a un hombre fornido y atractivo, al principio pienso que se trata de un aldeano, porque lleva puesta ropa informal, aparte, sus pantalones tienen rastros de tierra.
—Buen día, señorita ¿Cuál es su nombre?— pregunta el más alto de los dos hombres, a quien no he visto nunca antes.
—Soy Elizabeth Conway. Soy diseñadora de modas— digo un poco nerviosa, espero que no se note tanto.
—Vale ¿En qué podemos ayudarla?— pregunta el hombre.
—¿Es usted el dueño de este lugar? Quiero decir, se ve muy joven para serlo— insisto, ya que no creo que sea él con quien necesito hablar.
—Soy hijo del dueño, el Príncipe y heredero de estas tierras. Eso me da suficiente potestad aquí— habla con ciertas ínfulas que de inmediato me caen muy mal.
—¿Príncipe? ¿De qué rayos habla?— frunzo el ceño, ya que no somos un país con sistema monárquico.
—Solo dígame qué es lo que quiere, Elizabeth. Terminemos con esto de una vez— insiste él, quien se ve molesto.
—Bien, quiero hacer convenios con ustedes. Sé que producen excelente calidad de hilos y telas. Eso me interesa en estos momentos— dije segura y con firmeza.
—De haber querido hacer eso, pudo haber ido a nuestra sede en la ciudad ¿Qué es lo que realmente busca aquí?— dice el hombre, acercándose quizá más de la cuenta.
¿Acaso me está olfateando?
Espero no oler mal o algo por el estilo. Me ducho cada día.
—Busco un precio más solidario... Es que mi empresa está en aprietos, pero prometo devolver buena parte de las ganancias a ustedes— expreso sintiéndome casi débil.
Este hombre tiene algo que me hace pensar solo en lo atractivo que es, en lo apetecible de sus labios y en cómo se sentirá pasar mi mano por su piel desnuda y caliente.
Trago saliva, no sé qué me pasa.
—Tomaremos en cuenta su oferta, pero tiene que saber que esto debe ser aprobado en conjunto. Va a distribuir las telas en ropa, me imagino— habla él.
—Así es, haré una línea de ropa, diseños únicos como únicas son sus telas— quiero convencerlo, por alguna razón de que me diga que sí, que de sus labios solo salga algo positivo.
—Lo pensaremos, por favor, venga mañana y hablaremos del tema— me informa y yo asiento, solo tengo ganas de obedecer a lo que me diga, cosa que se me hace extraña. Ningún hombre ha tenido ese efecto antes en mí.
Me despido de él con un apretón de manos que electrifica todo mi ser. Todo e mi cuerpo ahora gritaba "caliente".
Camino despacio de vuelta al coche y siento mis piernas temblar, como si de alguna manera pudiera pedir que él me lleve en brazos.
Manejo con sumo cuidado de vuelta, y aunque ya me siento un poco mejor, lo que no se me quita es el tremendo calor que de repente me generó su presencia.
Al llegar a la empresa, me estaciono y bebo un poco de agua.
Bajo la mirada y me encuentro con mis pezones endurecidos transparentados a través de la camisa blanca que llevo. Mis mejillas se enrojecen de inmediato y me siento bastante sensible en esta zona.
Busco el blazer en la parte trasera del carro para tapar lo que me deja en evidencia. También puedo sentir la humedad bajando y escurriendo desde mi zona íntima.
Me abotono el blazer completamente y me abanico el rostro un momento.
Pasados diez minutos, salgo del auto, tras haberme calmado yo misma.
Camino hacia mi oficina, y entonces me recibe Marilyn con una cara de trauma.
—Jefa ¿Qué le ha pasado? Usted se ve...— dice ella.
—¿Cómo? Dímelo Marilyn. Sé que me veo desastrosa—.
—Lo lamento, jefa. No sé por qué la gente es tan mala, a veces solo quieren destruir algo que ven que surge y le va bien, como Lizz Fashion Wear—.
—Gracias por el ánimo, pero hoy no estoy para nadie, solo haré mi trabajo y me iré. Ya estoy cansada—.
—¿Ha ido a algún lugar? Es que ni siquiera llegó a tiempo como todos los días y me preocupé—.
—Tuve asuntos que atender, eso es todo— digo sin dar más detalle, pues no quiero que nadie sepa donde estuve ni con quien.
—Entiendo, entonces no la molesto más por hoy— habla ella y se dirige a su puesto de trabajo, siempre tan servicial que casi me hace llorar.
Desde que estuve en presencia de ese hombre en la aldea Old Sallow, algo dentro de mí parece haber despertado.
Prefiero evitar problemas y no pensar en eso.
Me siento en el sillón de mi escritorio y noto que ya el florero no está, cosa que me entristece porque de verdad me gusta el toque que le da a la oficina, no se ve tan fría.
Tengo que pedir uno nuevo.
Como por arte de magia, Marilyn toca dos veces y entra con un nuevo florero en sus manos.
—Para que no pierda el toque, jefa— me dice y lo coloca en la mesa para luego retirarse sin decir nada más.
Suelto una leve risa.
Eso me da la inspiración que busco para hacer un nuevo diseño basado en las flores que siempre contiene mis floreros. Calas blancas.
Tomo mi bloc especial de diseño y empiezo a hacer trazos.
En un principio quería hacer un vestido, pero luego poco a poco fue tomando su propia forma, y como soy bastante partidaria de dejar correr la imaginación, eso hice.
El resultado me dejó sorprendida.
Lo que veo plasmado en el papel es a un hombre alto y fornido con un traje blanco prcioso de adornos perlados y detalles dorados. Es el mismo hombre de la aldea.
Ese hombre que dice ser un príncipe.
Por esta razón, le he dibujado una corona que pega mucho con él, con su estilo tosco y varonil.
¿Qué demonios me hizo ese hombre?
Espero que diga que sí ante mi propuesta.
Mañana se decide el futuro de Lizz Fashion Wear.
Estoy en sus manos.
*POV Tadeous* Mi padre sabe hasta qué límite debemos llevar las cosas con los humanos, sin embargo, en esta oportunidad parece estar bastante emocionado. Apenas le comento la idea, casi brinca de alegría, aunque no tengo idea de por qué. —No comprendo cuál es la alegría de colaborar con una humana. No le veo ningún beneficio— hablo mientras me cruzo de brazos. El Rey me mira y entonces frunce el ceño. —Ya entiendes por qué no puedo dejarte ni por un momento tomar decisiones por ti mismo, Tadeous— explica él al tiempo que bebe un sorbo de café —Le interesamos a los humanos, esa es una muy buena señal para nuestra manada, es una oportunidad de crecimiento para nuestros ingresos. Los problemas de la aldea disminuirán—. —¿Cómo estás tan seguro de eso?— exijo saber, ya que, no entiendo su actitud. —A veces solo es cuestión de corazonada— dice mi padre, con una sonrisa en su rostro que no le veo desde hace tiempo. Hay un brillo en sus ojos que me llena de confusión. —Entonces ¿Qué h
*POV Elizabeth* El hombre que me atendió ayer me dijo que volviera hoy, y lo hice. ¿El único error? Casi lo beso. ¡Yo! Qué vergüenza. A su lado parezco estar borracha, eso es demasiado. Todo en mí se siente mucho más caliente, de alguna manera. Algo en este lugar no es normal, nunca he visto hombres tan altos y fornidos tan de cerca. No en una sociedad, al menos. Ni una sola persona aquí es obesa o estéticamente inapropiada. Incluso las mujeres que veo a mi alrededor tienen una figura envidiable. Casi me opacan, eso ya dice mucho. Hoy tengo entendido que conoceré a quien ellos le dicen Rey. El padre de Tadeous, del cual ahora sé su nombre debido a que su asistente me lo especificó en la entrada. Me encuentro sentada en la sala de espera de la que no debí haberme movido. ¿Cómo puedo ser tan torpe a veces? Entré a la habitación de un hombre semidesnudo, un hombre a quien ni siquiera conozco. —Señorita ¿Se le ofrece algo? Puedo traer bocadillos si así lo desea— me habla una d
*POV Tadeous* Por alguna razón, jugar con esta humana me divierte, es como si hubiera encontrado un nuevo pasatiempo. Le dejo la gran duda de a qué lugar la llevaré, y aunque me gustaría solo llevarla a mi habitación y así finiquitar nuestra evidente atracción física, quiero algo más de ella. Que me sirva como distracción de todas las ocupaciones aburridas de príncipe y heredero al trono. Un príncipe nunca tiene lugar para la diversión, eso es deprimente, pero como jamás he vivido de acuerdo a las reglas, no soy una persona depresiva. De haber seguido el ejemplo pulcro de comportamiento de mi padre, sería un gruñón sin remedio. Elizabeth me mira confundida mientras camina a mi lado, sujetada por mi brazo alrededor de sus hombros para que no escape. Hemos dado una enorme vuelta a la gran casa real, justo detrás del jardín se encuentra una especie de vivero que contiene una entrada oculta en el suelo hacia mi pequeño escondite. —Bienvenida a un nuevo mundo— le digo a Elizabeth, a
*POV Elizabeth* Todavía no me creo que haya intimado con Tadeous, ese hombre tan machista, un claro ejemplo de que nunca le ha faltado nada. Nadie nunca le ha dicho que no, estoy segura. Es solo un niño mimado que no sabe qué hacer para entretenerse, y por desgracia, yo estoy en medio. Me he topado con un hombre que podría destruirme si así lo quisiera. De todos modos, no hay algo que pueda hacer para retroceder el tiempo. Hay algo en él que genera calor en mí, no parece ser normal, eso no me sucede con nadie. He sentido deseo antes, pero jamás como con él. Trago saliva mientras me levanto de la cama. Son las 4:23 a.m. y yo estoy sin poder conciliar el sueño, simplemente no puedo dejar de pensar en lo que sucedió y lo bien que se sintió. No sé cómo tuve la fuerza y la voluntad de irme y dejarlo allí. Camino hasta la sala y me siento en el sofá, tomo mi libro de economía, ya que, me hace falta aprender un poco sobre las gráficas y el mercado para poder mejorar los detalles de la
*POV Elizabeth*Pasados dos días, me encuentro conduciendo a la aldea Old Sallow, por alguna razón, no puedo mantenerme alejada de allí por mucho tiempo tras conocer a quienes están en la cabecera de ese lugar.Es increíble la capacidad que puede tener una persona para influenciar en tus acciones.No dejo de pensar en ese hombre, hoy tengo la excusa de comenzar con el proyecto, y por ende, necesito la guía de Tadeous.Qué conveniente, Elizabeth.Tomo un sorbo de mi café frío mientras conduzco y vuelvo a posar el termo en el posavasos.Comienzo a observar la vegetación y disfruto mucho el paisaje por primera vez desde que estoy allí. Suelto una ligera sonrisa, ya que, al ver ese tipo de paisaje, sé que lo veré pronto.Subo el volumen de la música, la cual, casi siempre me acompaña en paseos largos. Es un tipo de pop-rock que va acorde a la ocasión de una manera casi perfecta.Muevo mi cabeza de un lado a otro a ese ritmo, hay algo sobre estar en este lugar que me genera placer, más all
*POV Elizabeth*Mis ojos se abren como platos al solo comprender un poco de lo que está sucediendo frente a mí.—¿Tadeous? ¿Me puedes explicar qué es todo esto?— pregunto, sin estar muy segura por un momento de si lo que mis ojos captan es la realidad.Me siento como si estuviera bajo los efectos de una droga muy fuerte, ya que, las cosas que he visto, no son de este mundo.—Dios, Elizabeth ¿No puedes dejar de ser tan testaruda por un solo segundo?— me dice él, como si estuviera fastidiado en cierto modo.Luego de unos pocos segundos, termino de procesar que él está sin ropa, como vino al mundo.La vergüenza se asienta en mi rostro y bajo mi cabeza para ver al suelo.No es como si ya no conociera este lado suyo, pero sigue siendo un tema delicado para mí verlo así. Desde que conozco a Tadeous, lo único en lo que puedo pensar es en mis hormonas.—Pues no, ser testaruda me ha ayudado a llegar a donde estoy. Gracias— respondo con un tono poco amigable.Él me mira sorprendido.—¿En serio
*POV Tadeous*Observo a mi alrededor y todavía no me creo que Elizabeth esté en la cabaña conmigo.Este lugar es muy especial para mí, y no pensé mostrárselo a nadie sino hasta enamorarme.En lo personal, el amor jamás fue una opción para mí, amo con locura a las mujeres, pero especialmente sus cuerpos.Aunque puedan pensar que soy inmaduro, eso no es del todo cierto. Mi padre se ha asegurado de dejar en claro que esto es así, pero me encargaré de cerrarle la boca.Elizabeth se encuentra sentada en el sofá frente a la chimenea de la sala de estar. Se encuentra viendo al fuego, como si estuviera hipnotizada.—No creo que el fuego responda todas tus dudas— le digo, mientras termino de quitar una de las sábanas que cubre uno de los sillones individuales.—Tampoco hablar contigo lo hará, y aquí estoy— me responde, encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa en sus labios.—Vaya, qué carismática— le digo, con cierto sarcasmo en mis palabras.Al terminar de adecentar un poco la sala que
*POV Elizabeth* El reloj al lado de mi cama empieza a vibrar y a hacer un ruido casi chirriante, así que me levanto, como todos los días. Volteo a ver la hora, son las 5 A.M. Me levanto de la cama, observo que mi gata Medianoche ha venido a saludarme, así que la levanto en mis brazos y le doy una tierna caricia en su cabecita peluda. Tiene un bonito color negro con un lunar blanco en la nariz. —Hola, preciosa, hoy es un nuevo día—. A veces pienso que estoy un poco loca al creer que podría responderme. Si lo hiciera, de verdad me asustaría. Termino de ir a la cocina para hacer mi desayuno, el cual consiste en dos tostadas con aguacate y queso crema. Lo acompaño con un té verde frío. Me alisto para el trabajo, ya que, soy la jefa y tengo siempre que estar a tiempo. Soy el ejemplo de mis empleados. Nunca fallo. Me dedico al diseño de modas, y en este trabajo jamás hay descanso. Recibo una llamada de mi asistente personal. —Buen día, señorita Conway—. —Buen día, Marilyn ¿Qué