*POV Elizabeth*
El hombre que me atendió ayer me dijo que volviera hoy, y lo hice.
¿El único error? Casi lo beso.
¡Yo! Qué vergüenza.
A su lado parezco estar borracha, eso es demasiado. Todo en mí se siente mucho más caliente, de alguna manera.
Algo en este lugar no es normal, nunca he visto hombres tan altos y fornidos tan de cerca. No en una sociedad, al menos. Ni una sola persona aquí es obesa o estéticamente inapropiada.
Incluso las mujeres que veo a mi alrededor tienen una figura envidiable. Casi me opacan, eso ya dice mucho.
Hoy tengo entendido que conoceré a quien ellos le dicen Rey.
El padre de Tadeous, del cual ahora sé su nombre debido a que su asistente me lo especificó en la entrada.
Me encuentro sentada en la sala de espera de la que no debí haberme movido.
¿Cómo puedo ser tan torpe a veces? Entré a la habitación de un hombre semidesnudo, un hombre a quien ni siquiera conozco.
—Señorita ¿Se le ofrece algo? Puedo traer bocadillos si así lo desea— me habla una de las empleadas de la gran casa.
—Sería genial un vaso con agua, gracias— contesto con la voz en un hilo, como si todos supieran lo que estuvo a punto de suceder con Tadeous.
La chica asiente y me lo entrega cinco minutos después.
Tomo toda el agua de un solo sorbo, ya que, estoy muy nerviosa.
La chica abre sus ojos como platos ante esto.
Un sentimiento de vergüenza me invade de nuevo.
—Señorita Conway, venga conmigo— me dice Louis, el asistente del príncipe.
Me levanto del asiento y camino junto a él, quien tiene una cara de póker muy buena. Casi imperturbable.
Nos adentramos en un despacho bastante bonito y lujoso, mis ojos quedan encantados con lo que ven.
Sonrío automáticamente, solo hasta que mi mirada se encuentra con la de Tadeous, ese hombre tan sensual que hace que mis piernas tiemblen sin razón aparente.
A un lado de este, se encuentra quien asumo que es su padre. Se ve bastante joven y conservado para tener un hijo como Tadeous, el único rasgo que lo deja en evidencia son las canas.
Louis nos deja solos en cuanto tomo asiento.
—Así que usted es la chica de la que me han hablado tanto desde ayer— comenta el mayor de los hombres, mirándome directo a los ojos, ya veo de dónde su hijo aprendió a ser intimidante.
El hombre se ve amable, pero estricto, una buena combinación.
—Así es, mi nombre es Elizabeth Conway— digo con toda la tranquilidad que logro reunir.
—Me agrada informarle, señorita Conway, que hemos evaluado su propuesta y el resultado ha sido positivo. Hemos encontrado beneficios en la idea de afiliarnos, la reunión de hoy tratará sobre llenar papeleo y demás detalles legales de su empresa—.
Lo que dice el hombre me llena de una alegría que ni yo misma sé cómo describir.
Sonrío y asiento.
—Esa es una excelente noticia, me esforzaré por crear una buena colección que nos beneficie a ambos, señor— respondo con euforia, sintiendo mi corazón galopar en mi pecho.
—Vale, ahora es tiempo de hablar sobre qué tipo de productos textiles usará usted para su colección— dice Tadeous finalmente, quien no parece estar muy contento con el hecho de que su padre y yo nos llevemos bien.
Parece que entre él y yo solo existe atracción física, ya que de resto, somos perro y gato.
Tiene un temperamento difícil de entender, y es un machista de primera, razón por la que no me simpatiza por completo.
—Sí, entiendo, quiero hacer uso de la mejor calidad que tengan, aunque sé que su producción en algodón es una de las mejores, siempre he querido colaborar con ustedes, pero solo hasta ahora me atreví a venir aquí— digo con gran entusiasmo.
—¿Qué le impedía venir antes?— pregunta Tadeous con una lengua filosa, queriendo que yo pierda un tanto los estribos.
—Nada en específico, pero creí que no aceptarían la colaboración al tener tanto volumen de producción— respondo, tragando saliva después.
—La mayoría de las personas de la ciudad solo hacen trámites con nosotros a través de la tienda. Ninguno suele acercarse aquí, eso es de aplaudirse— comenta el Rey, quien me mira con verdadero asombro.
Yo no sé qué decirle de vuelta, así que solo asiento con una sonrisa.
—¿Para cuándo estaría lista la colección? Le aclaro que tenemos que ver el proceso completo, ya que, no quisieramos que deje el nombre de nuestra productora textil en duda— sigue con su discurso de odio el hijo del Rey.
—Bajo ningún concepto los dejaría en vergüenza, eso pueden tenerlo por seguro— hablo sin querer generar aire de tensión, pero el príncipe me lo hace difícil.
Su padre lo mira con seriedad y entonces él no dice una palabra más al respecto.
Al terminar la sesión con este par, me dirijo a la salida, pero sé muy bien que Tadeous está detrás de mí y no aparta la mirada de mi trasero.
En otras circunstancias, eso me habría encendido, pero por el momento, en realidad me incomoda un poco, aunque mi cuerpo parece tener mente propia, pues reacciona con solo verlo.
Apresuro mi paso al saber que estoy a punto de llegar a la salida, a ese gran portón que debe ser abierto por los sirvientes.
Siento que el hombre tras de mí hace lo mismo, razón por la que me desespero un poco. Sé que si termino de nuevo en sus brazos, puede ocurrir algo de lo que me arrepienta luego.
Ambos vamos por el pasillo final que da hacia la salida, sin embargo, siento que algo me detiene.
Tadeous me toma de la cintura y me esconde junto a él en una de las entradas que posee el pasillo. Tapa mi boca con una de sus enormes y fuertes manos, así que no puedo protestar, él me supera en fuerza y astucia hasta el momento.
Mi corazón late con demasiada fuerza, tanta que siento que se saldrá o explotará en mi pecho.
Él comienza a besar mi cuello y yo solo trato de ir en contra, pero no puedo, es como si la fuerza entera de mis músculos me abandonase.
—¿Quieres ver algo fuera de este mundo?— pregunta el príncipe en mi oído.
Yo asiento, sea lo que sea que tenga para mostrarme, lo veré.
*POV Tadeous* Por alguna razón, jugar con esta humana me divierte, es como si hubiera encontrado un nuevo pasatiempo. Le dejo la gran duda de a qué lugar la llevaré, y aunque me gustaría solo llevarla a mi habitación y así finiquitar nuestra evidente atracción física, quiero algo más de ella. Que me sirva como distracción de todas las ocupaciones aburridas de príncipe y heredero al trono. Un príncipe nunca tiene lugar para la diversión, eso es deprimente, pero como jamás he vivido de acuerdo a las reglas, no soy una persona depresiva. De haber seguido el ejemplo pulcro de comportamiento de mi padre, sería un gruñón sin remedio. Elizabeth me mira confundida mientras camina a mi lado, sujetada por mi brazo alrededor de sus hombros para que no escape. Hemos dado una enorme vuelta a la gran casa real, justo detrás del jardín se encuentra una especie de vivero que contiene una entrada oculta en el suelo hacia mi pequeño escondite. —Bienvenida a un nuevo mundo— le digo a Elizabeth, a
*POV Elizabeth* Todavía no me creo que haya intimado con Tadeous, ese hombre tan machista, un claro ejemplo de que nunca le ha faltado nada. Nadie nunca le ha dicho que no, estoy segura. Es solo un niño mimado que no sabe qué hacer para entretenerse, y por desgracia, yo estoy en medio. Me he topado con un hombre que podría destruirme si así lo quisiera. De todos modos, no hay algo que pueda hacer para retroceder el tiempo. Hay algo en él que genera calor en mí, no parece ser normal, eso no me sucede con nadie. He sentido deseo antes, pero jamás como con él. Trago saliva mientras me levanto de la cama. Son las 4:23 a.m. y yo estoy sin poder conciliar el sueño, simplemente no puedo dejar de pensar en lo que sucedió y lo bien que se sintió. No sé cómo tuve la fuerza y la voluntad de irme y dejarlo allí. Camino hasta la sala y me siento en el sofá, tomo mi libro de economía, ya que, me hace falta aprender un poco sobre las gráficas y el mercado para poder mejorar los detalles de la
*POV Elizabeth*Pasados dos días, me encuentro conduciendo a la aldea Old Sallow, por alguna razón, no puedo mantenerme alejada de allí por mucho tiempo tras conocer a quienes están en la cabecera de ese lugar.Es increíble la capacidad que puede tener una persona para influenciar en tus acciones.No dejo de pensar en ese hombre, hoy tengo la excusa de comenzar con el proyecto, y por ende, necesito la guía de Tadeous.Qué conveniente, Elizabeth.Tomo un sorbo de mi café frío mientras conduzco y vuelvo a posar el termo en el posavasos.Comienzo a observar la vegetación y disfruto mucho el paisaje por primera vez desde que estoy allí. Suelto una ligera sonrisa, ya que, al ver ese tipo de paisaje, sé que lo veré pronto.Subo el volumen de la música, la cual, casi siempre me acompaña en paseos largos. Es un tipo de pop-rock que va acorde a la ocasión de una manera casi perfecta.Muevo mi cabeza de un lado a otro a ese ritmo, hay algo sobre estar en este lugar que me genera placer, más all
*POV Elizabeth*Mis ojos se abren como platos al solo comprender un poco de lo que está sucediendo frente a mí.—¿Tadeous? ¿Me puedes explicar qué es todo esto?— pregunto, sin estar muy segura por un momento de si lo que mis ojos captan es la realidad.Me siento como si estuviera bajo los efectos de una droga muy fuerte, ya que, las cosas que he visto, no son de este mundo.—Dios, Elizabeth ¿No puedes dejar de ser tan testaruda por un solo segundo?— me dice él, como si estuviera fastidiado en cierto modo.Luego de unos pocos segundos, termino de procesar que él está sin ropa, como vino al mundo.La vergüenza se asienta en mi rostro y bajo mi cabeza para ver al suelo.No es como si ya no conociera este lado suyo, pero sigue siendo un tema delicado para mí verlo así. Desde que conozco a Tadeous, lo único en lo que puedo pensar es en mis hormonas.—Pues no, ser testaruda me ha ayudado a llegar a donde estoy. Gracias— respondo con un tono poco amigable.Él me mira sorprendido.—¿En serio
*POV Tadeous*Observo a mi alrededor y todavía no me creo que Elizabeth esté en la cabaña conmigo.Este lugar es muy especial para mí, y no pensé mostrárselo a nadie sino hasta enamorarme.En lo personal, el amor jamás fue una opción para mí, amo con locura a las mujeres, pero especialmente sus cuerpos.Aunque puedan pensar que soy inmaduro, eso no es del todo cierto. Mi padre se ha asegurado de dejar en claro que esto es así, pero me encargaré de cerrarle la boca.Elizabeth se encuentra sentada en el sofá frente a la chimenea de la sala de estar. Se encuentra viendo al fuego, como si estuviera hipnotizada.—No creo que el fuego responda todas tus dudas— le digo, mientras termino de quitar una de las sábanas que cubre uno de los sillones individuales.—Tampoco hablar contigo lo hará, y aquí estoy— me responde, encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa en sus labios.—Vaya, qué carismática— le digo, con cierto sarcasmo en mis palabras.Al terminar de adecentar un poco la sala que
*POV Elizabeth* El reloj al lado de mi cama empieza a vibrar y a hacer un ruido casi chirriante, así que me levanto, como todos los días. Volteo a ver la hora, son las 5 A.M. Me levanto de la cama, observo que mi gata Medianoche ha venido a saludarme, así que la levanto en mis brazos y le doy una tierna caricia en su cabecita peluda. Tiene un bonito color negro con un lunar blanco en la nariz. —Hola, preciosa, hoy es un nuevo día—. A veces pienso que estoy un poco loca al creer que podría responderme. Si lo hiciera, de verdad me asustaría. Termino de ir a la cocina para hacer mi desayuno, el cual consiste en dos tostadas con aguacate y queso crema. Lo acompaño con un té verde frío. Me alisto para el trabajo, ya que, soy la jefa y tengo siempre que estar a tiempo. Soy el ejemplo de mis empleados. Nunca fallo. Me dedico al diseño de modas, y en este trabajo jamás hay descanso. Recibo una llamada de mi asistente personal. —Buen día, señorita Conway—. —Buen día, Marilyn ¿Qué
*POV Tadeous* —Príncipe y señor mío, por favor, le pido que llame a su padre. Solo el Rey sabrá alivianar mi situación en estos momentos— gimotea una mujer que se encuentra fuera de las rejas de la casa real. —No puedo hacer tal cosa ¿Sabe usted que es un delito venir aquí de esa manera?— abro la boca y sigo trabajando en mi proyecto de jardinería. —Pero príncipe, he quedado sin casa tras las fuertes lluvias, y mis hijos están pequeños como para trabajar... Tenga compasión— implora ella. —Hay un plan en estos momentos funcionando para problemas como el suyo. Debería ir y hacer sus reclamos allí— digo y finalmente me levanto después de cortar ciertas hojas secas de mis preciosas flores. Me retiro sin decir nada más, estoy harto de la gente que se queja por todo. La mujer se enfurece y entonces comienza a gritar mil y un barbaridades. Así son los pobres, personas a las que si no ayudas pasas a ser mala persona. Pero vaya que siempre están pidiendo. Lo malo de ser príncipe, de per
*POV Elizabeth* Me encuentro nerviosa, casi temblando mientras espero que me atiendan en la aldea Old Sallow, aunque no sé la razón. Cálmate, Elizabeth. Repito para mí misma varias veces. No es fácil presentarles un proyecto así a una familia influyente. Mis tacones se ensucian al tocar la tierra, por lo que no me veo tan presentable. El frío viento que por aquí corre me hace erizar los vellos desde elcuello hasta la espalda. Luego de unos minutos, veo que viene de nuevo el agente de seguridad junto a un hombre fornido y atractivo, al principio pienso que se trata de un aldeano, porque lleva puesta ropa informal, aparte, sus pantalones tienen rastros de tierra. —Buen día, señorita ¿Cuál es su nombre?— pregunta el más alto de los dos hombres, a quien no he visto nunca antes. —Soy Elizabeth Conway. Soy diseñadora de modas— digo un poco nerviosa, espero que no se note tanto. —Vale ¿En qué podemos ayudarla?— pregunta el hombre. —¿Es usted el dueño de este lugar? Quiero decir, se