*POV Elizabeth*
El reloj al lado de mi cama empieza a vibrar y a hacer un ruido casi chirriante, así que me levanto, como todos los días.
Volteo a ver la hora, son las 5 A.M.
Me levanto de la cama, observo que mi gata Medianoche ha venido a saludarme, así que la levanto en mis brazos y le doy una tierna caricia en su cabecita peluda.
Tiene un bonito color negro con un lunar blanco en la nariz.
—Hola, preciosa, hoy es un nuevo día—.
A veces pienso que estoy un poco loca al creer que podría responderme. Si lo hiciera, de verdad me asustaría.
Termino de ir a la cocina para hacer mi desayuno, el cual consiste en dos tostadas con aguacate y queso crema. Lo acompaño con un té verde frío.
Me alisto para el trabajo, ya que, soy la jefa y tengo siempre que estar a tiempo. Soy el ejemplo de mis empleados.
Nunca fallo.
Me dedico al diseño de modas, y en este trabajo jamás hay descanso.
Recibo una llamada de mi asistente personal.
—Buen día, señorita Conway—.
—Buen día, Marilyn ¿Qué tenemos para hoy?—.
Al preguntar esto, ya me encuentro en mi auto, rumbo a la empresa. Es un Lamborghini Sian color morado, tiene un estilo cromado.
Lo obtuve con gran esfuerzo y me encuentro muy feliz por todo lo que he logrado.
—Hoy tiene la reunión con el grupo Kappa Tech—.
—Cierto. Dile a Robert que nos reuniremos en mi despacho—.
—Eso haré ¿Quiere muffin de arándanos hoy, señorita?—
—Hoy prefiero un cheesecake sencillo. Debes informar que solo como productos veganos—.
—Lo sé, señorita, no se preocupe—.
Sin más que decir, cuelgo la llamada.Pasados alrededor de veinte minutos, ya me encuentro en el trabajo. La vía estuvo perfecta, como casi siempre.
Retiro mis gafas oscuras y entonces un valet parking recoge mi auto para estacionarlo.
Me adelanto al elevador, en donde el mismo hombre de todos los días marca el piso por mí.
El sonido de mis tacones brillantes resuena por todo el pasillo cuando salgo del elevador. Acomodo un poco mi cabello, el cual está en una coleta baja bastante apretada, de manera que impongo respeto.
Entro a mi despacho, no sin antes saludar a mi secretaria con un leve asentimiento de cabeza.
Reviso mi agenda y allí está el gran compromiso de hoy, la reunión con una de las empresas más influyentes del momento.
—Ya puedes decirle a Robert que venga— hablo por el intercomunicador cuando me siento cómoda en mi silla de escritorio.
Alrededor de diez minutos después, un hombre caucásico con lentes de pasta y cejas extremadamente pobladas, da dos toques y entra por la puerta.
—Elizabeth. Es un placer estar aquí nuevamente— dice y toma asiento frente a mí.
—Lo mismo digo, Robert. Hoy quiero ser precisa, vamos al punto importante—.
—Quería comentarte que la solicitud que hiciste para desarrollar la app, no fue aprobada— dice él, un tanto icómodo, se le nota en la voz.
—¿Tienes idea de por qué?— quise saber, un tanto intrigada, ya que Kappa Tech siempre ha estado de mi lado y ha apoyado mis ideas de promoción.
—Lameto informarle que ninguno de los abogados estuvo de acuerdo al saber que puede ser contraproducente hacer colaboraciones con usted por el momento— habló Robert, un tanto nervioso esta vez.
—Mis abogados fueron con ustedes la semana pasada y todo estaba perfecto ¿Qué ocurrió?— quise mantener la calma, pero definitivamente había algo que me daba mala espina.
—Elizabeth, dígame ¿Aún no ha visto las estadísticas de esta semana?— no sabría descifrar la expresión del hombre frente a mí en este momento.
—No, debo revisarlas hoy con mi equipo de marketing— comenté, un tanto preocupada.
—Debería hacerlo ahora, así podemos hablar sobre esto y estar en la misma página—.
Asentí y le pedí a Marilyn que por favor enviase una copia de las estadísticas semanales de Lizz Fashion Wear, el nombre de mi empresa.
Marilyn llegó con el informe en menos de cinco minutos.
La chica se retiró y entonces pude leer a detalle cada una de las secciones.
Los números se habían desplomado desde el viernes pasado, cosa que me dejó sumamente sorprendida.
Todo en base a un artículo que había publicado un cliente, quien aseguraba que nuestra marca se beneficiaba de animales indefensos y en peligro de extinción para producir mi línea de ropa y accesorios.
Abrí los ojos como platos al ver que en vez de apoyarme, los clientes habituales dejaron de comprar y ahora había una campaña alrededor de todo internet que promovía la cría decente y respeto por la vida animal.
Solté un gran suspiro. Los números estaban por el suelo.
Jamás había visto tanta baja en unos gráficos desde que la empresa inició.
—Vale, ahora entiendo por qué no está en posición de colaborar conmigo— dije, con un gran peso que se asentaba en mi estómago —Podría decirse que la empresa está en quiebra—.
—Lo está realmente, la campaña de odio hacia su marca ha ido aumentando con el paso de los días ¿Cómo no se dio cuenta antes? Usted es la presidenta— quiso saber el hombre de lentes.
—Siendo sincera, no lo sé. Creo que mis empleados me lo han ocultado— dije, sintiendo cómo me hervía la sangre.
Robert hizo una mueca —No debería ser así. Cualquier tipo de ayuda que requiera, puede siempre venir a nosotros—.
Este hombre asintió y nos estrechamos las manos.
Apenas me dejó sola, setí el impulso de lanzar al suelo el único florero que tenía en mi escritorio. Lo tiré con fuerza, con odio, sin importarme si alguien escuchaba.
Mi empresa está en quiebra. Yo estoy en bancarrota.
Yo, Elizabeth Conway, una de las mejores diseñadoras de moda de mi generación.
Esto tiene que ser una broma.
Inmediatamente llamé a Carl, quien era mi encargado principal de marketing.
—¿Se puede saber por qué no me informaste nada de la caída? ¡Acabo de quedar como imbécil frente a Kappa Tech!— grité a todo pulmón, sin importarme en absoluto si quedaba sordo de un oído.
—Señorita Conway, estamos trabajando arduamete para recuperar nuestras cifras habituales y también la visión del público...— dijo Carl, quien solía ser callado la mayor parte del tiempo —No creí que se reuniría con nadie hasta hacer el análisis semanal—.
—¡IBAS A ESPERAR AL ANÁLISIS SEMANAL PARA DECIRME! No puede ser, esto es una locura. Te quiero en mi oficina YA MISMO— solté sin ninguna pizca de empatía y colgué la comunicación.
De ninguna manera.
¿Ahora qué?
De repente, volteé hacia la ventana, como si algo me hubiera llamado, algo hizo click en mi mente.
Desde allí podía verse claramente el bosque al menos a unas diez cuadras.
Una idea estaba rondando mi cabeza desde hacía unos meses, pero no quise hacerle caso. Ahora no tenía opción.
La aldea Old Sallow y su producción de hilos y telas de calidad a precios módicos es mi única salvación.
El problema es ¿Cómo llego a ellos sin verme necesitada?
Ya pensaré en algo, pero de esta salgo o dejo de llamarme Elizabeth Conway.
*POV Tadeous* —Príncipe y señor mío, por favor, le pido que llame a su padre. Solo el Rey sabrá alivianar mi situación en estos momentos— gimotea una mujer que se encuentra fuera de las rejas de la casa real. —No puedo hacer tal cosa ¿Sabe usted que es un delito venir aquí de esa manera?— abro la boca y sigo trabajando en mi proyecto de jardinería. —Pero príncipe, he quedado sin casa tras las fuertes lluvias, y mis hijos están pequeños como para trabajar... Tenga compasión— implora ella. —Hay un plan en estos momentos funcionando para problemas como el suyo. Debería ir y hacer sus reclamos allí— digo y finalmente me levanto después de cortar ciertas hojas secas de mis preciosas flores. Me retiro sin decir nada más, estoy harto de la gente que se queja por todo. La mujer se enfurece y entonces comienza a gritar mil y un barbaridades. Así son los pobres, personas a las que si no ayudas pasas a ser mala persona. Pero vaya que siempre están pidiendo. Lo malo de ser príncipe, de per
*POV Elizabeth* Me encuentro nerviosa, casi temblando mientras espero que me atiendan en la aldea Old Sallow, aunque no sé la razón. Cálmate, Elizabeth. Repito para mí misma varias veces. No es fácil presentarles un proyecto así a una familia influyente. Mis tacones se ensucian al tocar la tierra, por lo que no me veo tan presentable. El frío viento que por aquí corre me hace erizar los vellos desde elcuello hasta la espalda. Luego de unos minutos, veo que viene de nuevo el agente de seguridad junto a un hombre fornido y atractivo, al principio pienso que se trata de un aldeano, porque lleva puesta ropa informal, aparte, sus pantalones tienen rastros de tierra. —Buen día, señorita ¿Cuál es su nombre?— pregunta el más alto de los dos hombres, a quien no he visto nunca antes. —Soy Elizabeth Conway. Soy diseñadora de modas— digo un poco nerviosa, espero que no se note tanto. —Vale ¿En qué podemos ayudarla?— pregunta el hombre. —¿Es usted el dueño de este lugar? Quiero decir, se
*POV Tadeous* Mi padre sabe hasta qué límite debemos llevar las cosas con los humanos, sin embargo, en esta oportunidad parece estar bastante emocionado. Apenas le comento la idea, casi brinca de alegría, aunque no tengo idea de por qué. —No comprendo cuál es la alegría de colaborar con una humana. No le veo ningún beneficio— hablo mientras me cruzo de brazos. El Rey me mira y entonces frunce el ceño. —Ya entiendes por qué no puedo dejarte ni por un momento tomar decisiones por ti mismo, Tadeous— explica él al tiempo que bebe un sorbo de café —Le interesamos a los humanos, esa es una muy buena señal para nuestra manada, es una oportunidad de crecimiento para nuestros ingresos. Los problemas de la aldea disminuirán—. —¿Cómo estás tan seguro de eso?— exijo saber, ya que, no entiendo su actitud. —A veces solo es cuestión de corazonada— dice mi padre, con una sonrisa en su rostro que no le veo desde hace tiempo. Hay un brillo en sus ojos que me llena de confusión. —Entonces ¿Qué h
*POV Elizabeth* El hombre que me atendió ayer me dijo que volviera hoy, y lo hice. ¿El único error? Casi lo beso. ¡Yo! Qué vergüenza. A su lado parezco estar borracha, eso es demasiado. Todo en mí se siente mucho más caliente, de alguna manera. Algo en este lugar no es normal, nunca he visto hombres tan altos y fornidos tan de cerca. No en una sociedad, al menos. Ni una sola persona aquí es obesa o estéticamente inapropiada. Incluso las mujeres que veo a mi alrededor tienen una figura envidiable. Casi me opacan, eso ya dice mucho. Hoy tengo entendido que conoceré a quien ellos le dicen Rey. El padre de Tadeous, del cual ahora sé su nombre debido a que su asistente me lo especificó en la entrada. Me encuentro sentada en la sala de espera de la que no debí haberme movido. ¿Cómo puedo ser tan torpe a veces? Entré a la habitación de un hombre semidesnudo, un hombre a quien ni siquiera conozco. —Señorita ¿Se le ofrece algo? Puedo traer bocadillos si así lo desea— me habla una d
*POV Tadeous* Por alguna razón, jugar con esta humana me divierte, es como si hubiera encontrado un nuevo pasatiempo. Le dejo la gran duda de a qué lugar la llevaré, y aunque me gustaría solo llevarla a mi habitación y así finiquitar nuestra evidente atracción física, quiero algo más de ella. Que me sirva como distracción de todas las ocupaciones aburridas de príncipe y heredero al trono. Un príncipe nunca tiene lugar para la diversión, eso es deprimente, pero como jamás he vivido de acuerdo a las reglas, no soy una persona depresiva. De haber seguido el ejemplo pulcro de comportamiento de mi padre, sería un gruñón sin remedio. Elizabeth me mira confundida mientras camina a mi lado, sujetada por mi brazo alrededor de sus hombros para que no escape. Hemos dado una enorme vuelta a la gran casa real, justo detrás del jardín se encuentra una especie de vivero que contiene una entrada oculta en el suelo hacia mi pequeño escondite. —Bienvenida a un nuevo mundo— le digo a Elizabeth, a
*POV Elizabeth* Todavía no me creo que haya intimado con Tadeous, ese hombre tan machista, un claro ejemplo de que nunca le ha faltado nada. Nadie nunca le ha dicho que no, estoy segura. Es solo un niño mimado que no sabe qué hacer para entretenerse, y por desgracia, yo estoy en medio. Me he topado con un hombre que podría destruirme si así lo quisiera. De todos modos, no hay algo que pueda hacer para retroceder el tiempo. Hay algo en él que genera calor en mí, no parece ser normal, eso no me sucede con nadie. He sentido deseo antes, pero jamás como con él. Trago saliva mientras me levanto de la cama. Son las 4:23 a.m. y yo estoy sin poder conciliar el sueño, simplemente no puedo dejar de pensar en lo que sucedió y lo bien que se sintió. No sé cómo tuve la fuerza y la voluntad de irme y dejarlo allí. Camino hasta la sala y me siento en el sofá, tomo mi libro de economía, ya que, me hace falta aprender un poco sobre las gráficas y el mercado para poder mejorar los detalles de la
*POV Elizabeth*Pasados dos días, me encuentro conduciendo a la aldea Old Sallow, por alguna razón, no puedo mantenerme alejada de allí por mucho tiempo tras conocer a quienes están en la cabecera de ese lugar.Es increíble la capacidad que puede tener una persona para influenciar en tus acciones.No dejo de pensar en ese hombre, hoy tengo la excusa de comenzar con el proyecto, y por ende, necesito la guía de Tadeous.Qué conveniente, Elizabeth.Tomo un sorbo de mi café frío mientras conduzco y vuelvo a posar el termo en el posavasos.Comienzo a observar la vegetación y disfruto mucho el paisaje por primera vez desde que estoy allí. Suelto una ligera sonrisa, ya que, al ver ese tipo de paisaje, sé que lo veré pronto.Subo el volumen de la música, la cual, casi siempre me acompaña en paseos largos. Es un tipo de pop-rock que va acorde a la ocasión de una manera casi perfecta.Muevo mi cabeza de un lado a otro a ese ritmo, hay algo sobre estar en este lugar que me genera placer, más all
*POV Elizabeth*Mis ojos se abren como platos al solo comprender un poco de lo que está sucediendo frente a mí.—¿Tadeous? ¿Me puedes explicar qué es todo esto?— pregunto, sin estar muy segura por un momento de si lo que mis ojos captan es la realidad.Me siento como si estuviera bajo los efectos de una droga muy fuerte, ya que, las cosas que he visto, no son de este mundo.—Dios, Elizabeth ¿No puedes dejar de ser tan testaruda por un solo segundo?— me dice él, como si estuviera fastidiado en cierto modo.Luego de unos pocos segundos, termino de procesar que él está sin ropa, como vino al mundo.La vergüenza se asienta en mi rostro y bajo mi cabeza para ver al suelo.No es como si ya no conociera este lado suyo, pero sigue siendo un tema delicado para mí verlo así. Desde que conozco a Tadeous, lo único en lo que puedo pensar es en mis hormonas.—Pues no, ser testaruda me ha ayudado a llegar a donde estoy. Gracias— respondo con un tono poco amigable.Él me mira sorprendido.—¿En serio