Hueles bien...

Ladridos y maullidos, gritos y chillidos… Ah, no había nada mejor como comenzar a llevarse bien con su vecino que de una manera hilarante y surrealista. Es que en serio, Drake no podía creer que estuviera en medio del porche de la casa de su vecino tratando que el enorme perro no se comiera a su gato. Bueno, no tan así. Porque su gato se había trepado a sus hombros y ahora miraba con altivez a dicho perro que no paraba de dar vueltas alrededor de Drake, meneando la cola y haciendo fiesta.

—Oh, te puedo asegurar que Mr. Shady no se convertirá en tu comida, Ónix —refunfuñó, mirando con una ceja arqueada al perro, luego olfateó algo y frunció el ceño—. Mhm, que bien huele y… —Alzó la mirada y… Oh, mierda, su vecino se encontraba boquiabierto mirando el espectáculo que estaba dando con su gato y Ónix—. Buenas noches, vecino. No quiero sonar fuera de lugar, pero algo huele muy bien —Dio un paso hacia la puerta abierta, siguiendo el aroma a comida, como si él fuera un perro—. En serio, huel
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