Evans quedó mirando boquiabierto a su perro y al gato de su vecino caminar escaleras arriba. El gato caminaba de una manera singular, como si fuera un modelo o algo así; su perro, en cambio, daba la impresión de dar saltitos… Bueno, al menos no se estaban peleando. De hecho, Evans se dio cuenta de que su perro aceptó al gato de su vecino como si nada, como si fueran amigos o algo así. Según tenía entendido, no era tan común que los perros y los gatos se llevaran bien, pero, en todo caso, siempre había una excepción y que Ónix y Mr. Shady sean esa excepción era suficiente. Era más como un alivio porque…—Ya puedes cerrar la boca —Evans se sobresaltó y giró en torno a su vecino—. Digo, también quedé boquiabierto, pero llevas allí un par de minutos con la mandíbula por el suelo —Rodando los ojos, Evans cerró la boca—. Ya no hueles a especias y no es que me esté quejando por el aroma que ahora huelo en ti.—Debe ser el champú —comentó, rodeando la barra de la cocina—. ¿Qué tal si cenamos?
No sabía exactamente en qué momento preciso comenzó a ocurrir, pero lo cierto es que su gato había estado escabulléndose a la casa de su vecino. De acuerdo, Drake tenía una ligera sospecha de cuándo había comenzado a ocurrir. Digamos que desde la cena, hace casi un mes ya, las cosas habían estado cambiando o, mejor dicho, toda la situación había estado cambiando. Mr. Shady, a saber cómo, porque Drake no lo entendía, se había hecho amigo del perro de su vecino. Las primeras veces que vio a su gato caminar rumbo a la valla, que separaba las casas, y maullar a todo pulmón para segundos después ver al perro del vecino salir de su propia casa y ladrar… Bueno, fue toda una sorpresa. Al principio, Drake pensó que su gato estaba buscando problemas o algo así, pero luego de ser testigo del singular intercambio de maullidos y ladridos, se percató de que esa era la forma que Mr. Shady y Ónix tenían de comunicarse. No había nada hostil en los maullidos de su gato, tampoco lo había en los ladridos
Su corazón latía con brío, su sangre parecía lava por sus venas y estaba seguro de que su rostro había adquirido una gama muy rojiza… Había hecho todo lo posible para actuar normal y mantener las emociones a rayas, pero ahora que estaba dentro de su casa y lejos de los ojos inquisitivos de Drake, Evans dejó escapar un gritito de pura adrenalina. Dios mío, todavía no podía creer que Drake le había confesado que gustaba de él y mucho menos que lo hubiera invitado a salir… No, no era simplemente una salida, era una cita. Tendría una cita con Drake y… El ladrido de Ónix lo bajó de la novena nube, algo así.—Bueno, gracias, Ónix, acabas de hacerme aterrizar de nuevo en la tierra —imperó, acariciando la cabeza de su perro—. Al carajo, ¿a quién quiero engañar? Estoy demasiado feliz como para comportarme como una persona adulta. Quiero actuar como me dé la gana y ahora mismo podría saltar y gritar como un crío —Ónix ladró y comenzó a corretear a su alrededor, pareciendo tan feliz como él—. ¡D
Bueno, esta es mi primera vez y no sé muy bien cómo comenzar, (aunque bien podría seguir el ejemplo de mi buen amigo Mr. Shady, ¿verdad?). Entonces, ahí vamos.Me llamo Ónix y tengo casi cinco años de vida. Lo sé, soy muy joven y también muy apuesto. Pero no les contaré sobre mi exuberante belleza, eso lo dejo a la imaginación de ustedes. Estoy aquí para contarles qué ha estado pasando en los últimos cinco meses desde que me hice amigo de un arrogante gato negro llamado Mr. Shady. Sí, es un poco mucho arrogante y tiene ciertas manías, pero eso es al margen, porque nos llevamos muy bien desde que… Bueno, me estoy adelantando a los hechos.No comenzaré esta breve historia con el tipo: nací en… No, prefiero saltarme toda esa parte y comenzar cuando con mi humano nos mudamos al que hoy en día es nuestro hogar. El barrio es precioso y tranquilo. La casa en grande, espaciosa, con todas las comodidades básicas. Un patio enfrente que tiene un acolchado césped que a veces uso como… Bueno, ya s
Poco más de cinco meses pasaron entre citas y salidas, pero había algo que faltaba. No es como si se estuviera quejando ni nada por el estilo, es solo que sentía que las cosas no avanzaban y debía y tenía que hacer algo al respecto.Si bien las señales estaban presentes, Drake todavía no se había atrevido a dar otro paso para que la relación con Evans subiera de nivel, por decirlo de alguna manera. De hecho, no podía referirse a una relación en todo el significado de la palabra porque no lo era… Ah, ahí estaba el meollo del asunto. No había una relación. Bueno, Drake quería una relación real. Algo estable y lo quería con Evans. Sin embargo, pensar en eso estaba bien y podía quedarse horas y horas imaginando todo lo que pasaría si daba ese siguiente paso. Aun así, Drake ya no quería vivir dentro de una quimera, quería algo real.Exhalando un suspiro, pestañeó un par de veces y volvió a centrarse en el cuadro delante de él. Había terminado de darle el último retoque con el pincel y…—¡H
Algún tiempo después…Evans podía sentir una mirada enigmática sobre sí. Dicha mirada enigmática lo seguía con cada paso que Evans daba, como si estuviera controlando cada movimiento que hacía. Y a esa mirada enigmática se sumó otra y Evans hizo lo posible para no prestarles atención. Por lo tanto, siguió revisando los muebles y guardando objetos de decoración y baratijas dentro de varias cajas que previamente había dejado en el piso. Siguió con lo suyo hasta que llegó el turno de los portarretratos. Quedó mirando fijamente una fotografía enmarcada y esbozó una sonrisa nostálgica. Recordaba cada detalle de ese día, desde los preparativos de la fiesta hasta el enorme pastel. Fue su cumpleaños número 12, cuando sus padres aún no se habían divorciado. Un día especial que fue capturado por la cámara de un fotógrafo y las evidencias estaban enmarcadas en bonitos portarretratos. Había sido uno de los momentos más hermosos que tuvo junto a sus padres y no es como si hoy día no tuviera moment
Drake caminó por el largo pasillo iluminado hasta entrar al nuevo vestíbulo que se abría en dos direcciones. En el lado derecho estaba las escaleras que iba a la segunda planta, a la izquierda, el espacio se abría nuevamente hacia otro vestíbulo que conducía a las enormes puertas principales de cristal. Tenía que dar crédito a los arquitectos y a la empresa de construcción por el gran trabajo que habían estado haciendo. La casa había sido completamente reformada y ahora ya no era casa como tal, sino una pequeña galería de arte y en la planta superior, un lugar de trabajo. En otras palabras, los dos terrenos eran solo uno y lo que antes había sido la casa de Evans, ahora era un lugar de trabajo.Por supuesto, Drake nunca imaginó la magnitud que tendría aquella charla que tuvo con Evans hace mucho tiempo atrás, cuando hablaron sobre vivir juntos y convertir las casas en una sola y la idea de una galería de arte salió como un simple comentario al azar. Sin embargo, Evans se entusiasmó co
Evans gruñó palabras ininteligibles y aferró sus manos al cabecero de la cama mientras cerraba los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que le provocaba la boca y lengua caliente de Drake. Manos tibias pulularon por sus costados, como si estuviera delineando el contorno de sus caderas y cintura. Se removió y se arqueó cuando sintió un dedo húmedo tantear su entrada, abriendo más las piernas.—Dios… Bebé, eres tan delicioso —imperó Drake, dejando un rastro de besos por el vientre de Evans.Lo único que salió de la boca de Evans fueron más gruñidos de placer cuando sintió como su duro pene era tragado por la boca caliente de Drake y un dedo se abría paso en su interior.Se aferró con más fuerza al cabecero y se arqueó nuevamente cuando otro dedo se sumó al primero y pronto siguió otro más. Tres dedos que se movían dentro de sí y la boca de Drake haciendo maravillas con su duro pene. Si las cosas continuaban así, Evans temía acabar ahí mismo, pero no quería. No así. Quería sentir a