Evans gruñó palabras ininteligibles y aferró sus manos al cabecero de la cama mientras cerraba los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que le provocaba la boca y lengua caliente de Drake. Manos tibias pulularon por sus costados, como si estuviera delineando el contorno de sus caderas y cintura. Se removió y se arqueó cuando sintió un dedo húmedo tantear su entrada, abriendo más las piernas.—Dios… Bebé, eres tan delicioso —imperó Drake, dejando un rastro de besos por el vientre de Evans.Lo único que salió de la boca de Evans fueron más gruñidos de placer cuando sintió como su duro pene era tragado por la boca caliente de Drake y un dedo se abría paso en su interior.Se aferró con más fuerza al cabecero y se arqueó nuevamente cuando otro dedo se sumó al primero y pronto siguió otro más. Tres dedos que se movían dentro de sí y la boca de Drake haciendo maravillas con su duro pene. Si las cosas continuaban así, Evans temía acabar ahí mismo, pero no quería. No así. Quería sentir a
Lo dije al principio, ¿recuerdan? Estoy seguro que algunos no lo hacen y otros tal vez sí. No importa refrescar la memoria… Había dicho que esta historia no sería solo mía, que compartiría el protagonismo con dos personas y con alguien más. ¿Ahora recuerdan? Exacto, se trata de Drake y Evans y de Ónix. ¿Qué puedo decirles que ya no sepan?No negaré que estuve un poco reacio en aceptar que no sería el único protagonista, que no sería el único galán de esta historia. Ahora mismo eso no importa porque, pese a ello, sí soy el galán. Oh, lo sé. Reconozco que soy un poco egocéntrico, soy un gato después de todo…Bueno… Pasaré a resumir algunos de los acontecimientos que marcaron el antes y el después dentro de esta historia. Partiremos desde ese día que llegó un nuevo vecino al barrio y justamente se mudó a la casa contigua a la mía. Bien, no era solo mía… En fin… Desde ese preciso momento en que cierto vecino llegó, supe que la vida como la conocía se pondría de cabeza o, mejor dicho, de p
Ethan y Matthew llevan casi ocho años de casados, catorce desde que se conocieron.La vida es tranquila, ambos trabajan en distintos ámbitos. Mientras que Matthew pasa casi todo el día dentro de una oficina, Ethan atiende su propia librería.Ellos son ese tipo de matrimonio que todos querrían como vecinos. Son sociales, cordiales y muy amables.Son felices y dichosos. Sin embargo, Ethan ha estado deseando algo más dentro de su vida matrimonial y no, no son hijos, es otra cosa y Matthew aún no lo sabe.Pese al esfuerzo de Ethan por encontrar el momento idóneo para plantear lo que desea, una llamada telefónica cambiará el rumbo de todo y pondrá sus perfectas vidas... patas arribas.(...)Oh, Dios, él iba a tener que dar muchas explicaciones si lograban atraparlo, pero tenía que aprovechar los minutos de ventaja y esconder todas la evidencias, bueno, borrarlas. Se apresuró aún más cuando oyó los pasos acercándose, le dolían los dedos de tanto...—Amorcito, ya llegué.Echó un fugaz vistaz
Miró con desgano la pantalla de su computadora de escritorio, los números estaban mareándolo y aún le quedaba revisar la lista de pedidos por hacer. Jamás imaginó que sería tan agotador ser su propio jefe, pero fue un sueño que pudo cumplir después de haber trabajado años y ahorrando gran parte del dinero que ganó como gerente en un restaurante. Sin embargo, tenía que reconocer que su sueño pudo cumplirse gracias al empujoncito que Matthew le dio. Fue Matt quien terminó de convencerlo de dar el siguiente paso y ser dueño de su propio negocio. Y no, Ethan no era un reconocido médico cirujano que tenía su propio consultorio, tampoco era un prestigioso abogado con su propio bufete… Ethan era simplemente dueño de una pequeña librería porque amaba leer, amaba los libros y amaba perderse entre los estantes atiborrados de perfume a lignina.(Matthew y Ethan eran propietarios de un hermoso y pequeño edificio de dos plantas. La primera fue acondicionada para un local mientras que la segunda se
Las cosas no estaban del todo bien y lo sentía en el aire, casi lo podía palpar. Lo cierto es que tenían que estar en menos de tres horas en un funeral. Después de que su esposo terminara la llamada con su madre, anoche, Matt le contó que una tía abuela materna había fallecido, aunque Matt aclaró que no la recordaba bien. Sin embargo, dicha tía abuela sí recordaba a Matt y, por supuesto, a Ethan. Según las palabras de su esposo, ella estuvo el día de su casamiento y habían compartido tres navidades juntos. Sinceramente, Ethan no tenía idea de quién era la señora porque la familia de su esposo era muy numerosa. Muchos tíos, primos, los abuelos maternos, los abuelos paternos, tíos políticos, tías políticas, tíos abuelos, tías abuelas y la verdad era casi imposible recordar los rostros de cada uno, por no mencionar los nombres.—Matty, ¿quieres la camisa negra lisa o la camisa negra con rayitas blancas? —preguntó mientras observaba las prendas en las perchas.—La negra lisa —respondió su
Saludó a la muy extensa familia de su esposo, les dio el pésame y palabras de consuelo. Podía sentir la tranquilidad en el ambiente y, para más sorpresas, casi nadie demostraba estar tan triste. Quizá su suegra era la única con signo de haber estado llorando y, por supuesto, la abuela materna de su esposo. Era la hermana mayor de la abuela de su otra mitad quien falleció, aunque no recordaba mucho de la señora en cuestión.—Lamento su pérdida —repitió las palabras que había estado diciendo desde que llegó—. Espero que ahora esté en un lugar mejor y descanse en paz.—Gracias, querido —replicó una de las mujeres.No estaba seguro de si era la prima o la tía política de Matthew, tampoco recordaba el nombre. Sintió vergüenza interna por no recordar a todos los familiares de su esposo, pero no tenía real culpa, eran demasiados.Continuó deambulando y recitando el mismo mantra a las personas con las cuales se cruzaba.—Hay un pequeño problema, amorcito —Se sobresaltó cuando sintió una mano
Encontrar tres gatitos negros, ir a un funeral y tener en cachorro estaba más allá de lo que Matt hubiera pensando que pasaría durante el fin de semana. Simplemente genial. Pero su otra mitad estaba brillando con luz propia y hablaba hasta por los codos sobre los gatitos negros y Matt se rindió al verlo tan vivaz y sonriente. No tenía culpa alguna por haberse enamorado de un hombre que desborda cariño por los animales. Siempre supo eso de Ethan y le encantó desde la primera vez que se conocieron, hace tantos años ya.Matthew siempre había sido el tipo de persona serio, de carácter cauto y especulativo. Siempre evaluando los pros y contras de cada situación. Tal vez porque su profesión lo llevó a ser de esa manera. Ser abogado no era tan sencillo como las personas lo creían; a menudo tenía que lidiar con un montón de burocracia, papeleos y personas que estaban dispuestas a pagar cuantiosas sumas de dinero con tal de no perder en un juicio. Sin embargo, nada de eso impidió que Matt vier
El enorme escritorio estaba lleno de cajas con los nuevos libros que había pedido días atrás. Y menos mal, porque ahora podía pasar todo el día entre los estantes, impregnándose del exquisito aroma a lignina. Una hora más tarde, Ethan seguía revisando y reponiendo libros. En el último mes hubo un incremento en las ventas y en serio se alegraba de que más personas entraran a su librería, ya sea para comprar o para preguntar por tal libro. Aunque, honestamente, Ethan estaba casi seguro de que el incremento de personas entrando a la librería se debía al pequeño espectáculo que hacían ciertos gatitos negros. Y dichos gatitos ahora estaban haciendo de las suyas por los pasillos. A Ethan no le importaba que sus gatitos hicieran travesuras. Era digno de mirar a esos traviesos trepar por los estantes, dar saltitos entre una repisa y la otra o perderse entre el montón de libros en oferta.Era divertido y Ethan estaba tan feliz de tener por fin la compañía que tanto había querido. La idea de te