Camino por los pasillos con paso firme, sintiendo la frescura del mármol bajo mis pies descalzos. La mansión está tranquila a esta hora, solo se escuchan ecos lejanos de conversaciones provenientes del área social y el suave murmullo del viento colándose por alguna ventana entreabierta. Mientras busco a Edward, mi mente divaga inevitablemente hacia Stephen y la impresión que me ha dejado. Hay algo en su presencia que resulta…agradable.Encuentro a Edward en la cocina, sentado en una de las sillas altas de la isla central. La luz cálida del atardecer resalta su perfil serio mientras permanece concentrado en un periódico que reposa sobre la encimera. Parece absorto, pero cuando me acerco, noto que no está leyendo, sino jugando con el crucigrama de la última página. Su bolígrafo se mueve lentamente, con distracción.—¿Problemas con las palabras? —pregunto con suavidad, apoyándome en la encimera.Levanta la vista, su expresión es indescifrable al principio, pero después esboza una sonrisa
No puedo evitar sentirme inquieta mientras me arreglo para la cena. No es que tenga algo en contra de salir con Edward, es un buen chico, pero me angustia la idea de que me vea de una forma que yo no quiero. No quiero que confunda mi amistad con algo más. Podría vestirme de manera sencilla, sin gracia, sin destacar. Sería lo más lógico si quiero evitar malentendidos. Pero, ¿por qué tendría que sacrificar mi estilo solo por eso? Odio salir viéndome tan básica. Así que me arriesgo a que Edward me vea hermosa. Me arreglo con esmero, me maquillo justo lo necesario y elijo un vestido que me hace lucir preciosa. Si Edward llega a confundirse, bueno… ¿Qué se le va a hacer? Cuando su auto se detiene en la acera frente a mi edificio, respiro hondo antes de salir. Me acerco y subo, acomodándome en el asiento con naturalidad. —Te ves hermosa —dice él de inmediato, con una sonrisa que no sé si interpretar como nerviosa o genuina. —Gracias —respondo con ligereza, esperando que solo sea un cumpl
No recuerdo que fecha era, si era de día o de noche, no lo sé, quizás llovía y creo que hasta hacía un poco de frío… bueno, tampoco estoy segura. Lo que sí recuerdo con claridad es que ese día recibí el ultimátum que oscurecería mi vida.Recuerdo la carta deslizada debajo de la puerta y el sello de la universidad estampado en el sobre, solo eso; así que no me pregunten por el contenido, porque no lo memoricé. Mejor pregúntenme por cómo me sentí, porque aún me estoy sintiendo fatal.Cada noche, el insomnio se apodera de mí, devorando mis sueños. Me cuesta un mundo esforzarme en los estudios y concentrarme en clase; todo se ha vuelto tan difícil para mí... Hace más de dos meses que intento conseguir un pequeño préstamo, y me siento frustrada al ser rechazada en cada intento de encontrar un trabajo. Aceptaría cualquier cosa, no importa qué, necesito con urgencia algo que me ayude a pagar el alquiler de este apartamento y las cuotas atrasadas de la universidad. Si no lo logro, no podré vol
Desde aquí abajo se nota la clase de personas que ocupan el área VIP, la mayoría son hombres que visten igual de elegante que Murgos.Le regresa la mirada y la veo con un rostro pasivo. Creo que no hay manera que yo termine rechazando su propuesta. Muero por subir a aquella zona y conocer a todos esos hombres con rostro de chequera. Así que asiento a su invitación y nos ponemos en marcha.Luego de subir el último escalón del área VIP, veo a cuatro hombres rodeando una mesa que soporta varias botellas de vinos, todo visten trajes de etiqueta, zapatos excesivamente lucrados, peinados acicalados y un olor a tabaco que se mezcla con una suave y exquisita fragancias de Christian Dior.No nos sentamos con los radiantes caballeros, Murgos termina sentándose en una mesa que está distante a ellos. Yo me siento frente a ella sintiéndome un poco intrigada y desilusionada.—Creí que estabas con ellos —digo muy cerca de su oído, el escándalo del bar me obliga alzar la voz.—Sí estoy con ellos… Es
La idea de tener relaciones sexuales con un extraño no sonaba tan complicada hace una hora. Me da un poco de susto verle desprenderse del nudo de su corbata con tanta desesperación, como si se tratara de un león hambriento frente a una atemorizada cervatilla. No me extrañaría si, de repente, tirara un rugido y se lanzara sobre mí para devorarme con todo y ropa. Le veo desabrochar los botones de su camisa y librarse de su cinturón; tardo un poco en reaccionar para también empezar a hacer lo mismo, levanto la basta de mi sweater hasta quitármelo por completo y me quedo solo con el oscuro sostén strapless que cubren mis senos, dejando a aquel hombre embelesado por el tamaño de estos. Él no pierde tiempo y de un solo bajón se saca el pantalón, dejando a la vista un boxer blanco que se amolda hermosamente hasta la parte baja de su entrepierna, lo cual me roba el aliento, hace que pierda el susto y me hace rogar para que aquella bocanada de aire no sea lo único que vaya a tragarme esta noche
No puedo creer que Giovanni Paussini sea uno de los universitarios con mayor índice de la facultad, un hombre poco interesado en lo que se discute en clases, que nunca se le ve visitando la biblioteca, que odia los trabajos en grupo y siempre pide trabajar solo. ¿A cuántos profesores ha llegado a comprar como para alcanzar tal puntaje? ¿Qué ganaría con eso?... De seguro solo busca aumentar su ego, presumir frente a todos. —¿Cuánto dinero te ha costado alcanzar ese puntaje? —le interrogo con descaro, sin apartar mis ojos de los suyos y sin recular mi rostro. —Que coraggiosa eres para hablarme de esa formar —sisea molesto, con sus ojos exaltados. —Solo te digo tus verdades a la cara. De seguro ni siquiera sabes que significa la sigla EBITDA y ya la rectoría te ha regalado el segundo lugar en la facultad de negocios. —¿EBITDA? Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization. «Mierda… Lo sabe». EL desgraciado sonríe victorioso y con arrogancia. —A ver… ¿Qué significa NO
Hace dieciocho días que Danna me llevó con ella para vivir juntas en la casa su mamá, en una pequeña vivienda ubicada en Kensington y a cinco kilómetros de distancia del callejón donde vivía. Por acá no es tan lujosos, las personas que viven por estas calles dan un poco de miedo, al igual que la calle por las noches, el ambiente de esta zona hace que se me dificulte a la hora de dormir; mas no me puedo quejar, por lo menos aquí tengo una cama donde dormir, aunque sea la misma que en la que duerme mi amiga, no importa; no importa que todas las noches Danna decida dormir abrazada a mí y que tenga que aguantarme el acalambré en mi brazo y que babeé mi hombro, lo importante es que no estoy durmiendo en la calle.Si estoy durmiendo bajo un techo es gracias a Danna, porque si fuera por su mamá ya estaría durmiendo bajo un puente; aquella señora solo sabe verme con ojos hostiles, ya han sido varias las ocasiones que la he encontrado haciéndole expresiones venenosas a su hija: «¿Y esta cuando
«Que la sed no te haga beber del vaso equivocado», se lee en la frase que está en la parte superior del parabrisas del taxi… ¿Mensajes provenientes del gran padre celestial? Será solo coincidencia…Podría detener el viaje y pedirle al taxista que me deje justo aquí, pero ya pasé vergüenza con tan solo decir el nombre de aquel club y notar que aquel hombre al instante reconocido el lugar. Justo ahora me está observando con tanta intensidad y lujuria, como si fuese a cobrarle el tiempo que dedica al mirarme. Señor que parece diez años mayor que yo, tan delgado que hasta podría perforar el respaldar de su silla con los codos. Al notar que me está incomodando, aclara la garganta y decide hablar:—Ya casi estamos llegando.—Ajá…—Eh… Debería tener cuidado al llegar a ese lugar, no es bueno que una chica tan linda como usted esté sola por esos lados.—No necesito acompañante, estaré bien a solas.—Hubiera sido mejor que la acompañara…, por ejemplo, un novio.«¿Y este idiota hasta donde pien