Capítulo75
Le di una respuesta contundente para que perdiera toda esperanza:

—Soy una persona que solo ama el dinero. No importa si alguien es tan guapo como un dios, si no tiene dinero, él no sirve de nada.

Justo cuando terminé de decir esto, Sergio me miró.

Parece que lo escuchó.

No esquivé su mirada. Entre él y yo no podía haber nada, así que, si lo escuchó, mejor que perdiera toda ilusión hacia mí.

No soy tonta. Sus contactos físicos casuales conmigo y el hecho de aplicarme la medicina hoy, todos estos pequeños gestos me dejaban claro que este hombre probablemente estaba interesado en mí.

—Sara, eres tan superficial, demasiado superficial —dijo Marta indignada.

No respondí, ni miré a Sergio siquiera.

El teléfono de Marta sonó varias veces. Ella miró el número y dijo:

—Es Diego.

—¿Diego?

—...Sí, estoy aquí, en la zona infantil del área A del parque de diversiones. ¿Diego necesita algo?... Está bien, ven —Marta terminó la llamada y me miró de reojo—. Diego dice que te está buscando.

¿Diego me b
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