Capítulo 235
La niña corría entre las olas, recordándome a la sirenita de los cuentos de hadas. Se movía con tanta alegría, bailando sobre las crestas de las olas, girando ocasionalmente... Era algo hermoso y lleno de vida, como si no fuera una niña creada por luces, sino una pequeña real corriendo sobre las olas.

Me quedé en ese momento sin aliento mientras observaba extasiada, sin atreverme a parpadear por miedo a perderme algo. De repente, con el levantamiento de una gran ola, apareció otra figura: un niño alto que miraba con dulzura a la niña. Ella también lo miraba y, después de unos segundos, corrió hacia él.

—Hermanito, me llamo Sasa, ¿cómo te llamas tú?

Al escuchar estas palabras, mi corazón se estremeció de inmediato. Esa niña danzando entre las olas era yo.

—Hermanito, no corras... Hermano, espérame...

El niño se detuvo por un instante y extendió su mano hacia la niña. Se tomaron de las manos y corrieron juntos.

—Hermanito, estoy cansada, llévame en tu espalda.

—Hermanito, corre más rápid
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