¿Cuánto tiempo había pasado desde que Joseph se permitió aceptar al joven rubio dentro de su club? Quizá podría llamarse el beneficio de la duda para un chico extremadamente sexy que contaba con el potencial para convertirse en una celebridad dentro de lo que él manejaba. Quizá existían futuros mejores para él, pero lo único que el moreno era capaz de ofrecerle era uno donde su cuerpo se convirtiera en la herramienta que alquilaría con el fin de ganar dinero. ¿Estaba mal? Era su área y al darse cuenta de que el chico estaba de acuerdo entonces supo que las cosas irían por buen camino.Un par de años, aproximadamente, en los cuales el inexperto Royner había conseguido destacar en lo que allí se le encargaba. Era cierto que gracias a él las personas solían visitar aquel lugar con mayor frecuencia, pero para Joseph también se trataba de una realidad que nada de lo que Royner tenía ahora, incluyendo su popularidad, hubiese sido posible de no ser por el entrenamiento que este le había dado
Gemidos, placer y mucha, pero mucha pasión. Eso era lo que solía rodear al joven Royner Leblanc, un sujeto que parecía alimentarse del placer que le generaba el acto sexual. Trabajaba en un bar al cual asistían múltiples clientes de distintas sexualidades y de distintos géneros con el fin de complacer al chico y, por supuesto, conseguir que él mismo les ayudara a sentirse en el mismísimo cielo, porque a fin de cuentas era todo un experto en eso. Podrás darte cuenta de eso en el transcurso de la lectura de cada una de las líneas que redacto para ti, porque está claro que podremos llegar a entendernos bien entre tú y yo. Podemos incluso jugar a algo… ¿serás capaz de adivinar mi identidad antes de que todo acabe? Es un reto para ti, apreciado lector.Volviendo al asunto principal, tan pronto como las luces se apagaban en aquel bar todo estaba programado para que aquel sujeto representativo hiciera su lujuriosa entrada. Claro, Royner se había convertido en todo un emblema de alguien sensu
Fue el joven Leblanc quien decidió comenzar a cambiar su ropa. Era cierto que el bondage parecía ser una idea fenomenal para una actuación frente a muchas personas, pero en definitiva para una velada apasionada… ¡también lo era! Sin embargo conocía bien las instrucciones de su jefe y cuando este no realizaba ningún tipo de solicitud sobre la ropa que debía llevar comprendía que necesitaba usar una bata. No se trataba de un cliente con preferencias peculiares.Retocó rápidamente su maquillaje y acomodó sus aretes antes de salir con su preciosa bata de colores rojo y dorado. Sí, fácilmente alguien podría decir que estábamos frente a un chico cuyo sueño frustrado era formar parte de la realeza. Traía en su boca un cigarrillo, el cual tomaba con elegancia. Abrió la puerta de la habitación que podría considerarse su oficina personal y pudo ver por fin a aquella chica que solía frecuentar su bar. Un instante en el cual comprendió la razón por la cual se había solicitado que fuese con un arr
Lo desconocido es más interesante que lo conocido… Royner no tenía muchos argumentos para derrumbar semejante argumento.—Tienes una lógica bastante… interesante —una sonrisa landina se instaló en los labios del rubio demostrando que la persona frente a él definitivamente había captado su interés—. ¿Quién eres?—Ah, a ver, ¿qué parte de que lo desconocido es más interesante no terminaste de comprender? —fue entonces cuando el chico captó lo que aquel sujeto que ahora compartía mesa con él le quería decir—. Es cierto que has captado mi atención, pero creo que será interesante mantenernos en el anonimato —un guiño que rápidamente consiguió que las mejillas de Roy se ruborizaran.Era verdad que se consideraba a sí mismo como un hueso duro de roer en lo que respectaba a las conquistas, pero aquel sujeto de nombre desconocido se había abierto paso en cada una de sus defensas y justo ahora parecía tener el control de la situación. Se levantó ya que su nombre había sido llamado en vista de q
Eran muchas las veces que Roy se había permitido viajar sobre una motocicleta con algunos de sus clientes a quienes les pedía que le llevaran a casa. Él tenía su propio auto, pero la sensación de ser transportado por la misma persona con quien había pasado la noche era un fetiche que con el paso del tiempo se había abierto paso en su forma de dirigir las cosas. Habían quienes le llevaban satisfechos y otros que simplemente no querían tener más vínculos con este y le miraban mal, pero estaba en las condiciones de pago para pasar la noche con este, por lo que le daba igual si le miraban de una manera asesina o no. Esta vez, sin embargo, era diferente. Estaba siendo llevado, pero no a su casa. El piloto de aquel vehículo que se movía a altísimas velocidades era uno con quien no había pasado la noche pero quien le creaba una cantidad de sensaciones imposibles de describir. ¿Qué ocurría en el interior del ídolo de muchos? Era bastante contradictorio que incluso él ahora tuviese a alguien
Afirmaciones y peticiones subidas de tono dentro de un clima calurosamente helado. Era así, mientras las temperaturas del lugar eran bajo cero el calor en el cuerpo de los dos presentes parecía elevarse cada vez más. Había comenzado con un profundo beso que saciaba el nivel de lujuria que Royner sentía luego de haber escuchado semejante cantidad de palabras llenas de posesión… y es que durante cada segundo que se encontraron en aquel contacto el nivel de dominio y autoridad no había menguado por parte de Andrew. El castaño le dominaba en totalidad demostrándole lo sorprendente y hábil que podía llegar a ser con eso.Lentamente las caricias comenzaron y el juego de lenguas fue pasando a un despojo de prendas. ¿Cuánto había disfrutado el rubio en el instante en que fue capaz de hacer desaparecer la camiseta ajustada que traía el joven Ryder y por fin apreciar aquel torso tallado por los dioses griegos? Era un deleite para su vista, pero sobre todo para su tacto y gusto, ya que los besos
¿Cuánto tiempo había pasado mientras el chico se encontraba laborando? Era cierto que su mayor fuerte comenzaba durante la noche, tan pronto como el disco lunar saludaba al oscuro cielo estrellado, pero la contabilidad y los números eran algo que aquel chico necesitaba en su vida si realmente deseaba emprender su propio negocio, y eso hacía. Quizá no era lo más honesto, pero quedarse dentro de lo que él consideraba como su profesión le permitía mantenerse día a día y, aun así, gozar de ciertos lujos.Un par de personas trabajaban para él, dos de las cuales tan solo conocía nombres, números de teléfono y rostros, además de identificaciones. No les había conocido a la cara todavía ya que sabía perfectamente que la mejor manera de usar a estos a su favor era manteniéndose en el anonimato, aunque pronto posiblemente optaría por reunirse con ellos. Todo dependería de lo que el destino le deparara. Solo existía una manera de intervenir y era en caso de que alguno de sus trabajadores se vier
—¿A quién has traído a casa anoche? —se trataba de una voz desconocida para el rubio, pero el dolor de cabeza y su estado de recién levantado tampoco le permitían comprender del todo lo que estaba ocurriendo—. Andrew, por amor a dios, ¿con quién te estás enrollando?—Pronto le conocerás, Justin —allí estaba la voz del sujeto que generaba emociones en Leblanc. ¿Dónde estaba? ¿De verdad nuevamente estaba despertando en las propiedades del chico?—. No te apresures a los acontecimientos. Sabes mejor que nadie que no soy alguien de ocultarte las cosas.—Solo quiero que tengas cuidado con las personas que se acercan a ti, Andrew. Sabes perfectamente que no posees el mismo nivel de conocimiento que el resto de nosotros —un suspiro fue lo suficientemente audible para el rubio, quien seguía dentro de lo que le parecía ser una habitación—. Te esperaré abajo.—Voy en un momento. El desayuno está servido.Royner había conseguido sentarse sobre la cama intentando ignorar su fuerte dolor de cabeza.