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Adele.

El alfa de la manada me ha enviado a su habitación, como si yo fuera algo de su propiedad.

― ¡Déjenme salir! ―le pido a los guardas que se encuentran apostados en la puerta, como si fueran mis carceleros.

Igual que sucedió días atrás, cuando el alfa creyó que yo era culpable de intentar asesinar al bebé.

Y ahora me pregunto de qué otra cosa más creerá que soy capaz.

No, no le voy a permitir que me vuelva a hacer una cosa como esta o que me quiera llevar hasta una celda fría, al lado de los insufribles hijos de alfa Boris.

Así que creo que le daré una lección a este alfa prepotente y me saldré de aquí, después de todo y con mis reflejos mejorados al ser hija de John, el Beta más poderoso de todos, podré escaparme por la ventana.

Con cuidado me coloco sobre la cornisa sin hacer ruido y me deslizo hasta encontrar una ventana abierta, por donde me pueda escapar.

Entonces, siento un impulso muy grande, como un deseo que no sé explicar, uno que no es mío, más bien se trata