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Un rato más tarde, cuando ya han hecho la transfusión, en donde le han reemplazado la sangre al bebé por la mía, el doctor me hace la prueba de compatibilidad de médula y queda sorprendido.

―Eres compatible―me dice y yo me siento que el alma me vuelve al cuerpo y noto que el alfa también está feliz por ello, aunque me sigue viendo con recelo― ¿crees que podamos hacerlo de inmediato? ―inquiere con preocupación, pero creo que piensa que soy una debilucha.

―Hágalo enseguida, que ya me he recuperado de la transfusión que le he hecho al bebé―le aseguro y él me mira extrañado―soy una Beta y mis poderes de curación son altos―le informo al sanador y él asienta con la cabeza.

Entonces, le escucho un balbuceo que suena algo así como “igual a ella” que no entiendo a qué se refiere, pero no pierde el tiempo y me lleva a una especie de cama, al lado de la cual se encuentra mi niño.

―Esto tomará algo de tiempo y estarás sedada durante todo el proceso―me indica y luego me coloca un catéter con u