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Adele.

Dos días han pasado desde mi graduación en la academia para uno de la matriarca de la manada, cuyas clases solo sirvieron para torturarme hasta el hartazgo, y dejarme con unas ganas inmensas de quemar su garrotillo.

Han sido dos días en los que me he recluido en mi labor de niñera, atendiendo al bebé como se merece, tratando de que esté lo mejor posible, a pesar de que esa niñera sustituta pareciera que estuviera tratando de sabotear todo mi trabajo, haciendo exactamente todo lo contrario a lo que le he solicitado.

Ni modo, tendré que soportarla, hasta que pueda hablar con la matriarca para solicitarle que la reemplace, recordando que no puedo estar en la casa de la manada todo el tiempo.

“Podríamos hacerlo, si no fueras tan orgullosa”, me indica mi loba, la cual sigue de insensata como siempre.

“Y entonces, le confirmaremos lo que piensa de nosotras”, le digo, pero tal parece que no quiere entender, así que le aclaro, “que solamente estuvimos haciendo todo lo que la matria