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Punto de vista neutro.

Noah ha estado escondido, escuchando la conversación entre su madre y Boris.

Una conversación que le ha inundado las venas con ira, la cual ha tratado de controlar con todas sus fuerzas.

Porque sabe que si no lo hace, todo su plan se vendrá abajo, y todos caerán en el juego que ha armado Boris, quien sabe que nadie le hará daño y es por eso por lo que los ha estado provocando, confesando todos sus pecados, para que alguno le intente hacer daño y en el momento de ser entregado a Darkmoon, ganar la simpatía de su pueblo, al verlo lastimado por mano de su enemigo.

“No, nadie le tocará uno solo de sus cabellos, si es que eso está en sus manos”, se repite Noah una y otra vez, tratando de contenerse.

Entonces, es cuando nota la presencia de alguien más en las mazmorras, una persona inesperada y, sin embargo, alguien que tiene todos los motivos para querer acabar con el miserable de Boris.

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Noah.

Me estoy acercando a Lorena, la madre de Adele, en cuanto la he vi