Capítulo 45.

— ¡Gritos! Se oyen gritos, entremos ya.

¡Dios mío! Escuchar eso y sentir que mi alma abandonaba mi cuerpo, por supuesto que no me quedaría allí sin hacer nada. Bajé del coche corriendo y aproveché que todos estaban ingresando apresurados al lugar, yo también lo hice detrás de todos ellos y de inmediato lo pude ver.

— ¡Jesse! — grité y corrí.

Habré corrido lo que me pareció a mí una maratón, detrás mío pude escuchar a mis amigos correr para tratar de frenarme o quizás también desesperados por ver a Jesse, no lo sabía y tampoco me importaba, lo único que tenía en mente era llegar a él. En el momento en que me planté frente a él y le susurré su nombre, sus ojos se cerraron y mi corazón paró.

— ¡No! ¡Jesse despierta!

— ¡Maldita estúpida! Llegaste tarde, tu querido amor acaba de sucumbir a su destino. Te advertí que si no era mío no sería de nadie y lo cumplí.

Juana había sido capturada por uno de los oficiales pero se encontraba a pocos pasos de mí, miraba orgullosa el cuerpo golpeado de
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