*—Layonel:No podía borrar la sonrisa de sus labios.De regreso a su piso, Layonel estaba en la novena nube. Se sentía increíblemente feliz. Jamás hubiera imaginado que este incidente con Gray lo llevaría a descubrir una familia que no sabía que tenía. Después de pasar tanto tiempo solo, se sentía irreal. Sin embargo, también le daba un poco de tristeza pensar en su padre y su hermano gemelo, que no habían logrado resolver sus diferencias a tiempo. El señor Brendan parecía devastado al enterarse de la muerte de su hermano; quizás siempre creyó que su hermano estaba en alguna parte, aunque perdido. Pero saber que estaba muerto seguramente dolía mucho. Tal vez podría llevarlo al cementerio donde descansaban sus padres, para que hablara con él y encontrara un poco de consuelo.Layonel se propuso hacer eso. También decidió que debía hablar con Damien sobre lo ocurrido. Tenía ganas de pasar un fin de semana en el pueblo de donde era originaria su familia paterna, para conocer más sobre sus
*—Layonel:Los últimos días habían sido tensos y llenos de estrés. Cada día, Damien y él se desplazaban acompañados por un equipo de seguridad tanto a sus respectivos trabajos como a cualquier lugar al que debían ir. La idea de moverse solos se había vuelto imposible, y cuando estaban en casa, ni siquiera salían de ésta sin sus escoltas. Damien, en su creciente preocupación, estaba gestionando la mudanza a un nuevo lugar, argumentando que Corey sabía dónde vivían y que, aunque el edificio tenía seguridad, no confiaba del todo en las medidas actuales.Layonel entendía la paranoia de su pareja; él mismo estaba asustado. Prefería mantenerse en casa o limitar sus movimientos al trabajo, donde también había seguridad. Damien incluso le había sugerido tomarse unos días libres y refugiarse en el pueblo de Gray, hasta que la situación se resolviera, aunque Layonel dudaba de que algo tan complejo pudiera solucionarse en unos días. Sin embargo, si eso calmaba a Damien, haría el esfuerzo por irse
*—Damien:Damien había repetido una y otra vez a su padre que no lo involucrara en reuniones con sus amigos empresarios de antaño. Sabía que lo hacía con la intención de posicionarlo en su mundo, para que ganara contactos influyentes y asegurara alianzas para el futuro, pero no podía evitar la frustración. Cada vez que aceptaba una de estas invitaciones, sacrificaba su tiempo libre con Layonel. Ese día en particular, Damien había planeado pasar cada segundo con él: deseaba amanecer en sus brazos, hacerle el amor hasta saciarlo, almorzar juntos y luego volver a su nido de intimidad, pero una vez más, su padre había intervenido, insistiendo en que lo acompañara a un brunch importante con colegas de una entidad que buscaba una posible alianza. Damien entendía la importancia, pero estaba agotado de que su vida personal se viera continuamente interrumpida.Y, para colmo, no lograba sacarse de la cabeza a Corey, quien seguía prófugo y amenazando la seguridad de ellos. No importaba cuánta p
*—Damien:Entró en la comisaría con Luc y Cameron, quienes habían insistido en acompañarlo aquella tarde tras el ataque a Layonel. Los agentes lo habían convocado para tomar su testimonio, y además, Damien quería enfrentarse a Corey, quien pronto sería juzgado por sus crímenes: atacar a Gray y Layonel, evadir a la justicia y allanamiento de morada.Damien no estaba nervioso; estaba furioso. La idea de borrar del mapa a Corey con sus propias manos era tentadora, pero no iba a ensuciarse con alguien tan ruin.Un agente los guió hasta un área específica dentro de la comisaría, donde Luc y Cameron se separaron mientras Damien daba su testimonio. Relató los hechos en detalle: la orden de alejamiento que Corey había ignorado, el acoso constante, y la amenaza explícita de Corey. El agente tomó notas minuciosas de todo, y al finalizar, le permitió marcharse. Otro agente lo condujo a una sala diferente, y al entrar, Damien notó que Luc y Cameron observaban desde el otro lado de una doble pared
*—Layonel:Sentía los ojos pesados y la lengua como lija. Layonel parpadeó, y un resplandor blanco le quemó la vista. Apenas intentó mover un brazo, un dolor punzante le recorrió cada músculo, como si cientos de agujas se clavaran en su piel. Al intentar respirar, el pecho se le tensó y un jadeo suave escapó de sus labios secos. Todo a su alrededor era confuso, sus pensamientos se deslizaban como arena entre sus dedos.«¿Dónde...?», pensó, pero su propia voz sonaba extraña, ajena.El silencio fue su única respuesta, hasta que, como un golpe, los recuerdos regresaron: la cocina, el ataque inesperado, la brutalidad del momento, el dolor cegador que ahora sentía con más intensidad en su abdomen y en las manos. Un latigazo de desesperación recorrió su cuerpo; sus ojos se abrieron por completo y, a pesar del dolor, trató de moverse, de escapar de esa sensación de impotencia que le atenazaba.Pero entonces, sintió algo cálido y firme posarse suavemente sobre su muslo. Su respiración, que ha
*—Layonel:Layonel sacudió la cabeza, completamente desconcertado, tal vez por lo que había ocurrido o por los medicamentos para aliviar el dolor, pero... ¿en serio estaba escuchando a Damien decirle que terminaran?—¿Qué? —preguntó Layonel, con una sonrisa nerviosa que temblaba en sus labios, como si una parte de él se negara a creerlo—. ¿Qué acabas de decir?—Terminemos, Layonel —repitió Damien, esta vez más firme, mirándolo directamente con una expresión vacía. Esa mirada era completamente distinta al hombre que, hacía apenas un rato, había estado aliviado al verlo despertar.Layonel abrió la boca para responder, pero ningún sonido salió. Cerró y abrió los labios repetidas veces, buscando palabras que parecían haberse evaporado. ¿Cómo había llegado Damien a esa conclusión tan rápido? Apenas unos minutos atrás todo parecía estar bien, y ahora… ahora esto.—Damien, ¿de qué estás hablando?Damien se pasó una mano por el rostro con cansancio y le dio la espalda, como si no pudiera sopo
*—Layonel:Confusión era todo lo que Layonel sentía.Su mirada se perdió en el cielo azul, despejado y sereno, como si la vida estuviera decidida a recordarle que el mundo seguía girando sin importarle su sufrimiento. Cerró los ojos y bajó la cabeza, dejando escapar un suspiro. Tal vez para otros ese sería un buen día, pero para él… era solo otro recordatorio de lo que había perdido.Lentamente, su mano se deslizó hacia el costado, donde bajo la ropa ocultaba la herida que empezaba a sanar. El dolor físico era manejable, una molestia constante pero soportable. Sin embargo, el dolor en su pecho, el vacío dejado por Damien, era una herida abierta que no mostraba señales de cicatrización. ¿Cómo podía sanar algo que seguía sangrando con cada pensamiento sobre él?Había pasado una semana desde el ataque de Corey y desde que Damien lo había dejado. Para Layonel, lo primero había sido un acto de violencia irracional que podía comprender, pero lo segundo… no tenía sentido alguno. Cada vez que
*—Damien:El silencio entre ellos era incómodo. Damien sabía que su madre estaba esperando algo, quizás una disculpa, pero él no tenía la intención de ofrecerla.—Debes estar feliz, ¿no? —dijo Damien con una mueca de burla, rompiendo la tensión—. Al fin tu hijo prodigio ha vuelto al “buen camino”.Su madre suspiró, su mirada era más suave de lo que Damien recordaba, pero también cargada de cansancio.—Antes de todo lo que pasó, lo único que quería era que me dieras la cara, que tomaras mis llamadas y que habláramos como madre e hijo —dijo con serenidad—. Pero que vinieras hoy, aceptando una invitación después de tanto tiempo… eso sí me ha sorprendido.—No me digas —respondió Damien con sarcasmo.—Sé que crees que estoy feliz porque rompiste con Layonel —continuó su madre, ignorando su tono—. Pero te equivocas.Damien levantó una ceja, incrédulo.—¿No estás feliz? ¡Vaya! —exclamo Damien riéndose—. Pensé que esto era lo que querías. Ya tienes el camino libre, así que búscame una mujer c