*—Damien:Entró en la comisaría con Luc y Cameron, quienes habían insistido en acompañarlo aquella tarde tras el ataque a Layonel. Los agentes lo habían convocado para tomar su testimonio, y además, Damien quería enfrentarse a Corey, quien pronto sería juzgado por sus crímenes: atacar a Gray y Layonel, evadir a la justicia y allanamiento de morada.Damien no estaba nervioso; estaba furioso. La idea de borrar del mapa a Corey con sus propias manos era tentadora, pero no iba a ensuciarse con alguien tan ruin.Un agente los guió hasta un área específica dentro de la comisaría, donde Luc y Cameron se separaron mientras Damien daba su testimonio. Relató los hechos en detalle: la orden de alejamiento que Corey había ignorado, el acoso constante, y la amenaza explícita de Corey. El agente tomó notas minuciosas de todo, y al finalizar, le permitió marcharse. Otro agente lo condujo a una sala diferente, y al entrar, Damien notó que Luc y Cameron observaban desde el otro lado de una doble pared
*—Layonel:Sentía los ojos pesados y la lengua como lija. Layonel parpadeó, y un resplandor blanco le quemó la vista. Apenas intentó mover un brazo, un dolor punzante le recorrió cada músculo, como si cientos de agujas se clavaran en su piel. Al intentar respirar, el pecho se le tensó y un jadeo suave escapó de sus labios secos. Todo a su alrededor era confuso, sus pensamientos se deslizaban como arena entre sus dedos.«¿Dónde...?», pensó, pero su propia voz sonaba extraña, ajena.El silencio fue su única respuesta, hasta que, como un golpe, los recuerdos regresaron: la cocina, el ataque inesperado, la brutalidad del momento, el dolor cegador que ahora sentía con más intensidad en su abdomen y en las manos. Un latigazo de desesperación recorrió su cuerpo; sus ojos se abrieron por completo y, a pesar del dolor, trató de moverse, de escapar de esa sensación de impotencia que le atenazaba.Pero entonces, sintió algo cálido y firme posarse suavemente sobre su muslo. Su respiración, que ha
*—Layonel:Layonel sacudió la cabeza, completamente desconcertado, tal vez por lo que había ocurrido o por los medicamentos para aliviar el dolor, pero... ¿en serio estaba escuchando a Damien decirle que terminaran?—¿Qué? —preguntó Layonel, con una sonrisa nerviosa que temblaba en sus labios, como si una parte de él se negara a creerlo—. ¿Qué acabas de decir?—Terminemos, Layonel —repitió Damien, esta vez más firme, mirándolo directamente con una expresión vacía. Esa mirada era completamente distinta al hombre que, hacía apenas un rato, había estado aliviado al verlo despertar.Layonel abrió la boca para responder, pero ningún sonido salió. Cerró y abrió los labios repetidas veces, buscando palabras que parecían haberse evaporado. ¿Cómo había llegado Damien a esa conclusión tan rápido? Apenas unos minutos atrás todo parecía estar bien, y ahora… ahora esto.—Damien, ¿de qué estás hablando?Damien se pasó una mano por el rostro con cansancio y le dio la espalda, como si no pudiera sopo
*—Layonel:Confusión era todo lo que Layonel sentía.Su mirada se perdió en el cielo azul, despejado y sereno, como si la vida estuviera decidida a recordarle que el mundo seguía girando sin importarle su sufrimiento. Cerró los ojos y bajó la cabeza, dejando escapar un suspiro. Tal vez para otros ese sería un buen día, pero para él… era solo otro recordatorio de lo que había perdido.Lentamente, su mano se deslizó hacia el costado, donde bajo la ropa ocultaba la herida que empezaba a sanar. El dolor físico era manejable, una molestia constante pero soportable. Sin embargo, el dolor en su pecho, el vacío dejado por Damien, era una herida abierta que no mostraba señales de cicatrización. ¿Cómo podía sanar algo que seguía sangrando con cada pensamiento sobre él?Había pasado una semana desde el ataque de Corey y desde que Damien lo había dejado. Para Layonel, lo primero había sido un acto de violencia irracional que podía comprender, pero lo segundo… no tenía sentido alguno. Cada vez que
*—Damien:El silencio entre ellos era incómodo. Damien sabía que su madre estaba esperando algo, quizás una disculpa, pero él no tenía la intención de ofrecerla.—Debes estar feliz, ¿no? —dijo Damien con una mueca de burla, rompiendo la tensión—. Al fin tu hijo prodigio ha vuelto al “buen camino”.Su madre suspiró, su mirada era más suave de lo que Damien recordaba, pero también cargada de cansancio.—Antes de todo lo que pasó, lo único que quería era que me dieras la cara, que tomaras mis llamadas y que habláramos como madre e hijo —dijo con serenidad—. Pero que vinieras hoy, aceptando una invitación después de tanto tiempo… eso sí me ha sorprendido.—No me digas —respondió Damien con sarcasmo.—Sé que crees que estoy feliz porque rompiste con Layonel —continuó su madre, ignorando su tono—. Pero te equivocas.Damien levantó una ceja, incrédulo.—¿No estás feliz? ¡Vaya! —exclamo Damien riéndose—. Pensé que esto era lo que querías. Ya tienes el camino libre, así que búscame una mujer c
*—Layonel:Frosty Village era, sin lugar a dudas, un lugar que parecía sacado de un cuento de hadas. Aunque el verano le daba al pueblo un aire tranquilo y sereno, con sus casas de madera pintadas de colores suaves y los jardines floreciendo en cada esquina, Layonel no podía dejar de sentirse atrapado entre dos mundos. Por un lado, el pintoresco pueblo natal de su padre, con sus paisajes llenos de montañas cubiertas de pinos y el eco del pasado resonando en el aire fresco. Si no tuviera asuntos que atender, si su corazón no estuviera dividido, quizás se hubiera quedado allí, plantando raíces y construyendo una vida en ese lugar tan lleno de historia.Sin embargo, la otra parte de él, la que aún sentía el peso de la culpa, no podía dejar de cuestionarse: ¿y si Damien no quería regresar junto a él? ¿Y si, a pesar de todo lo que había hecho por él, lo que él sentía, lo que había sufrido, ya no era suficiente para reconstruir lo que se había roto entre ellos?Layonel suspiró profundamente
*—Damien:No había querido regresar a este lugar.Damien cruzó la entrada de su viejo apartamento, los ojos recorriendo lentamente la sala. Cada rincón le traía recuerdos de momentos bellos, cuando Layonel y él reían juntos, cuando todo parecía perfecto. Recordaba los abrazos en la cocina, las charlas largas en el sofá, las noches tranquilas compartiendo el mismo espacio. Pero entonces también llegaban las imágenes del día fatídico, aquellas que no podía dejar de revivir en su mente.Después del ataque, Damien no había tenido el valor de regresar a su casa. Se alojó en un hotel esa noche, incapaz de soportar la idea de estar allí, en ese lugar tan lleno de recuerdos y de dolor. No quería mancillar una escena de crimen, y tampoco se sentía preparado para enfrentar lo que había pasado. La policía había investigado, claro, pero eso no borraba sobre lo que paso, Layonel herido y buscando ayuda antes de desmayarse. La estufa, los armarios, el suelo cubierto de sangre… El camino de sangre q
*—Damien:Había pasado el día organizando parte de su ropa en el armario, que era del mismo tamaño que el anterior. Se dio cuenta de que, aunque tenía bastante ropa, aún quedaba mucho espacio vacío. Vacío, como él.No pensó que se sentiría tan solo en su vida. Ni siquiera cuando terminó con Corey y sufrió por aquella ruptura se había sentido así. El dolor que cargaba ahora era diferente, más profundo, como si algo vital hubiera sido arrancado de su interior. Nadie nunca lo había afectado tanto como Layonel lo había hecho.¿Era porque de todas sus parejas, al único que había amado de verdad era a él? No, no era algo del pasado. Aún lo amaba. Para Damien, Layonel seguía siendo su amado, alguien que no podría olvidar jamás.Un sonido interrumpió sus pensamientos. El timbre resonó por el apartamento, sacándolo de su ensimismamiento. Parpadeó, confundido, y se levantó del suelo, donde había estado organizando sus zapatos. Cuando el timbre volvió a sonar, el corazón le palpitó con fuerza, c