*—Layonel:
Cuando pudo recobrar el aliento luego de ser castigado por Damien, Layonel se movió un poco.
—Te di doce nalgadas —escuchó que Damien decía—. Faltaron ocho, por lo cual, ocho mil dólares se descontarán de tu sueldo y del de Cameron —terminó diciendo y Layonel se alzó rápidamente.
—¡Cameron no tuvo nada que ver! —exclamó hacia Damien y las cejas negras de este, se arquearon.
—Cameron sabe cuándo o no intervenir y te apoyo en la moción, por lo cual, ha de ser castigado por igual —informó Damien siendo muy claro.
Layonel bajó la cabeza, derrotado. Nunca quiso involucrarlo, pero al final fue así. Cuando volviera a ver a Cameron iba a pedirle perdón por ello.
—De acuerdo —aceptó, pues sabía que no podía ir en contra de los deseos de Damien una vez que este los decía.
—¿Quedó claro? —preguntó Damien y Layonel asintió para luego ponerse de pie ante su jefe.
Sus piernas temblaban y apenas podía mantener el equilibrio sobre estas. Layonel vio como Damien entrecerraba los ojos y como estos bajaban por el cuerpo de Layonel. Ante su intensa mirada, Layonel se dio la vuelta, dándole la espalda y después se miró a sí mismo. Fue un gran desastre. Su semen se deslizaba por sus piernas y Layonel no sabía qué hacer.
Esto era muy vergonzoso.
Nervioso, miró hacia atrás para ver a Damien detrás de él. La mirada de Layonel bajó hacia abajo de Damien. Había una gran mancha húmeda en sus muslos donde Layonel se había venido antes, pero eso no era lo único. Layonel pasó saliva al ver que el sexo de su jefe endurecido bajo sus pantalones y como también había una mancha en dicho lugar.
¿Se había venido igual que él? ¿Cuándo?
La mano de Damien se colocó sobre su sexo, bloqueándole la escena a Layonel quien volvió a colocarse derecho.
Demonios. Esto era demasiado candente.
Layonel dio un paso hacia los muebles y sus piernas le fallaron. Las sintió como gelatinas y tuvo que apoyarse sobre uno de los muebles frente a él para no caer al suelo. No podía recuperar el equilibrio, pero no podía sentarse, pues hacerlo mancharía la tela del sofá.
Debería colocarse su ropa e irse de allí, pero no se podía mover. Estaba muy avergonzado, pues en la posición que estaba, Damien se estaba llevando una buena vista de su trasero golpeado y de sus muslos sucios de su simiente.
Apretó las piernas con fuerza y pidió al cielo que Damien se fuera de allí pronto. No obstante, no fue así.
Sintió como Damien se ponía de pie y como luego estaba detrás de Layonel. Este pasó saliva, nervioso y se estremeció cuando sintió las grandes manos de Damien sobre la parte trasera de sus rodillas.
¿Qué diablos?
Layonel sintió en ese momento como la lengua de Damien pasaba por la cara interna de sus muslos, siguiendo un camino hacia su trasero. Su cuerpo tembló y sus manos se aferraron a los brazos del sofá mientras alzaba el culo hacia Damien quien llevó su amplia lengua hacia arriba. Cuando sintió la misma pasar por la parte trasera de sus testículos, Layonel gritó el nombre de su jefe.
—Damien… —-gimió Lay al sentir su toque.
No podía creer que esto estuviera pasando, hace unos días Damien le había dicho que no era su tipo y lo había encasillado allí como alguien del cual no estaba interesado, pero hoy, dos días después, estaba lamiendo con mucha paciencia su culo, como si fuera algo normal para él.
Layonel soltó un alarido de placer cuando la lengua de Damien volvió a moverse y esta vez pasó sobre su raja. Eso se había sentido como en el cielo y empujó su trasero hacia él mientras pedía por más.
Sintió como Damien le tomaba ambos globos con las manos y los apartaba. Su aliento volvió a estar entre sus nalgas. Sin embargo, antes de que pudiera lamerlo comenzó a escucharse la melodía de llamada de un teléfono.
Ambos se quedaron estáticos y Damien fue el primero en reaccionar. Era su teléfono.
—Gray —soltó el nombre de la persona quien llamaba y fue como un balde de agua fría cayéndole encima a Layonel.
Layonel se quedó allí en silencio tratando de pensar en que hacer ahora. Damien había tomado la llamada de su amante como si nada y debería reírse por ello, pues era obvio que esto que pasó no los iba a llevar a nada. ¿Debería colocarse su ropa o debería esperar con el culo al aire por Damien? Tragó nervioso y trató de seguir la conversación.
—No, aún estoy en mi oficina —le explicó Damien a su último amante, del cual Layonel estaba muy celoso pues era un chico muy bonito y gracioso. Era el amante con el cual Damien había durado más—. Ah, sí, está bien, espérame allá. Iré enseguida —terminó diciendo antes de cortar la llamada.
Layonel se dio cuenta de que no iban a continuar y que lo que pasó hace un rato había sido por el calor del momento. Se colocó derecho rápidamente, recobrando el equilibrio que había perdido antes. La vergüenza lo llenó y sintió sus ojos escocerse por las lágrimas retenidas. Había entendido claramente que, a pesar de que esto pasó, nada iba a cambiar entre ellos. En el momento que Damien tomó la llamada de Gray, lo había dejado claro.
Tenía que vestirse e irse de allí, pero sus pantalones estaban en el otro sofá y no quería volverse para verle la cara a Damien. Estaba muy avergonzado, sin embargo, tenía que hacerlo.
Se obligó a poner cara de póker y se volvió hacia Damien. Este tenía su expresión de siempre, aquella que tampoco mostraba nada.
—Debes irte a casa, Layonel —le ordenó Damien como si nada hubiera pasado entre ellos, pero así eran las cosas. No había nada más que la relación profesional que tenían, solo era Layonel buscando la forma de que esta cambiara, pero ya veía que no iba a pasar.
Se tragó su orgullo y le dio una ligera sonrisa.
—Está bien, señor Bates —aceptó Layonel la orden sin más.
Damien frunció ligeramente el ceño al ser llamado señor y Layonel no se hizo de esperar.
Fue hacia donde había dejado sus pantalones con su ropa interior. La erección que había tenido antes se había desinflado desde el momento que supo que Damien iba a ver a Gray. Había creído que algo había cambiado entre ellos, pero en vez de avanzar estaba retrocediendo. Layonel creyó por un momento que se atraían, pero esta solo venía de un solo lado y era el suyo.
Este momento había sido la gota que derramó el vaso. Layonel no podía continuar creyendo que algo iba a pasar entre ellos solo porque sí. Damien pudo ignorar la llamada, pero prefirió tomarla a sabiendas de que sabía quién era con el fin de dibujar la línea entre ellos definitivamente.
Layonel se cambió ante la atenta mirada de su jefe y se colocó la ropa lo mejor que pudo, pero todo su cuerpo estaba sucio y sudado, además de que la ropa estaba muy plegada, por lo cual, su aspecto era deplorable.
Cuando terminó se volvió hacia Damien quien en ese momento caminó de regreso hacia su escritorio. Lo vio recoger sus cosas rápidamente y meterlas en su maletín. Damien no dijo nada más y fue el primero en irse. Siempre era Layonel, pero seguro estaba desesperado por estar con su gran amante.
Se quedó observando su marcha con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas que dejó salir cuando salió de la oficina de Damien. Por suerte era lunes y no tenía que verle la cara hasta el martes, pero Layonel tenía que usar mucha fuerza de voluntad para no desmoronarse la próxima vez que se vean.
De regreso a casa, Layonel estaba decidido en que tenía que dejar sus sentimientos no sanos por su jefe por su propio bien. No tenía futuro, se estaba desgastando a sí mismo y estaba estancado en aquel lugar.
Lo sentía, pero ya no podía más.
Tenía que decirle adiós a Damien por su propio bien.
*—Damien:¿Qué había estado pensando al aceptar la descabellada idea de Layonel?La cabeza de Damien fue hacia atrás, golpeando el reposacabezas de su vehículo.No podía creer que tal idea hubiera salido del ingenuo Layonel. ¿Nalgadas? Aún no podía superar lo que había hecho.La vista de Damien fue hacia su mano derecha, la cual aún sentía escociendo.Las nalgas de Layonel siempre habían sido del agrado de Damien, eran llenas y de un color pálido. Cuando lo revisaba los domingos, las ganas de tocar su culo nunca lo dejaron ser, pero al fin lo había hecho y debía decir que se sentía maravillosamente bien.Eso no era lo único que se sintió bien.Damien cerró los ojos y reprodujo en su mente los recuerdos de lo que pasó hace un rato.Sus gemidos eran música para sus oídos y como llamaba su nombre con su dulce voz había sido magnífico. Layonel era una tentación andante y no entendía cómo es que había durado tanto tiempo sin comérselo. Seis años era mucho tiempo y aunque no lo había sabore
*—Lay:Todo había cambiado.Habían pasado dos semanas desde aquel día en que le pidió a su jefe que lo castigara con nalgadas y Layonel podía decir con mucha seguridad de que la relación entre Damien y él había cambiado para peor. Apenas se hablaban, solo lo hacían cuando Layonel llegaba al trabajo y cuando tenía que reportarle sus supervisiones. Cuando sucedían los reportes, Damien hablaba con palabras cortas y nunca lo miraba a la cara. Siempre parecía ocupado y estaba cada vez más alejado de él. Los últimos dos domingos que pasaron ni lo revisó como de costumbre, parecía ya no importarle con quien perdiera Layonel su virtud.Layonel sabía que había metido la pata al pedirle tal castigo y lo que hicieron cruzó fuera de la raya. Su relación no volvería a ser igual y Layonel ya comprendía que no podía volver a cruzar esa línea que ya estaba definida. Eran jefe y empleado y la actitud de estas últimas semanas de Damien lo definía muy bien.Dolía y mucho, pero Layonel no podía hacer más
*—Lay:Ahora que había decidido sacar de la vida a Damien, tenía que comenzar a buscar trabajo. Aprovecharía que no trabajaba en horario normal para comenzar a esparcir su hoja profesional en algunos trabajos que había encontrado en una página de empleo y asistir a entrevistas. Cameron le estaba ayudando a buscar trabajo también, pero este le dijo que mejor hablara con Uriel, pues había escuchado que este necesitaba a alguien en su empresa.Por lo cual, dada esta información, Layonel iba a hablar con su amigo y decirle la verdad, sobre el porqué de su repentina decisión. No obstante, a diferencia de Cameron, cuando Uriel escuchara lo que pasó entre Damien y él, iba a echar fuego por la boca e iba a exigir muchas explicaciones.Cameron parecía haberle dicho a Uriel que Layonel quería hablar con él, ya que este estaba escribiéndole más de lo normal y llamándolo, no obstante, era ignorado por Layonel quien aún no se había decidido si decirle o no hacerlo.Sin embargo, por mucho que quería
*—Lay:Layonel suspiró aliviado, pero también se quiso desmayar.¿Qué hacía con Uriel en la cama? Layonel no podía creer que había dormido con su mejor amigo. Sin embargo, parecía ser el caso. Ambos estaban desnudos bajo las sábanas, además de que Layonel había sentido su endurecido miembro presionando entre sus nalgas y sentía el cuerpo hecho una mierda.—¿U-Uriel? —lo llamó Layonel porque no podía seguir devanándose la mente preguntándose si pasó o no pasó.Vio como los párpados de Uriel se movían y como dos preciosas joyas azules se mostraban después. Los ojos de Uriel parpadearon varias veces hasta que enfocó su mirada en él.—Lay…—¿Qué hicimos anoche? —quiso saber Layonel sintiéndose desesperado porque la idea de ellos durmiendo juntos no era muy bella.Layonel vio como las cejas de Uriel se alzaban y como este lo miraba con confusión por un largo rato hasta que una sonrisa maliciosa surcó en sus labios. Uriel se inclinó hacia él para volver a abrazarlo.—¿Te duele el culo? —le
*—Damien:Debía de ser una maldita broma de mal gusto.La mirada de Damien recorrió el cuerpo de Layonel sentado en la gran mullida cama de su primo Uriel. Estaba completamente desnudo y lo podía decir porque la sábana que le había cubierto el cuerpo antes cuando estaba acostado ahora se había deslizado al sentarse y podía ver claramente su pelvis desnuda.¿Qué diablos había pasado entre estos dos?Uriel, Luc y él tenían una cita esta mañana para desayunar juntos, pero el muy imbécil no había estado contestando a sus llamadas y mensajes, por lo cual Luc obligó a Damien a buscarlo y cuando estaba llegando recibió un mensaje de Uriel diciendo que iría más tarde, pero no iba a hacer el camino en balde así que subió a sacarlo de la cama, pero ahora comprendía porque no había estado atento al maldito teléfono.Una puerta se abrió y Damien miró hacia esta para ver a Uriel saliendo completamente desnudo del baño con una pequeña toalla secándose el cabello. Pudo notar que Layonel no tuvo ning
*—Damien:Se reunieron con Luc y desayunaron juntos mientras hablaban de sus últimos negocios. Damien habló poco porque lo sucedido esta mañana le había afectado y por más que fingiera que estaba bien, no lo estaba. Su pecho le dolía y no podía dejar de pensar en Layonel con Uriel. Era su culpa, que esto hubiera sucedido era su culpa por haber actuado como un imbécil con el chico y si este decidía alejarse de él renunciando, no tendría más remedio que aceptarlo, pues se lo tenía merecido por como actuó con Layonel.—Parece que alguien está de muy mal humor —escuchó que decía Luc luego de un largo rato hablando.—Encontró a Layonel en mi cama —informó Uriel como si nada.—¿Qué? —preguntó Luc sorprendido—. ¿De qué diablos hablas?—Encontró a Layonel en mi cama —volvió a repetir Uriel y Damien vio como Luc se quedaba viendo al hombre con confusión hasta que su expresión se relajó, pareció comprender lo que Uriel trataba de decir.—Vaya, esa sí que es una noticia interesante —murmuró Luc.
*—Lay:Hace unos días Layonel había decidido dejarse ir y había bebido de más, por lo cual se había emborrachado y había perdido un poco la mente. Cuando volvió en sí era otro día y se encontró en la cama de su mejor amigo Uriel, a pesar de que nada pasó entre ellos, si pasó otra cosa.Layonel miró el vaso de cristal que contenía el Midori que había pedido.Nunca se imaginó que Damien iría al apartamento de Uriel y que los encontraría en una incómoda situación, y lo decía porque ambos habían estado desnudos y cualquier que los viera pensaría que se habían acostado, más porque el idiota de Uriel salió del cuarto de baño con su sexo erecto.Había creído que al ver esto Damien actuaría por fin, que dejaría de huir y lo reclamaría como suyo, pero a pesar de que se vio un poco enfadado, Damien también se mostró indiferente y pareció no importarle que Layonel y Uriel se hubieran acostado.Cuando lo llevaron a su casa, Uriel bajó con él y lo primero que le dijo fue que no se devanara los ses
*—Lay:No sabía cómo traer el tema de la renuncia a colación.Había pasado una semana desde su cita y desde que tuvo la resolución final de que, si quería conseguir algo, debía de alejarse de su jefe para ello. Sin embargo, Layonel aún no tenía idea de cómo hacerle saber a Damien de que planeaba renunciar.Antes de él, había escuchado que los asistentes iban y venían porque nadie había aguantado trabajar para Damien y estar exponiéndose en los clubes. Quizás era por esto que Damien estaba tan agradecido con él, porque había estado a su lado todo este tiempo sin quejarse. Tal vez Damien se enfadaría, pero si Layonel era sincero y explicaba el porqué de su renuncia, quizás entendería que lo hacía por su propia paz mental.Deberían tener esa conversación ese día, era miércoles y estaba en el Dove, por lo cual, si Damien aceptaba su renuncia, debería hablar con los managers de cada club para notificarles su pronta salida y comenzar a buscar su reemplazo.Después de hacer sus tareas como s