*—Damien:Mientras caminaban por el salón de la fiesta, Damien sentía una mezcla de nervios y determinación. No era solo una cuestión de formalidades; para él, esta era una oportunidad de reafirmar ante su familia quién era. Quería que todos supieran que él, un hombre abiertamente homosexual, podía tener una relación decente, seria y feliz, sin los estereotipos o prejuicios que algunos podían albergar.—Mis abuelos estarán en el salón principal, seguramente rodeados de todos —comentó Damien mientras entrelazaba su mano con la de Layonel, sintiendo el calor de su pareja, lo cual lo tranquilizaba un poco—. Estos no tienen problema con que Luc y yo seamos homosexuales, más bien, nos aceptan, pero esta es la primera vez que les presentaré a mi pareja —expresó dándole una mirada de amor a Layonel, quien asintió, apretando su mano en señal de apoyo.—No te preocupes, estaré a tu lado todo el tiempo —dijo Layonel con una sonrisa cálida, que calmó los nervios de Damien.Damien sonrió, sintiend
*—Layonel:La expresión de Layonel se tornó pálida al ver a Corey en la fiesta, y su corazón se hundió al ver que Damien lo llevaba de la mano. ¿Qué hacía el exnovio de Damien allí?Sin pensarlo, Layonel se excusó apresuradamente con Uriel y salió tras ellos. Una vez afuera, los buscó con urgencia. El aire fresco de la noche apenas lo calmaba y sus pasos se apresuraban en busca de respuestas. Cuando finalmente los encontró, su corazón se detuvo por un momento al ver la escena dolorosa ante él: Damien estaba siendo besado por Corey.Layonel sintió como si un cuchillo le atravesara el pecho. Sabía que el beso había sido forzado y que Damien había tratado de detener a Corey, pero el dolor que sintió era insoportable y su corazón dolió más cuando Corey comenzó a hablar recalcando que Damien era suyo y que los padres de este nunca iban a aceptarlo. Cada palabra que Corey había pronunciado resonaba en su mente, afianzando una herida que se negaba a sanar.No entendía por qué esto le dolía t
*—Damien:No sabía dónde estaba Layonel.Damien miró alrededor del salón, sintiéndose desesperado y frustrado. Un instante antes, Layonel estaba a unos pasos de él, y al siguiente, había desaparecido sin dejar rastro. Damien maldijo en voz baja, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de él. Salió al aire libre de nuevo, la noche fresca, contrastando con el calor de su preocupación.Sacó su teléfono y trató de llamar al número de Layonel, pero pronto se dio cuenta de que no había visto a Layonel con su teléfono en ningún momento. Era probable que lo hubiera dejado en casa. Damien gritó de frustración y devolvió el teléfono a sus pantalones, sintiendo una creciente desesperación.Al menos Corey había desaparecido. Alguien había alertado a la seguridad del lugar, y el chico problemático había sido sacado de inmediato. Sin embargo, el problema con Layonel seguía sin resolverse, y eso lo atormentaba.Damien miró hacia el enorme jardín a un lado de la gran mansión de sus abuelos. En ese in
*—Layonel:La noche pasó sin más sobresaltos, y ambos disfrutaron de la compañía del otro, compartiendo momentos de paz y ternura. La ciudad dormía mientras el coche avanzaba por las calles iluminadas. Layonel, sentado en el asiento del copiloto, no podía evitar fijar su mirada en Damien, quien conducía de regreso al Pent-house que ambos compartían. La luz suave de los faros acariciaba el rostro de Damien, resaltando sus facciones con una serenidad que solo Layonel parecía ver.Layonel se permitió una pequeña sonrisa, sintiendo el peso de la conversación de esa noche, pero ahora con un nuevo sentido de alivio. Todo lo que había temido se desvanecía lentamente, y el amor de Damien lo cubría como un escudo protector.—Te estás quedando dormido —murmuró Damien, sin apartar la vista del camino, pero con una sonrisa juguetona en los labios.—Solo estaba pensando —respondió Layonel suavemente, aun con los ojos fijos en él—. En lo afortunado que soy de tenerte.Damien le lanzó una rápida mir
*—Layonel:Damien era, sin lugar a dudas, un obsesivo en la cama. Su control y su deseo de hacer que Layonel alcanzara el máximo placer no conocían límites. Con cada movimiento, con cada toque, dejaba claro cuánto lo anhelaba y cuánto lo adoraba.Las manos de Layonel se aferraron con fuerza a las sábanas con desesperación, sus gemidos resonando en la habitación, entrecortados por el placer que lo inundaba. Gritaba el nombre de Damien, una y otra vez, perdiéndose en las olas de éxtasis que lo atravesaban.En esos momentos, Damien tenía su cabeza entre las piernas de Layonel, su lengua recorriendo con habilidad el lugar más íntimo de su cuerpo. Layonel apenas podía pensar, sus caderas temblaban y su respiración se volvía cada vez más errática. Las palabras de Damien, dichas horas antes, resonaban en su mente: “Espero que estés preparado para lo que viene, Layonel”. Y ahora, más que nunca, eso se sentía como una verdad absoluta.Cada lamida, cada caricia, estaba cargada de deseo, Damien
*—Layonel:Hacer el amor con Damien fue maravilloso. Estar en sus brazos y envuelto en su calor, era como estar en un refugio donde todo lo demás dejaba de existir. Ver sus expresiones, los leves cambios en su rostro mientras se dejaba llevar por el placer, era un espectáculo íntimo que Layonel jamás olvidaría. Sentir cómo sus manos lo recorrían, cada toque encendiendo chispas de deseo en su piel, lo hacía estremecerse de la cabeza a los pies.Damien tenía una forma única de hacerle el amor, intensa, pero al mismo tiempo llena de ternura. Cada movimiento parecía calculado para llevar a Layonel a un lugar donde la realidad se desvanecía y solo quedaban ellos dos. El roce de sus labios, la presión de sus caderas, el ritmo creciente de sus respiraciones, todo estaba perfectamente sincronizado, creando una sinfonía de sensaciones que los envolvía.Y claro, Damien también tenía otras formas de hacer las cosas divertidas…Layonel recordaba vívidamente cómo, el otro día, había sido despertad
*—Damien:No había una mejor manera de despertarse de la forma que había sido despertado.Una sonrisa divertida curvó los labios de Damien al sentir la suave y húmeda caricia de unos labios inocentes sobre un lugar mágico: su pene. Era una sensación que lo sacaba lentamente del sueño y lo arrastraba hacia una placentera realidad.Damien abrió los ojos y miró hacia abajo. Su cuerpo estaba cubierto por la sábana, pero no necesitaba levantarla para saber quién le estaba dando una mamada a esas tempranas horas de la mañana. El toque de su amado era único, inconfundible. A través de la tela fina, podía ver la cabeza de Layonel subiendo y bajando, cada movimiento enviando oleadas de placer por su cuerpo.—Layonel, vas a matarme —susurró Damien, su voz ronca por el sueño y la excitación.Movió una mano hacia abajo, metiéndola por debajo de la sabana, para tomar la cabeza de Layonel, pero sintió algo extraño. Espera, ¿Acaso era? Damien rápidamente tomó el borde de la sábana y lo apartó, revel
*—Damien:Cuando Damien despertó de nuevo, estaba solo. Layonel no estaba. Aunque se asustó al principio, pronto se tranquilizó diciéndose a sí mismo que todo estaba bien. Después de todo, había tenido la mejor noche de su vida junto a Layonel; era imposible que él lo hubiera dejado así.Se bajó de la cama y miró el reloj de la mesa, que indicaba que eran las 11 de la mañana. Layonel seguramente ya estaría despierto, quizá jugando con Benito o preparando el desayuno que estaba a destiempo. Decidió salir a buscarlo.Cuando salió a la sala, Benito estaba acomodado en su torre, profundamente dormido. Anoche, después de hacerle el amor a Layonel por primera vez y verlo dormirse en sus brazos, Damien se había acercado a vigilar a su gatito. Como si Benito entendiera que necesitaban tiempo a solas, se había quedado tranquilamente en la habitación que Layonel había usado antes.—Hola, Benito —lo saludó Damien, acercándose. Alzó una mano y le acarició la barbilla, haciendo que el gato ronrone