*—Lay:Estaba tan feliz y dispuesto a darlo todo en su nuevo trabajo.Layonel Robbins, llamado cariñosamente Lay por sus amigos cercanos, había conseguido un empleo a tiempo completo y muy formal. Lay iba a ser el asistente de un gran empresario que tenía una larga cadena de clubes nocturnos, aunque el horario era loco por así decirlo y tenía que trabajar los fines de semana, Lay estaba dispuesto a todo con tal de conseguir un buen salario de forma honorable. La paga era muy buena y tenía la facilidad incluso de tener un trabajo a medio tiempo si deseaba, puesto que comenzaba a trabajar desde las seis de la tarde hasta las dos de la mañana, si, un loco horario, pero situaciones desesperadas necesitaban medidas igual de desesperadas.Sus padres habían muerto cuando era un adolescente y entre las deudas que estos dejaron, las deudas que había adquirido durante su juventud para pagar sus estudios y algunas deudas extras, lo habían agobiado tanto que había tenido en su momento como cuatro
*—Lay:Era un hombre que seguía siempre las reglas, puesto que odiaba que la gente lo señalara con el dedo y fallar no estaba en su vocabulario. Era por esto que siempre hacia lo que su jefe, Damien Bates, decía, incluyendo cumplir su pedido de siempre, aquel que solo sucedía los domingos cuando…—Te estoy esperando, Layonel —dijo Damien Bates fuertemente al ver que Layonel seguía en el mismo lugar luego de reportar su visita al Oscuro, el cual era el club nocturno para homosexuales que supervisaba cada domingo.Layonel hizo una mueca y le dio una mirada a su jefe, quien se veía impaciente y esperaba por este.No quería ceder, últimamente se estaba haciendo el difícil, pero era más porque su corazón no podía seguir soportando esto. Su jefe seguía dándole alas, pero a su vez, seguía desapareciendo cada noche con sus amantes.Ya no sabía que pensar.—Las reglas deben seguirse y recuerda que día es hoy, Layonel —insistió su jefe Damien con su profunda voz que hacía que cualquier que la e
*—Damien:¿Cuánto más podría aguantar?Su mano rodeó su grueso pene y comenzó a moverla por toda su hinchada longitud, masturbándose y sintiéndose maravillosamente bien. Había estado endurecido toda la noche, más bien, los domingos siempre pasaba lo mismo, pues era el día que tenía que hacer esa descabellada supervisión.¿Por qué se hacía esto? Aquel caliente chico estaba a su merced, pero era un maldito cobarde que no quería dar el paso y tomar lo que estaba en bandeja de plata.Layonel siempre le había interesado y su deseo por corromperlo cada día, mes y año que pasaba crecía considerablemente. Las ganas de empujarlo contra su escritorio y meter su polla contra su rosácea raja lo tenían desesperado. Tenía el culito más lindo que había visto en su vida y era por eso que siempre esperaba con ansias los domingos. Ver sus blanquecinas nalgas y su rosáceo agujero lo ponían a mil y las ganas de metérsela solo crecían cada vez que tenía que revisar si había sido o no mancillado en el Club
*—Lay:Sus días siempre eran muy tranquilos, Layonel podía decir que a pesar de las deudas y de que vivía en un sitio de perros, tenía una buena vida. El trabajo no exigía mucho de él y no tenía una gran vida social, por lo cual, vivía muy en paz.Tampoco se metía con nadie o al menos eso era lo que creía.Era un día normal de trabajo, era domingo por lo cual estaba otra vez supervisando en el Club Oscuro. Había hecho el inventario de las bebidas y de los alimentos, además de ello, había hecho un recorrido antes de que el club llegara a su apogeo, por lo cual ahora estaba en el bar tomando un trago ligero con Cameron, el manager de este.Miró hacia Cameron, quien era un hombre bastante alto de tez oscura gracias a su etnia mezclada entre afroamericano y latino. Cameron era más viejo que él, tenía 40 años y era homosexual. Este tenía otras tendencias de las cuales Lay no quería saber tantos detalles, pero a pesar de esto, eran buenos amigos. Más bien, Cameron se había convertido en su
*—Lay:Ya no se sentía a gusto trabajando para Damien.Después de aquel día en donde Damien le dijo que no era su tipo y que Layonel se percató de que nunca iba a pasar nada entre ellos, se sentía desganado y tener que ver a Damien lo hacía peor. No lo odiaba, pero tampoco quería verlo. Sin embargo, tenía que hacer su trabajo bien hasta el final de sus días.El único día en que trabajaba y que se quedaba más tiempo de más en los clubes era el domingo, pero era más por Cameron que por otra cosa. Siempre aprovechaba sus visitas para hablar con él. A veces se veían para comer los días que tenían que trabajar y los días que no, cenaban juntos. Cualquiera pensaría que tenían algo, pero, aunque Layonel podía pasar como su tipo de chico, Cameron nunca había cruzado la línea con él y lo agradecía.Había hecho su recorrido en el club, no viendo algo diferente desde la última vez y esta vez decidió no revisar las cámaras, dejando que sea Cameron que se encargará de ello. No quería volver a mete
*—Layonel:Parpadeo confundido. ¿En verdad había escuchado a su jefe diciéndole que se acercara al? ¿Qué se sentará sobre su pelvis?—Acuéstate sobre mi regazo —expresó su jefe más claro y la vista de Layonel fue hacia dicho lugar. ¿Acostarse sobre él? Eso era… Layonel apretó las manos en puños y dio un paso hacia él, pero antes de que pudiera hacerlo, Damien alzó una mano, deteniéndolo—. Antes de, quítate los pantalones y la ropa interior —le ordenó.Layonel así lo hizo. No era la primera vez que se desnudaba ante Damien, pues cada domingo tenía que hacer desaparecer sus pantalones y ropa interior para mostrarle su lugar más oculto, por lo cual le resultó fácil. Sin embargo, siempre le daba la espalda a Damien, esta vez estaba de frente a él.Vio como los ojos azules de Damien se enfocaban en su pelvis. ¿Estaba viendo su polla? Su sexo era de un tamaño regular y nunca se avergonzó por ello, pero si admitía que se sentía avergonzado de que alguien como Damien, tan grande y masculino,
*—Layonel:Cuando pudo recobrar el aliento luego de ser castigado por Damien, Layonel se movió un poco.—Te di doce nalgadas —escuchó que Damien decía—. Faltaron ocho, por lo cual, ocho mil dólares se descontarán de tu sueldo y del de Cameron —terminó diciendo y Layonel se alzó rápidamente.—¡Cameron no tuvo nada que ver! —exclamó hacia Damien y las cejas negras de este, se arquearon.—Cameron sabe cuándo o no intervenir y te apoyo en la moción, por lo cual, ha de ser castigado por igual —informó Damien siendo muy claro.Layonel bajó la cabeza, derrotado. Nunca quiso involucrarlo, pero al final fue así. Cuando volviera a ver a Cameron iba a pedirle perdón por ello.—De acuerdo —aceptó, pues sabía que no podía ir en contra de los deseos de Damien una vez que este los decía.—¿Quedó claro? —preguntó Damien y Layonel asintió para luego ponerse de pie ante su jefe.Sus piernas temblaban y apenas podía mantener el equilibrio sobre estas. Layonel vio como Damien entrecerraba los ojos y como
*—Damien:¿Qué había estado pensando al aceptar la descabellada idea de Layonel?La cabeza de Damien fue hacia atrás, golpeando el reposacabezas de su vehículo.No podía creer que tal idea hubiera salido del ingenuo Layonel. ¿Nalgadas? Aún no podía superar lo que había hecho.La vista de Damien fue hacia su mano derecha, la cual aún sentía escociendo.Las nalgas de Layonel siempre habían sido del agrado de Damien, eran llenas y de un color pálido. Cuando lo revisaba los domingos, las ganas de tocar su culo nunca lo dejaron ser, pero al fin lo había hecho y debía decir que se sentía maravillosamente bien.Eso no era lo único que se sintió bien.Damien cerró los ojos y reprodujo en su mente los recuerdos de lo que pasó hace un rato.Sus gemidos eran música para sus oídos y como llamaba su nombre con su dulce voz había sido magnífico. Layonel era una tentación andante y no entendía cómo es que había durado tanto tiempo sin comérselo. Seis años era mucho tiempo y aunque no lo había sabore