Eli salía de la casa, con un vestido corto color blanco ajustado a su cuerpo, unos zapatos negros de aguja, una chaqueta de cuero del mismo color. Su pelo largo suelto y su bolso. Caminó hasta las rejas y pronto apareció un coche negro Audi frente a ella. Jonas bajó con una sonrisa y le dio dos besos.—Estas preciosa. — halagó—Gracias, tú también estás muy guapo. — él sonrió y cogió de la mano.—Adelante, bella dama. — le abrió la puerta del coche y ella entró.Jonas puso el coche en marcha y salió de allí rumbo al restaurante. Él se mantenía mirando al carretera, mientras ella, miraba por la ventanilla. No sabía que contarle o como empezar la conversación, se sentía nueva en las citas. Cuando llegaron, él como todo un caballero la ayudó a salir del coche. Ella agarrada a su brazo, caminaron juntos hasta el interior del restaurante. —Buenas noches, señores. ¿Tienen reserva? — preguntó el camarero con amabilidad.—Si, a nombre de Jonas Walker. — dijo él inglés.El camarero miró el
Eli se había quedado tranquila tras contratar a Jonas como su abogado, quería hacer un convenio con Dante, cómo cualquier pareja hace cuando se separan. Ella se sentía mucho mejor no verle, aunque le echaba de menos, le extrañaba y deseaba tenerlo como una vez lo tuvo. La culpa fue de los dos, los dos se equivocaron, los dos cometieron el error. Nunca se mantuvieron juntos en esos momentos que más tenían que estarlo y ella sabía que tenia parte de culpa, pero él también la tenía. Ahora ella se encontraba en el jardín junto a sus hijos merendando, junto a su hermano y cuñada, como una familia. Eli era muy familiar, no era de discotecas, alcohol ni nada de eso. Era más de estar en casa y ver pelis hasta la madrugada. Su teléfono comenzó a sonar y ella lo cogió sabiendo quién era. Jonas tenía que informarla de cómo fue la conversación con él y que él pidió verla.—Hola, ¿Cómo estás? —Pues bien, fui a ver a Dante y bueno todo bien. Él aceptó firmar, pero con una condición. — ella arr
Eli estaba sin creer lo que había escuchado, se había puesto pálida. No imaginaba que Dante la hubiera citado para decirle aquello, lo miraba indecisa, sin palabras.—¿Me has querido ver para esto? — preguntó la joven, soltando las palabras. —Eli, no quiero estar separado de ti. Hemos estado un año alejados. — exclamó. —Sé que he hice daño, que no te apoyé. Pero debes entenderme, yo no tenía miedo a perderte. —Ambos cometimos errores, los dos. — corrigió. —Pero tú debes estar con Carolina, ella es feliz a tu lado. —Ya no estoy con ella, ella se alejó cuando con hablé. — Eli abrió sus ojos como platos. —Ella lo entendió e incluso lo sabía. —Pero tú debes estar con ella, Carolina te necesita. — él no entendía. —Búscala y hazla feliz.—¿Me estas pidiendo que vuelva con ella? — Eli asintió. —¿Ya no me amas? —No me van los chantajes. — levantó su ceja en advertencia. —Yo me alejé para que fueras feliz con ella.—No entiendo. —¿Por qué? —Porque ella está enferma, Dante. — él arrugó su
Dante se metió en la ducha, dejó a Carolina durmiendo en el sofá. Lo bueno que en casa de ella, tenía ropa de la veces que había dormido allí. El agua golpeaba su cuerpo fuerte, relajando sus músculos. Hoy era la cena y de solo pensar que iba a ver a Eli con otro, le quemaba el alma. No quería ni imaginar que se acostaba con él... Ella era de él y de nadie más, Eli era de él y ningún otro, se la iba a quitar.Salió del baño con una toalla enredada a su cintura, con su torso mojado y las gotas de agua, cayendo por su cuerpo. Fue hacia el clóset y cogió un pantalón pinza color beige, un polo blanco. Cuando estuvo vestido, la puerta de la habitación fue abierta. Él miró y se encontró con Carolina, este la sonrió y se acercó a ella.—¿Cómo te encuentras? — preguntó acariciando su mejilla.—Estoy mejor. — respondió. —¿Dónde vas tan guapo?—Vamos. — corrigió y ella arrugó su ceño. —Iremos a cenar todos a un restaurante.—Vale, entonces iré a la ducha. — él asintió.—Yo te espero. — le dio
Dante desayunaba en el jardín, el sol había salido, pero el frío seguía intacto. En su cabeza solo existía Elisabeth, no podía sacarla de la cabeza. Era como si le hubiera hechizado, aunque ya lo estaba.Desayunaba con la mirada perdida, pensando en como recuperarla. Él jamás se había rendido y no lo iba hacer ahora.Dejó el mundo de la mafia una temporada, por culpa de su memoria. Pero una a descubrir que le pasó a su coche, no iba a quedar con los brazos cruzados.Escuchó unos pasos y miró de reojo, encontrándose con la figura de su hermano, que se sentaba a su lado.—Buenos días, hermano. — saludó Dimitri, sacándole de su mundo. —¿Cómo estás?—Bien, ¿Y tú? —Bien también. — respondió. —Te veo serio y perdido. —Estoy pensando en Eli. — reconoció. —En como recuperarla y que ese tal Jonas me la quite. — Dimitri sonrió.—Que yo sepa no son nada. — Dante le miró con una ceja alzada. —Según su hermano, solo son amigos y que Jonas se fijó en Carolina.—Vaya, se fija en muchas tías. — ex
Dante la observaba atonico, no se esperaba escuchar aquello y mucho menos, verla así vestida para él. Caminó hasta ella sin quitar la mirada de su cuerpo, cerró la puerta con cerrojo, se puso detras de ella y besó su cuello. Eli cerró los ojos al sentir los labios del ruso sobre ella, excitándola. La giró y puso frente a él, mirándola a los ojos y sin previo aviso, la besó. Llevándola hasta el sofá, ella puso sus manos en el pecho duro de él y le apartó.—Ahora mando yo, Dante Ivanov.— dijo ella, con voz seductora y le empujó al sofá dejándole sentado. —Ahora soy yo, la que te dará el placer.—Me dejo guiar por ti. — respondió con una sonrisa.Eli no respondió, directamente se puso encima de él, con sus piernas a cada lado del ruso y lo besó. Dante puso sus manos sobre los muslos de ella y subió por su espalda y desabrochó el sujetador. Se deshizo de el y sus pechos desnudos, estaban frente a él. Se apartó de su boca y mordió sus pezones, Eli soltó un gemido al sentirlo. le agarró del
Los siguientes días, Dante y Eli se habían acercado un poco más, aunque aún no habían retomado de nuevo su relación. Eli aún tenía esa espinita al pensar en Carolina, ella estaba enferma y estar junto a Dante era lo que ella más deseaba. Carolina había demostrado ser una mujer dulce y encantadora. La daba mucha pena apartarla de Dante, ella más que nadie la entendía. Ella estaba en el despacho de su hermano colocando unas cosas en el mueble, distraída y con su cabeza sumergida. Que no notó que alguien había pasado al despacho, ella no había escuchado los pasos, el sonido de la puerta. —Una sorda, me escucharía más que tú. — la voz de Jonas, hizo que Eli pegará un brinco del susto. —A ti te matan en un abrir y cerrar de ojos. —Jonas, te voy arrancar la cabeza. — respondió ella levantándose del suelo y yendo hacia él. —¿No sabes llamar? — le dio un pequeño golpe con el libro en el brazo.—Lo siento, pero los sustos molan más. — bromeó. —Y más viendo tu cara.—Muy gracioso. — exclamó
Dante salía de la casa junto a Dimitri y su cuñado, los tres caminaban totalmente serios y con ese porte frío. Llevaban un traje negro, camisa blanca y zapatos italianos. Dante quería averiguar quién fue el qué saboteo su coche, quién cortó los frenos de su coche. No lo iba a dejar de lado, por culpa de ese ser. Él perdió todo, a su hijos y en amor de su mujer. Aunque él había perdido su memoria, había perdido tiempo con esos angelitos que hizo con Elisabeth. Aunque ellos, también tenían parte de culpa por tanto rencor y egoísmo. Los tres subieron al coche y salió rumbo hacia el lugar de los hechos. Quería saber si había alguna huella, o algún recuerdo que él haya podido borrar de aquella noche. Se había metido con el mafioso equivocado, él podía ser alegre, cariñoso o incluso amoroso. Pero eso no quitaba el hecho de que era mafioso y uno muy peligroso. Todo le temían y quién lo hacia, lo hacía por la espalda.Lo que más le dolía, es de haber estado alejado de sus hijos y no reco