Elisabeth, aún no creía que Dante estuviera frente a ella, pero le veía serio y distante. Tenía ganas de abrazarle y decirle lo mucho que se arrepentía, que lo quería mucho. -¿Puedo pasar? - su voz ronca le erizó la piel.-Si, claro. - le dejó espacio para que pasara. Dante pasó y miró el salón, pero no había rastro de los niños. Escuchó la puerta cerrarse y se giró.-¿Quieres tomar algo? - el negó.-No, quiero ver a mis hijos. - respondió tajante.-Claro, voy a ir a por ellos. - tragó saliva. -Estan jugando.Eli dejó a Dante en el salón y fue por los niños a la habitación de ellos. Cuando entró, nos pequeños estaban sobre una cama de juguete en el suelo. Los cogió y los puso cada lado de su costado y salió de la habitación. Dante al verles, dejó caer unas lágrimas. Se había perdido mucho de ellos, perdió la memoria y no recordó a sus hijos. Pero gracias a su hermano y ex cuñado, pudo saberlo. Cogió a los pequeños y les sonrió, dejando besos sobre sus mejillas.-Que grande estáis,
Dos días exactamente habían pasado, Eli cómo prometió, de mantuvo alejada. Primero, porque le dolía ver a Dante con otra mujer y segundo, porque ella estaba enferma. La daba pena que ella estuviera enferma y le parecía extraño que Dante con lo listo que era, no se haya dado cuenta. Tal vez lo sabía y se hacía el tonto hasta que ella le dijera, pero Eli ahora no pensaría en eso. Ella era madre de dos nenes y su vida hacia cambiado por completo, ya tenía un responsabilidad muy bonita. Su hermano, se aconsejaba. Le decía que buscará a un hombre que la quisiera, que no se machacara tanto con Dante. Todos le decían lo mismo, que Dante en el momento que recordará, iría hacia ella. La joven bajó las escaleras y se encontró con su cuñada con el ordenador encima de sus piernas. La americana se acercó a ella y se sentó a su lado. —Hola, bella durmiente. — dijo Abby con una sonrisa. —Habras dormido bien.—La verdad es que es que no, no paro de pensar en Dante y en como recuperar su perdón. —
Dante estaba en el salón esperando a Elizabeth, tenía que ir a recoger a los niños. Ella se mantuvo alejada de él para no sufrir, verle con otra le rompía el alma. Ve como él ha rehecho su vida y ella aún le sufría, le lloraba como una estúpida. Ella después de todo, habló con un hombre, le pareció atractivo, pero no iba a correr el riesgo de volver a sufrir y muchos menos cuando en su corazón había otro hombre. Alex apareció en el salón, Dante giró su rostro y vio a su amigo. El ruso arrugó su ceño, no imaginó que Alex apareciera. Este se levantó del sofá y se acercó a él.—¿Que haces aquí? — preguntó con un apretón de manos. —¿Pasó algo?—No, tranquilo, todo está bien. — respondió con una sonrisa. —Vengo a recoger a los niños, es un favor que mi hermana me ha pedido. —¿Por qué no ha venido ella? — preguntó curioso.—Quiere estar alejada de ti, no quiere sufrir y verte con otra. — este asintió. —Ayer me contaron que ella había ligado, que un inglés la coqueteó. — el ruso hizo una
Eli salía de la casa, con un vestido corto color blanco ajustado a su cuerpo, unos zapatos negros de aguja, una chaqueta de cuero del mismo color. Su pelo largo suelto y su bolso. Caminó hasta las rejas y pronto apareció un coche negro Audi frente a ella. Jonas bajó con una sonrisa y le dio dos besos.—Estas preciosa. — halagó—Gracias, tú también estás muy guapo. — él sonrió y cogió de la mano.—Adelante, bella dama. — le abrió la puerta del coche y ella entró.Jonas puso el coche en marcha y salió de allí rumbo al restaurante. Él se mantenía mirando al carretera, mientras ella, miraba por la ventanilla. No sabía que contarle o como empezar la conversación, se sentía nueva en las citas. Cuando llegaron, él como todo un caballero la ayudó a salir del coche. Ella agarrada a su brazo, caminaron juntos hasta el interior del restaurante. —Buenas noches, señores. ¿Tienen reserva? — preguntó el camarero con amabilidad.—Si, a nombre de Jonas Walker. — dijo él inglés.El camarero miró el
Eli se había quedado tranquila tras contratar a Jonas como su abogado, quería hacer un convenio con Dante, cómo cualquier pareja hace cuando se separan. Ella se sentía mucho mejor no verle, aunque le echaba de menos, le extrañaba y deseaba tenerlo como una vez lo tuvo. La culpa fue de los dos, los dos se equivocaron, los dos cometieron el error. Nunca se mantuvieron juntos en esos momentos que más tenían que estarlo y ella sabía que tenia parte de culpa, pero él también la tenía. Ahora ella se encontraba en el jardín junto a sus hijos merendando, junto a su hermano y cuñada, como una familia. Eli era muy familiar, no era de discotecas, alcohol ni nada de eso. Era más de estar en casa y ver pelis hasta la madrugada. Su teléfono comenzó a sonar y ella lo cogió sabiendo quién era. Jonas tenía que informarla de cómo fue la conversación con él y que él pidió verla.—Hola, ¿Cómo estás? —Pues bien, fui a ver a Dante y bueno todo bien. Él aceptó firmar, pero con una condición. — ella arr
Eli estaba sin creer lo que había escuchado, se había puesto pálida. No imaginaba que Dante la hubiera citado para decirle aquello, lo miraba indecisa, sin palabras.—¿Me has querido ver para esto? — preguntó la joven, soltando las palabras. —Eli, no quiero estar separado de ti. Hemos estado un año alejados. — exclamó. —Sé que he hice daño, que no te apoyé. Pero debes entenderme, yo no tenía miedo a perderte. —Ambos cometimos errores, los dos. — corrigió. —Pero tú debes estar con Carolina, ella es feliz a tu lado. —Ya no estoy con ella, ella se alejó cuando con hablé. — Eli abrió sus ojos como platos. —Ella lo entendió e incluso lo sabía. —Pero tú debes estar con ella, Carolina te necesita. — él no entendía. —Búscala y hazla feliz.—¿Me estas pidiendo que vuelva con ella? — Eli asintió. —¿Ya no me amas? —No me van los chantajes. — levantó su ceja en advertencia. —Yo me alejé para que fueras feliz con ella.—No entiendo. —¿Por qué? —Porque ella está enferma, Dante. — él arrugó su
Dante se metió en la ducha, dejó a Carolina durmiendo en el sofá. Lo bueno que en casa de ella, tenía ropa de la veces que había dormido allí. El agua golpeaba su cuerpo fuerte, relajando sus músculos. Hoy era la cena y de solo pensar que iba a ver a Eli con otro, le quemaba el alma. No quería ni imaginar que se acostaba con él... Ella era de él y de nadie más, Eli era de él y ningún otro, se la iba a quitar.Salió del baño con una toalla enredada a su cintura, con su torso mojado y las gotas de agua, cayendo por su cuerpo. Fue hacia el clóset y cogió un pantalón pinza color beige, un polo blanco. Cuando estuvo vestido, la puerta de la habitación fue abierta. Él miró y se encontró con Carolina, este la sonrió y se acercó a ella.—¿Cómo te encuentras? — preguntó acariciando su mejilla.—Estoy mejor. — respondió. —¿Dónde vas tan guapo?—Vamos. — corrigió y ella arrugó su ceño. —Iremos a cenar todos a un restaurante.—Vale, entonces iré a la ducha. — él asintió.—Yo te espero. — le dio
Dante desayunaba en el jardín, el sol había salido, pero el frío seguía intacto. En su cabeza solo existía Elisabeth, no podía sacarla de la cabeza. Era como si le hubiera hechizado, aunque ya lo estaba.Desayunaba con la mirada perdida, pensando en como recuperarla. Él jamás se había rendido y no lo iba hacer ahora.Dejó el mundo de la mafia una temporada, por culpa de su memoria. Pero una a descubrir que le pasó a su coche, no iba a quedar con los brazos cruzados.Escuchó unos pasos y miró de reojo, encontrándose con la figura de su hermano, que se sentaba a su lado.—Buenos días, hermano. — saludó Dimitri, sacándole de su mundo. —¿Cómo estás?—Bien, ¿Y tú? —Bien también. — respondió. —Te veo serio y perdido. —Estoy pensando en Eli. — reconoció. —En como recuperarla y que ese tal Jonas me la quite. — Dimitri sonrió.—Que yo sepa no son nada. — Dante le miró con una ceja alzada. —Según su hermano, solo son amigos y que Jonas se fijó en Carolina.—Vaya, se fija en muchas tías. — ex