Al día siguiente, Dante estaba en el jardín desayunando. La oportunidad que ella le había dado, no iba a desperdiciarlo, había quedado con ella en su casa y la estaba esperando.Escuchó unos pasos y se giró feliz, pero su sonrisa se borró al ver a su ex prometida.—¿Qué haces aquí? —exclamó serio.—Vaya, veo que no era la persona que esperabas. — dijo y se metió un trozo de uva en la boca. —¿Cómo estás?—¡Sal de mi casa, Danielle! —advirtió. —No eres bienvenida en mi casa, solos causas problemas.—No me iré, volví para recuperarte. — esté rió sin gracia. —Jamás me rendiré, sé que me amas.—Lo que eres, es pesada. — la apartó. —Ya no te amo, estoy interesado en otra.—¿Por la cardíaca? —él la cogió del cuello.—Ten cuidado, no vaya a usar tu corazón para ella, no me toques la polla. Puedo sacar tu corazón, estando tú viva. — ella tragó grueso, se asusto.Ella se lanzó a besarlo, Eli pasó en ese momento y lo vio todo. Su corazón se rompió, unas lágrimas salieron de sus ojos. Dante apart
Eli tenía los brazos cruzados, esperando que Dante le contara todo, reconocía que estaba celosa. Danielle era hermosa y estuvo con él y él estuvo enamorado de ella, Dante la miraba con temor, a que no le creyera.—Nena, te juro que yo te estaba esperando, cuando ella cruzó la puerta y creí que eras tú, pero no.— sensuró. —La dije que se fuera, pero ella se me lanzó. Nena, te juro que no hice nada...—Te creo. — lo interrumpió y él la miró soltando el aire contenido. —Sé que esa mujer va detrás de tí, como una gata en celo. — él sonrió con su comentario.—Jamás te traicionaría, jamás te engañaría con ninguna. — dijo sincero y ella lo besó, se dejó llevar por sus labios cálidos y dulces. Él era pasión y sensual. —Me encanta tenerte en mis brazos, eres el ángel, que cayó en mi vida para mejorarla.—No, Dante, yo no quiero cambiarte. Cuando alguien te gusta, te gusta tal y como es; con sus defectos, sus bobadas, todo. — la mirada azul del ruso, la miraba con anhelo. —Yo no quiero que cam
—Me estoy dando cuenta, que te gusta la ensalada de frutas. — dijo con ternura. —Ya sé con qué chantajearte, cuando no me des lo que deseo. — se burló y ella sonrió.—Tú en cambio solo tomas café. — dijo señalando la taza. —¿No te gusta comer? O ¿Es que no te levantas con apetito?—No, solo me acostumbré a levantarme, beber el café y correr a la empresa. — respondió.—Eres un hombre entregado al trabajo. — pinchó un trozo de fruta y se lo llevó a la boca del ruso, él gustoso aceptó. —Tienes que llenar el estómago y el café no te llena, te espabila.—¿Vas a cuidarme? — dijo sonriendo.—Pues te diré una cosa, quiero que todas las mañanas desayunes y si me entero que no lo hiciste, me enfadaré contigo, ruso gruñón. — él se carcajeo.—¿Me estás amenazando, americana del demonio? — la siguió la broma.—No, es una advertencia. — corrigió y el ruso la robó un beso y empezaron a desayunar. Dante obedeció la petición de Eli. Iba a desayunar todos los días, ella se preocupaba por él.Tal vez ha
Eli tenía que avisar a su hermano, sacó el móvil de su bolso y marcó el número de Sergey, que no tardó en contestar.—Dime Eli. — dijo con voz ronca y sería.—Solo te quería avisar que me quedaré hasta mañana con Dante. — Sergey no lo creía.—¡¿Te has vuelto loca?! — alzó la voz, y Eli tuvo que apartar el teléfono de su oreja. —¡Quiero que vuelvas!—No voy a ir, pasa tiempo con Abby, soy mayor de edad y yo decido por mi vida. — colgó.—Sergey sigue sin perdonarme, ¿No? — ella asintió. —No quería perder su amistad. —Te perdonará. — afirmó. —Él también echa de menos vuestra amistad.—Hablaré con él y lo arreglaré o al menos eso espero. — la castaña solo sonrió.**************************Llegó la noche, cenaron y vieron la tele abrazados. Fueron rumbo a la habitación, Eli estaba nerviosa . Estas junto al ruso, metidos en el cuarto y dormir en la misma cama. Dante fue a su clóset y la dejó un pijama de él, aunque le quedará grande. Ella se fue al baño y se cambió. Cuándo salió, vio a Da
Eli estaba en la cama, el médico la revisaba, mientras Dante estaba a un lado mirando al doctor. Dante nunca estuvo en esa situación y el susto que se llevó, no fue pequeño. La miró y no quería perderla, no ahora. Eli merecía vivir, merecía vivir y cumplir sus sueños, era su ángel americano. —¿Cómo está? — preguntó preocupado. —Se pondrá bien, ¿verdad? —Eli, necesitas dormir. — le dijo el médico. —Hablemos fuera, señor Ivanov. —el ruso asintió. Dante Cerró la puerta y fue con el doctor hasta el despacho, para no ser interrumpidos. —¿Qué pasa, doctor? — preguntó. —¿Cómo está ella? —Verá, señor Ivanov. —suspiró.—Ella está mal, cada vez peor. El problema de corazón que Elisabeth tiene, es delicado. —el rubio cerró sus ojos con fuerza. —El medicamento que ella está tomando, no la hacen nada, necesita un corazón nuevo. —Doctor, ¿Qué es realmente la falla cardíaca? —preguntó interesado. —La insuficiencia cardíaca, es una afección en la cual el corazón no puede bombear sangre rica en
Dejó caer su cuerpo, apoyado en la ventana corredera de cristal. Sus piernas flexionadas con la copa en la mano y la otra mano en la cabeza, esa cabeza que tenía acumulado miles de cosas. Quiere gritar, llorar, matar. El dolor se acumulaba en su pecho, no podía dejarla morir, no iba a dejarla morir. Las lágrimas salían por sus ojos azules, ya no podía contenerlas. Esa rabia, esa rabia se acumulaba en su cuerpo, por este mundo injusto. Donde las personas que más merecían vivir, morían. Eli, su bella americana, era su maldito ángel y no iba a dejarla morir, él iba hacer lo imposible, para salvarla la vida. De repente sintió una mano posarse en su hombro, asustado se giró y vio la figura de su hermano pequeño. Rápido limpió las lágrimas y Dimitri se sentó a su lado en el suelo. —¿Qué pasa, Dante? —preguntó el moreno. —¿Por qué lloras? —No sé que hacer, no sé cómo empezar. — susurró ahogando un Sollozo. —Ella se merece vivir, Dimitri y no puedo hacer nada. —Dimitri no entendía nada. —
Eli despertó a la mañana siguiente y Dante no estaba a su lado, su lado de la cama está vacía y fría. Se levantó de la cama y fue al baño y tampoco estaba. Salió del dormitorio y bajo las escaleras de mármol, una mujer estaba limpiando. —Buenos días, ¿has visto a Dante? —preguntó la americana. —No, señora. —respondió con desdén. —Tal vez buscó a otra. —Eli se río. —Lo dudo, ya que duerme conmigo y está la mayor parte conmigo. — salió del Salón y fue al despacho. Lo buscó por toda la casa y el ruso no estaba por ninguna parte, subió las escaleras y se vistió. No podía saber dónde estaba, pero era raro que él no la haya dejado una nota. Salió de la mansión y unos de los escoltas del mafioso, se ofrecieron para llevarla a la casa de su hermano. Cuando llegó, su hermano y Abby desayunaban, cuando la pareja sintió su presencia la miraron y Eli se puso junto a ellos. —¿Todo bien? —preguntó su hermano sirviéndose café. —¿Por qué tienes esa cara? —Nada, Dante no está en toda la casa. —
Años atrásAlexander llevaba dos años en la mafia y se ha convertido en el más temido. Alex era ruin con todos y sobretodo para defender a su familia, se metió en el mundo de la mafia para salvar a su hermana, ya que necesitaba un corazón nuevo y costaba mucho dinero. Aunque su padre fuera empresario, el corazón costaba una fortuna y él quería ayudarlo. Su hermana merecía vivir y ser feliz, daría lo que fuera por ella. Alex se hizo llamar "el destructivo" Por ser tan miserable con todo y todos. No media su tortura al matar, le daba igual que fueras hombre o mujer, te mataba de igual manera. Nadie de su familia sabían a lo que se dedicaba, ni siquiera su novia Abby, que llevaba tiempo con ella. Lo tenía todo muy escondido, trabajaba con su padre, pero su lado oscuro lo tenía en secreto. Después de hora de trabajo, llegó a su casa y todo estaba en silencio, era algo extraño. Pero de repente, escuchó a su hermana hablar con alguien, se giro y la vio hablando por teléfono. Se quitó la c