XI

Júpiter.

La molestia me la notaron todos a leguas, entonces decidí encerrarme en mi oficina para distraerme con dispositivos de rastreo y micrófonos para los operativos. Creo que esta situación me enfurece más a mí que a Natasha.

La deseé desde que era novia de Logan, yo era un perro callejero y ella un filete jugoso. No me notaba, para ella era una equis, un cero a la izquiera, un lápiz blanco en la caja de creyones... Todo sinónimo de desimportancia.

Cuando se alejó de Logan, busqué una excusa para irme yo también y le pedí trabajar con ella, cosa que claramente aceptó.

Al sentirse deprimida por una necesaria decisión que tomó, me tocó estar para ella en toda circunstancia, y de un momento a otro me aproveché de eso para follarmela, obvio.

El placer carnal es mutuo y aunque Logan Presley me pagaba el triple de lo que gano ahora, no me arrepiento de ve

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