El primer encuentro que tuve con Catalina Fermín fue hace cinco años en Michoacán, Anessa me había mandado a una misión, y ésta debía llevarse a cabo en uno de los antros más caros, pero famosos de toda la comarca.
Y ahí estaba Catalina, trabajando de pool dancer con sus mayas negras de reed con un hilo negro debajo de éstas, su cabello suelto y corto en ese tiempo, sus tetas descubiertas con los pezones erectos y un collar de púas adornando su cuerpo. Los billetes eran parte de su fuente de oxígeno más cercana.
Habían otras bailarinas mostrando muchas partes más que ella, pero Catalina fue quien captó mi atención aquella noche. La noche del Choegoui him no podía quitarle los ojos de encima, supe disimular mi asombro al verla. Me dejó bastante anonadado verla dentro de esto del mundo criminal.
Parece que a la tipa le gusta lo prohibido,
Catalina.—Oye— una chamaca de unos catorce años llama mi atención—, ¿Has visto a Daisy? Van tres días que no la veo...—Oh, lo siento— le digo con un pesar no tan fingido—. Ya la adoptaron, no tuvo tiempo de despedirse.—Lo mismo dijeron de Karina hace como un año— baja la comisura de sus labios—. Bueno, espero que le vaya bien con su nueva familia.La niña me da la espalda y se larga a su habitación.Es que aquí les hacemos creer a las niñas que son huérfanas y que están en un orfanato, o que sus padres nos pagaron para que las tengamos aquí durante un tiempo indefinido. La mayoría de ellas le agarran repudio a sus padres y se acostumbran a estar aquí.Y Daisy era
Helenna.Nuestros errores son una carga que llevaremos toda la vida aunque nos arrepintamos de ellos, siempre van a quedar esos recuerdos tormentosos del monstruo que fuimos.Desde pre-adolescente he metido la pata hasta el fondo. Me escapé para una fiesta cuando claramente mi madre no me tenía permitido asistir, ahí me echaron algo en la soda y no fui consciente de nada más sino al día siguiente.Desperté en la casa donde había sido la fiesta, un olor putrefacto entre alcohol, cigarro y heces rondaba por el aire. Sentía un fuerte dolor en mi parte íntima, tanto que me costó un infierno levantarme.¿Qué había pasado? Sólo rondaban por mi memoria pequeños flashback míos bailando con un hombre, conversando con él mientras bebía una cerveza negra y yo un refresco. No había consumido alcohol, no comprendía por qué me desenfoqué de tal forma.Salí de esa oscura habitación donde me e
Graham.Me mantengo inexpresivo con mi cabello alborotado, mis ojos azules sin su brillo usual y la mirada perdida mientras juego con una pelotita, haciendola rebotar en un punto del piso para que de ahí vaya a impactar contra la pared y luego regrese a mi mano abierta. No sé cuantas horas llevo haciendo esto.He perdido la noción del tiempo, Catalina me trae la comida todos los días, encontrandose con la comida anterior intacta cada vez que viene. Zahori intenta venir a hablar conmigo, diciendo que puedo desahogarme con ella, la ignoro.Nadie entiende cómo me siento, nadie puede decir que me entiende cuando ni yo mismo sé quien soy... No sé quien soy sin ella. No sé quién soy sin sus besos, sin sus ojos marrones, sin su sonrisa con sus dientes perfectos, sin su existencia.Siento que soy un
Zahori.Las luces de la calle parpadean hasta quedar completamente apagadas. Logan y Carlo nos hacen señas desde los camiones, es aquí cuando debemos actuar.Son las nueve de la noche, la hora perfecta para atacar porque, según Catalina; a esta hora las niñas están bajo los efectos del DEMV.Natasha y yo empujamos el container de la basura hacia un lado y bajamos los pequeños escalones que nos llevan al cuarto donde se supone que deberíamos colocarnos ropa desechable como si fuesemos a entrar a un quirófano.Abro las puertas metálicas con el triángulo llave inglesa y avanzamos por el oscuro pasillo.—Ya podeis devolver la electricidad— le dice Natasha a Carlo por medio del micrófono infiltrado en el cuello de su braga enteriza.Las bragas enterizas fueron mi creación hace dos años cuando era parte de Los Leviatanes. Su tela es de fibra téxtil de kevlar
Último capítulo de la primera parte.Graham.Entreabro los ojos y los cierro nuevamente al sentir los párpados pesados, no obstante, siento el cuerpo pesado cuando intento removerme y una inquietud en la mano, por lo que parpadeo varias veces hasta obtener una mejor visión del panorama.Me encuentro con una frazada blanca cubriendo de mi vientre para abajo y una aguja de cateter en mi muñeca, percatandome de que me están suministrando suero antiofílico via intravenosa. Con dificultad, logro acomodarme, quedando casi sentado sobre la cama de hospital con cierta molestia.—Chale, muñeco— capto la voz de Zahori a mi izquierda, por lo que giro el cuello lentamente con una mueca de dolor. Me pesa toda la anatomía—. Casi no la cuentas.&mdas
Hola, lector, quiero agradecerte por haber llegado hasta aquí. ¡Por Dios, te amo!Ni creas que todo termina aquí, pues el extraño mundo de Danger high voltage tiene continuación, la cual encontrarás en mi perfil bajo el título de "Toxic waste alert"¿Por qué la historia está dividida en dos libros? Eso es sólo en esta plataforma, querido amigo. Resulta que si colocaba las dos temporadas juntas, el precio de la historia sería menos accesible, ya que es algo larga. Entonces, decidí dividirla.¿Quieres una razón para ir a comprar la segunda parte? Te voy a dejar acá el prefacio.Oh, y te aseguro que la segunda parte está más buena que la primera:))La ira de Natasha se ha ocultado con el paso de los años, pero es como una vibora hambrienta que arrazar&aacut
Natasha.Camino a paso lento con los ojos cubiertos por una tela blanca, sus sedosas manos me recorren desde atrás el cuello hasta la cintura sobre la fina tela de mi vestido.—No sabes cuanto te extrañé— me susurra al oído.Aún con la vista bloqueada, me doy vuelta y busco el cierre de su pantalón con desespero.—No hay afán— aparta mi mano con delicadeza—. La diversión apenas comienza.Arranca mi vestido, dejandome con una simple prenda de hilo blanco, mis pezones erectos quedan al aire y mi respiración se agita. El calor se intensifica por la cercanía de nuestros cuerpos y la falta de ventilación. Ignacio asciende un camino de besos desde mi ombligo hasta mi cuello.Quita la venda y parpadeo un par de veces para ver con claridad, la habitación está oscura y lo unico que permite ver los alrededores es lo amarillento de las llamas de los velones. Se tira sobre
Natasha.Enciendo un puro y me acuesto en la cama mientras observo como el humo se disipa en el aire, acaricio la joya que adorna mi pecho y casi ni quepo de la dicha.—Tu madre está aquí— avisa Catalina, entrando al cuarto, cruzada de brazos.Me levanto y salgo al pasillo.—¿Julieta ya se fue?— le pregunto.Ella me confirma y termino de bajar a la sala, la mujer de treinta y siete años se levanta de mi sofá de piel de serpiente apenas me ve.—El tabaco da cáncer— me dice—. Y ya no estás pequeña para andar desnuda por todas partes.Suelto una risa irónica, camino hasta el sofá individual y cruzo las piernas, le doy como dos caladas más al tabaco y lo hundo en el cenicero de la mesa de cristal.—Uno— le muestro el dedo índice— si eres puta, teneis más posibilidades de contraer una ETS, que ser fumadora y llegar a tener cáncer—