El momento llegó, se preparó a la espera de que esa mujer llegara en donde había sido citada, no sabía si realmente aparecería en el lugar en donde quedaron en verse, pero seguía aferrado a la esperanza de verle. Aunque sea deseaba conversar con ella unos minutos, tenía demasiada curiosidad por ver su rostro en persona, saber si ella era atenta, distraída, o por el contrario demasiado fría. Tal vez lo más acertado era que fuera su personalidad dura como una roca, después de todo no dudó al abandonarlo. Nunca antes se sintió tan nervioso, ni siquiera durante su primera presentación. No existía forma de explicar todo lo que pasaba en su interior. Quería que las cosas salieran bien. Le hizo señas a la mesera para que le trajera la carta, miró un largo rato todas las opciones infinitas que se ofrecían allí, pero nada le llamó la atención, así que se limitó a tomar un café bien cargado, a la espera de su orden hizo acto de presencia a una mujer. Era su madre. —Hola, tú debes ser Etha
—¿A dónde has ido? —¿Eh? No pensó jamás que Luna lo llamaría y le pediría saber en dónde se encontraba, tuvo un flashback del pasado y volvió al presente con rapidez, ahora todo era tan diferente. —Mi padre no podrá pasar buscando a la niña al colegio y yo estoy en la oficina terminando unas cosas, no me dará tiempo de ir a buscarle, deberías encargarte. ¿Podrás hacerlo? —emitió soltando el aire con brusquedad. —Vale, lo haré. —¿Estás bien? No parece que lo estés —se atrevió a decirle y él sacudió la cabeza. —No me ocurre nada, pasaré por Hope, no te preocupes —aseguró colgando la llamada.Luna se quedó mirando la pantalla de su teléfono, le colgó de pronto; algo raro estaba pasando, tal vez tenía que ver directamente con el asunto de su madre biológica, sabía que habían concertado un encuentro pero no el día ni la hora. Algo le decía que se habían visto, tenía ese presentimiento. Puede que estaba al final equivocada, no estaba segura de nada. Luna se recargó de su asiento gir
Esa noche, Luna y Ethan volvían a estar solos. Después de que Warren fuera por Hope. Su exesposo estaba silencioso, pensó que comenzaría a insistir y recordarle descaradamente lo que hicieron la noche anterior, pero en lugar de eso, se encontraba sin decir una sola palabra, como si algo le ocurriera, ella tenía miedo de tocar el tema, no había razón para meterse en sus asuntos; al final no le concernía, pero seguía interesado por saber qué era lo que realmente le sucedía, ese motivo por el que se miraba también tan dolido. —¿Hago cena para los dos? No estoy segura...—No tengo apetito. Luna ya no pudo más y se sentó en el sofá. —¿Puedo saber lo que te ocurre? —¿Cómo pudo ser tan dura conmigo? Es peor que Elena. Al menos ella me dio mucho tiempo cariño, pero de la mujer que es mi verdadera madre no he recibido más que una mirada fría y desértica. Tal vez ni siquiera debí preguntar por ella y mucho menos buscarla. No ha válido la pena, en absoluto —resopló. Luna no supo qué decir,
Ethan, comenzó a sentirse un poco mal durante la madrugada, temblaba de los pies a la cabeza y sus dientes castañeando sin parar, probablemente había pescado un resfriado un virus extraño o cualquier otra cosa que impedía que se sintiera tranquilo. Cualquier cosa que estaba alterando su sistema, lo tenía demasiado mal, intentó levantarse de la cama, pero solo pudo hacer el amago, volvió a caer sobre la colcha, derrotado por el malestar terrible que se adueñó de cada célula de su ser.Apretó los párpados con fuerza porque al encender la luz le molestaba en su globo ocular, asesinaba con fiereza sus orbes. Lo único que se le ocurrió en ese momento y le parecía correcto era llamar a Luna quién estaba en su habitación o seguramente se quedó en la sala terminando algunas cosas del trabajo, en todo caso la llamaría para que le ayudara con lo que tenía. —¿Qué sucede? No sé si sabes que estamos en la misma casa no hay necesidad de llamarme al teléfono ¿Te ocurre algo? Dime en qué te puedo a
De esa manera Luna se quedó en el sillón de su habitación, aunque era cómodo, le apetecía más dormir en la enorme cama que tenía su exmarido, pero prefería mantener la distancia lo más que pudiera. —Luna, hay suficiente espacio en la cama, podemos dormir aquí los dos, no te quedes en el sofá, al final no es tan cómodo. —¿Ah no? —parpadeó en medio de la oscuridad —. Disto de lo que dices, se me hace bastante cómodo y puedo pasar la noche aquí, no es como si no he dormido hasta en el suelo. De hecho, en mi antigua casa una vez dormí en una delgada colcha. —Supongo que no vas a aceptar. ¿Cómo se supone que vas a saber si me pongo mal si estás tan lejos? —Eres tan exagerado. Todavía si te pones muy mal, me puedes hablar. No me digas que perderás la voz. —Eres tan difícil. ¿Quién diría que esa joven se convertiría en alguien tan ruda? —Las situaciones te hacen así, he pasado por mucho, suficiente para convertirme en lo que ves. Duérmete, ¿aún tienes calentura? —¿Cómo podría saberlo
"Querida, Luna. Estás herida conmigo, sé que sigues odiando todo lo que hice, que no fui una buena persona, aún así, quiero tener la oportunidad de tener tu perdón, no importa el tiempo que te tome, lo aceptaré. Al final yo he sido la única que fallé, por eso merezco que no me dirijas la palabra, que me veas con malos ojos. Lo siento mucho. Me ha costado redactar esto pero también ha sido bueno desahogarme con algo que espero puedas leer cuando te sientas preparada, no estás obligada a responderme en caso de que lo estés leyendo ya. Solo quiero que todo mejore y pueda tener un bebé saludable y fuerte. Ha sido difícil para mí seguir adelante con el proceso, incluso con el apoyo de tu padre, me siento tan sola, a menudo pienso que la decisión de quedarme en la compañía fue un error. En mi antiguo trabajo no me habría conseguido este problema tan grande. No lo considero como parte del destino porque pude haberlo evitado. Una vez te dije que me gustaría tenerte el día en que tuviera
—¿Por qué tienes un cubrebocas y dónde está mamá? —le preguntó la pequeña subiéndose al puesto de copiloto. —Estoy usando esto porque tengo gripa y no quiero contagiar a nadie, menos a ti, tu madre me ha pedido que pase buscándote, ha de ser que se le ha presentado alguna emergencia. ¿Acaso no estás alegre de verme? —cuestionó y la chica le mostró su mejor sonrisa. —Sí, ¿hoy sí vamos a comer helados? —¿Eso quieres? —¡Sí! Me lo merezco papá, he tenido una buena calificación en el examen de matemáticas —presumió mostrando la hoja con la puntuación y él acarició su coronilla.—En ese caso vamos a pasar por la tienda de juguetes, debería darte algo mejor que un helado.—Juguetes... —repitió maravillada con la idea, era lo que más le gustaba después de todo. —Sí, te compraré lo que tú desees en esa tienda, antes le marcaré a tu madre para que no se preocupe y sepa dónde estaremos —alcanzó el móvil y le llamó, sin embargo no recibió respuesta de su parte y solo le quedó intentar más ta
Estaba demasiado asustada, Luna no tenía idea hacia dónde se estaban dirigiendo, solo era consciente de que la camioneta se estaba metiendo por un lugar en donde habían demasiados baches, y eso le dejó saber o al menos orientarse un poco, de que tomaban una ruta lejana a la ciudad. Tenía los nervios a flor de piel, no sabía qué rayos podría sucederle, pero sí que su padrastro era capaz de hacer cualquier cosa, por eso temía por su vida. Luna sabía que no le serviría de nadar rogar, porque ese hombre no tenía corazón, siempre fue malvado con ella, fue un infierno vivir a su lado por tantos años, ahora regresaba a su vida con la intención de vengarse de manera absurda, porque ella nunca fue la mala de los dos, era una víctima y volvía a caer en sus garras. —Guido, ¿a dónde vamos? Deberías dejarme ir, prometo que no diré nada, haré de cuenta como si esto no está sucediendo, es mi palabra y la cumpliré. El hombre la miró otra vez por el espejo retrovisor y deslizó una sonrisa maléfica