PasadoEl joven Baxter avanzaba por las calles de la ciudad, pensando en los problemas que se presentaban en su casa día tras día, era el pan de cada día; a esas alturas ya tendría que haberse acostumbrado, pero todavía no podía lidiar con todo lo que acontecía, era extremadamente difícil para él. Ni hablar de todo lo que debía hacer, la responsabilidad de la universidad cada día aumentaba y la presión de su padre no tenía final. Era demasiado joven para hacerse cargo de la compañía, todavía no estaba preparado para lo inevitable, siendo hijo único, no había opción. —Oh, lo siento —chocó con una joven que tropezó y cayó al suelo. Esa muchacha no tuvo ni un poco de cuidado y ahora estaba tirada allí. No tardó demasiado en alargar la mano para ayudarla a incorporarse, la chica vaciló al instante y finalmente accedía a su ayuda. Cuando volvió a estar en pies, parecía bastante avergonzada por lo acontecido, entonces él quiso aligerar la tensión. —¿Estás bien? Yo sí lo estoy. Esto le p
Durante el camino le extendió la invitación de ir a comer a lo que se le antojara. Warren estaba incrédulo por la elección de la joven, que en lugar de pedir comer en un restaurante suntuoso, prefirió la comida callejera. Lejos del ambiente que concurría, Warren se sintió incómodo haciendo eso que no solía. Incluso lejos de lujo, las formalidades, el protocolo y los trajes, se la pasó genial; la chica resultó ser alguien divertida, quién también era bastante conversadora y agradable. —¿Vienes a menudo por aquí? me parece que te conoces todas las calles.—Digamos que cada que me pueda dar una escapada, lo hago, aún así no me puedo dar el lujo de que sea siempre. Es preferible... —se frenó en seco porque se dio cuenta de que estaba hablando de más, eso eran unos asuntos que no le concernía en absoluto a Warren —Bien. Igual la comida rápida no es buena para la salud. —No me digas que no te ha gustado la comida, es que yo creí también...—No, no es así —expiró —. No es algo que haga
Elena todavía permanecía adentro y no abrió la puerta cuando Ethan la tocó. En lugar de eso se quedó en silencio y prefirió hacerse la dormida. Desde que supo de la existencia de su nieta, no quería salir de la habitación y apenas estaba comiendo, algo repetitivo que le aterraba a su marido. —¿Te das cuenta? No quiere tener que ver nada conmigo —se dirigió a su padre, lleno de resignación. —Tal vez necesite tiempo. —¿No es algo desatinado? Actúa como si cometí un crimen, como si murió alguien... ¿se ha deprimido porque tengo una hija? Es lo más absurdo. ¿Qué es lo que realmente le está sucediendo? Joseph desvió la mirada, era imposible darle la explicación que buscaba, eso significaba revelar la verdad, esa que nunca tenía que ver la luz. Expiró. —Ethan, hablemos en otro momento. ¿No tienes prisa? —Eso sí, nos vemos, padre. (...)—¡Mamá, la tía Sol está aquí! —avisó la niña emocionada con la llegada de la morena. —También estoy alegre de volver a verte, ¿Cómo te está yendo e
Su marido hizo acto de presencia, le llevó un té, intentando comprender cómo demonios podía hacer para que su esposa dejara ese asunto en el pasado, la culpabilidad lo estaba azotando, era su actitud el resultado de sus malas acciones; al final no podía ni siquiera señalar a la mujer a sabiendas de que solamente él tenía la culpa. Elena no quería verlo, seguía renuente, intentando aceptar la realidad que la dejó diferente en cuanto se puso al tanto. —Cariño, ¿por qué no comes? —No tengo apetito. ¿No deberías irte al trabajo? Déjame tranquila. Yo me sé cuidar sola, soy una adulta, además cuando tenga hambre yo misma me levantaré e iré por la comida —resolvió sin mirarlo a los ojos. Joseph lo refutó. —El problema es que has estado durante mucho tiempo encerrada en esta habitación, ya no me acompañas en la mesa ni siquiera quieres salir y te he extendido la invitación varias veces, ¿Cómo me pides que no me preocupe si estás totalmente cambiada? eres otra desde que te enteraste de Hop
Sol se puso nerviosa con la llegada de Warren a la casa de su amiga, ni siquiera era capaz de conectar con sus ojos y cuando lo hacía tan solo permanecía mirándolo durante un corto tiempo, quería a toda costa evitar que Luna se diera cuenta de esa interacción diferente, que empezara a sospechar, suficiente con lo de la llamada. —Gracias al abuelito podré tener dulces para toda la semana —comentó la pequeña alegre con el regalo de su abuelo. —Ya dije que tenías que comer con moderación los dulces, eh —apuntó su madre con cariño, a lo que ella asintió haciendo un puchero —. Aprovecharé y te recordaré que tenemos que ir al odontólogo un día de estos, tu cita se ha reprogramado tantas veces, creas que te vas a zafar. Y la pequeña se tapó la boca inmediatamente, le tenía terror a los odontólogos, la última vez que fue, el llanto no se detuvo por media hora, menos mal la especialista era amable y delicada, quién también tenía mucha paciencia y pudo lidiar tranquilamente con la niña. —Es
Ethan había dejado su móvil en la cama pero él se encontraba en la sala de su enorme piso, un lugar que cada vez se sentía más solitario, seguía sorprendido con la noticia, incapaz de procesar y aceptar el hecho de que Elena no era su madre. Todo tenía sentido al mismo tiempo se sentía un bastardo. ¿Así que el único hijo de Elena lo había perdido? Era bastante terrible la forma en la que se puso al corriente, nadie tenía que pasar por un momento así, sin embargo estaba sucediendo. Fue engañado todos esos años, entonces dónde estaba su verdadera madre y cuál era la razón por la que Elena decidió tomar ese papel y ahora retrocedía como si estuviera arrepentida, porque de pequeño recordaba gratos momentos a su lado, tanto así que la que consideró como una verdadera mamá. Ethan se puso a llorar como un pequeño, dejó que las lágrimas fluyeran y recorriera todo su rostro, afectado demasiado por una situación que lo superaba, que no sabía cómo manejar, en ese momento, se sentía realmente
Hope se despidió de su madre y ansiosa abordó el auto de su padre. Ethan esa mañana se mostró bastante silencioso y solo agitó la modo a modo de despedida. Probablemente algo le pasaba, tenía prisa, cualquier otra cuestión de la que no sabía nada. Lo importante es que cumpliera con su promesa de pasar buscando a la pequeña. Eso era lo que Luna valoraba del hombre, que se estaba tomando en serio su papel de padre. Él la quería de verdad. Volvió adentro y terminó de prepararse para marchar a la oficina, llegando su padre la interceptó hablando sobre Calvin y su ausencia, ese día desde que estuvo en su departamento intentando calmarlo y convencerlo de que no tenía que acabar con su vida por una mujer, no lo volvió a ver más. —Deberías llamarlo tal vez te conteste la llamada, estaba pensando en ir directamente a su apartamento y hablar con él, sé que es necesario una conversación, la última vez pensé que todo se había aclarado entre nosotros sin embargo no creo que sea el caso. —Luna.
Elena sacó una caja en donde guardó las pertenencias de su hijo, volver a mirar las fotografías o tan solo un reloj cargado de significado y un plumín que solía llevar a todo lugar, le revolvió las emociones. Era abrir la herida de su corazón, eso lo hizo sentir alterada al punto de llegar a la desestabilización. Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos incapaz de contenerse, no podía siquiera pensar en el hecho de volver el tiempo atrás y tenerlo a su lado. Sonaba tan lejano, como un sueño que jamás se volvería realidad. —¿Elena? La mujer sorbió por la nariz y se quedó mirando la foto, Jonas solo tenía dos años, su sonrisa preciosa y sus ganas de vivir. Tan solo era un infante en aquel entonces, recordaba ese día cuando fue tomada la foto. Joseph sintió como un escalofríos le recorrió la dorsal, que un cúmulo de emociones se agolparon con fuerza en su pecho. ¿Qué demonios era todo eso que le pasaba? El dolor de haber perdido a su primer hijo. Así lo consideraba. —Elena —se pu