Días después...—¡Es una locura! —Mariola debes guardar la calma, ¿acaso no era solamente el dinero lo que querías conseguir de ese hombre? sabes que es un tipo que no toma en serio a ninguna mujer, no entiendo cómo es que has creído que contigo sería diferente. ¿No puedes entenderlo? —No te metas, se supone que te lo estoy contando para que me ayudes, no para que me hagas sentir peor —declaró suspirando —. Deberías irte si no me serás de ayuda. Ciertamente la italiana tenía como objetivo conseguir mucho dinero, pero también quería algo más, como volver a estar con él. Sacarse la lotería al conquistarlo, pero esos tabloides le quitaban la esperanza. Tal vez haberle dicho que perdió el bebé fue estúpido, debió aprovecharse de la situación y seguir adelante. Solo fue por lo seguro: el dinero. No tenía idea de cómo pudo haber resultado si lo hiciera de otra manera. (...) Luna negó con la cabeza al ver las noticias. ¿Cómo es que Ethan tenía una prometida? Si eso era cierto, entonce
Enfundado en un traje azul que le sentaba de maravilla, cabello prolijo y exudando seguridad a la distancia, llegaba el CEO portando una sonrisa vanidosa y soberbia, su caminar firme, sus ojos apuntando a su dirección. ¡¿Cómo demonios podría no flaquear ante el espécimen de hombre que caminaba a su dirección? Tal vez por eso lo odiaba tanto. Porque a pesar de todo el infierno que le tocó vivir al lado de ese sujeto, seguía sintiendo cosas por ese sujeto a quien solo le tenía que dedicar odio, no algún otro sentimiento bonito. Ethan estaba allí junto a su padre, ambos en poco tiempo estarían reunidos para discutir sobre ese nuevo proyecto en conjunto. La chica que olvidó algo en su oficina intentó ir a por ello en ese momento, de ninguna manera pretendía huir de su exmarido. Warren saludó a ambos y llamó a su hija, a nada de partir. Luna apretó los párpados con fuerza antes de girar sobre sus talones y acercarse a regañadientes. Pero quitó la mala cara. No podía sacarse de la ment
Se lo sacó de encima, una vez recuperó el raciocinio y supo que ese idiota se estaba aprovechando de ella. Lo había empujado fuertemente por el pecho, odiando que tuviera el atrevimiento de besarla. —¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?! —rugió envalentonada, incluso su tez se volvió carmesí debido a la ira que la dominaba. Se pasó una mano por la boca, intentando limpiarse. El hombre como un estúpido solo deslizó una sonrisa como si nada, algo que a ella le molestó mucho. Él era un completo cretino. —¿Lo vas a seguir negando? Nada ha cambiado, salvo esta falsa forma de ser, pero yo sigo viendo a la inocente Luna. ¿Piensas en mí cuando tu noviecito o esposo te besa? —lanzó con una lobuna sonrisa. Boquiabierta, arrugando el ceño y dispuesta a darle otra bofetada, se encontró nuevamente encarcelada por ese tipo. Acorrolada contra la pared del elevador. En la cajuela seguían, todavía no llegaban al piso. Lo peor de todo es que era su elevador privado y terminarían en su despacho.
Le hizo señas al barman para que se acercara y tomara su siguiente orden. Ya llevaba varios shots encima, suficiente para ponerse un poco ebrio.—Dame lo más fuerte que tengas, por favor —soltó y el chico asintió, en seguida le estaba sirviendo lo que pidió. Justo cuando se llevaría la última copa que le quedaba, alguien se la arrebató, impidiendo que se la tomara, entonces se volvió a ella. —¿Sol? La mujer se sentó a su lado. —No deberías beber así, tomar a raudales es dañino. Peor aún si has venido con tu auto. No me digas que luego piensas conducir así... ¿y tener un accidente? No, no debes hacer eso —se preocupó por él. —Tú... ¿quién eres para decirme lo que debo hacer o no? No deberías detenerme si quiero beber, es algo que quiero hacer —resopló y la mujer lo miró mal. —No seas desagradable. No eres así, pero el alcohol se te ha subido a la cabeza, al punto de que te vuelves un ser desconocido. Chasqueó la lengua. —Déjame tomar tranquilo, al final solo pediré un taxi, es
Él se quedó al borde de la cama, mareado. Aún bajo los efectos del alcohol. Sol se ubicó a su par y le entregó un vaso de agua. —Bebe un poco, y duerme —pidió cariñosa —. Yo me quedaré solo hasta verte dormido. —Puedes irte de una vez, créeme que estaré bien, no es como si fuera la primera vez que me pongo ebrio, esto ha sucedido cuantiosas veces. —¿Me estás echando después de ayudarte? —casi soltó a modo de reclamo, de forma que él negó. —No es eso, y si me has ayudado no deberías sacarlo en cara. ¿Te obligué, te pedí que me trajeras aquí? Nadie te retiene de irte tampoco —continuó y ella abrió la boca. —¿Cómo puedes ser así? No creí que... —Vale, solo déjame solo. Prometo que voy a compensarte por lo que has hecho. Sol lo besó, no perdió tiempo, tomó el control del momento y tiró de él hasta perderse en un espiral de sensaciones que los aventó a la pasión. Calvin, además de tener la guardia baja y ser de carne débil, cedió al toqueteo femenino que solo era el incio, pero que
—Señor, su padre está afuera y quiere platicar con usted, le informé que estaba ocupado y no parece estar contento con eso. ¿Le digo que pase? —Dina... ¿Cuántas veces te debo decir que no es necesario que me digas sobre la entrada de mi padre? Él puede ingresar sin problema. Hazlo pasar. —Lo siento, ya le digo, con permiso. Al poco tiempo apareció Joseph con cara de pocos amigos. —¿Qué demonios le sucede a Dina? Es alguien que siempre me deja entrar sin todo este protocolo. ¡Es mi compañía! —Lo sé, padre. Expiró. Después de todo, pese a que Ethan ocupaba la presidencia, su padre seguía involucrado con todos los asuntos allí. —Vale, vengo a dejarte varios documentos. Espero que los leas pronto. —¿No puede ser digital? Hoy día...—Sé lo que me vas a decir, pero a mí me parece más cómodo de esta forma —emitió subiendo los hombros. —Bueno, lo leeré. ¿Es sobre el proyecto con los Baxter? —quiso saber. —Pues sí, es sobre ello. Debes prestar muchísima atención a todo lo que se qui
Caroline avanzó a través de la ciudad pensativa, metida en un lío se encontraba y de eso no tenía idea de cómo podría zafarse, había sido una tonta... una completa estúpida al no ser cuidadosa, pensó que el test que se hizo pudo equivocarse, pero no fue su caso. Estaba embarazada, pero el bebé no era de Ethan, sino de alguien con quien estuvo solo una vez. Bufó. La felicidad o lo que ella llamaba estar en su mejor momento se desmoronó con la noticia, todavía era posible solucionar el problema. Un aborto. Para ello debía pagar mucho dinero, algo que tenía. Aunque, no estaba segura de hacerlo. Algo que la detenía era pensar en lo que el doctor le dijo ese día en la cita. Le había mencionado que ella no podría tener más hijos, por lo que si se practicaba ese aborto...Incluso cuando no había pensado demasiado en bebés o tener hijos, sabía que su decisión de ahora iba a determinar lo que aún no pasaba. Por eso se sentía atrapada. ¿Por cuanto tiempo realmente debía seguir fingiendo se
—¡Tenemos un contrato de confidencialidad! Hemos hecho un trato con mucho dinero de por medio y no puedes hacer lo que te vengan en gana. ¿Tengo la culpa de que te hayas embarazado? Si hubieras sido más cuidadosa... —gruñó —. No me interesa, pero, ¿sabes de quién es el bebé? —Tú mismo lo has dicho, eso no importa. —¿Se trata de un hombre casado? —tuvo la osadía de inquirir.Ella se quedó en silencio, eso se lo había confirmado. —Eso creí, al final no eres una mujer decente. —Solo quiero dedicarme a este bebé, No creo que pueda seguir haciendo esto contigo, mi panza se notará en algunas semanas. Puedes decirle a tus padres que terminamos la relación, no creo que de inmediato se pongan a buscarte pareja..—¿Te estás escuchando a ti misma? Todavía tienes el descaro de decirme eso, cuando te di mucho dinero a cambio de que me ayudaras con esto. No puedes retirarte así como si nada —golpeó el escritorio con fiereza. —Tendré un bebé. Puedo darte el dinero que me has dado, no he gastado