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-Si lo llego a saber no hubiera venido-

Christian dejó de comer al oír las palabras que Veronique le susurró al oído.

Agradeció que tanto Ferrara como su esposa no les prestaban atención.

Cada cual con su móvil colgado en la oreja parecían tener una conversación bastante seria con quien fuera que les había llamado.

Elyan no había aparecido después de llevarle a él al dormitorio que provisionalmente sería donde dormiría.

Luego, antes de cenar, sí que lo vio totalmente acicalado y oliendo a lavanda dirigirse a su madre para decirle que no iba a cenar en casa pues había quedado con un tal Enzo.

-Santa Madonna, uff, esto de tener una hermana casada con un hermano de tu marido...jooo- Alycia acababa de colgar y dejó el móvil a un lado de su plato.

Ferrara, al igual que ella, la miró divertido.

-Tiene gracia, tu hermana te llama a ti para solventar lo que sea con su esposo y mi hermano me llama a mí para lo mismo- repuso entre risas.

-Son tal para cual- rezumó su mujer llevándose el tenedor a la boca.

-¿Ely es que no piensa bajar a cenar?- inquirió Ferrara alargando una mano para coger su vaso de vino.

-Mmm, se me olvidó decírtelo- Alycia se limpió la boca y tragó la comida -Ha quedado con Enzo-

Christian pudo ver cómo ella elevó muy seguido las cejas mientras miraba a su esposo.

-Oommm, así que quedó con ese chico- sonrió Ferrara.

-Ajá, me dijo que no vendría a cenar y que llegaría tarde- anunció Alycia.

-¿Me estás prestando atención o te interesa más la vida de ese chiquillo?- increpó Veronique aún en voz baja a Christian.

Ésta vez el matrimonio sí que la oyó por lo que dejando de comer la miraron.

-¿Ocurre algo Veronique?- preguntó Alycia con toda la amabilidad del mundo.

Christian se golpeó la cara con ambas manos al mismo tiempo que dio un bufido.

Veronique forzó una sonrisa de lo más falsa pero que al parecer no fue notada por el matrimonio.

O al menos eso creyó ella.

-No. A...a ver, yo...me siento muy agradecida con ustedes por no verme como un estorbo más al presentarme aquí por sorpresa con Christian y...pero es que...al...al ir a guardar una poca de ropa en el...cajón de la cómoda que usted muy...amablemente me desalojó de sus prendas, yo...en-encontré un ratón...muerto-

Alycia y Ferrara pusieron cara de asco.

-Ay bella, como lo siento, pero es que ya has visto que estamos rodeados de campo y...al menos estaba muerto- se disculpó la mujer.

-Mañana en cuanto hayamos cambiado las cosas de Elyan a otra habitación veréis que en la suya todo está en perfecto estado y ni hay ratones vivos ni muertos- repuso el profesor.

-Se están tomando muchas molestias por nosotros y sigo pensando que no veo bien hacer que Elyan se vaya de su cuarto para meternos a nosotros- dijo Christian.

Alycia giró la mirada hacia él para dedicarle una sonrisa.

-Non sei un fastidio, además Elyan si decide salir más a menudo le vendrá mejor el cuarto de la subida de las escaleras, así no os molestará por si viene de madrugada- repuso ella.

-Sería de lo más comprensible y no creo que nos molestara cuando ésta es su casa, señora Ferrara- dijo Christian.

-Alycia- corrigió ella -Llámame Alycia-

El moreno asintió conforme.

-Claro, como guste Alycia-

-Ja, eso es, familiaridad ante todo- palmeó Ferrara -Y a mí deja de considerarme tu profesor porque que yo sepa dejé de darte clases hace unos cuantos años-

-Lo siento, es...la costumbre-

El profesor alzando su vaso de vino, anunció:

-Ricarddo y Alycia, así nos has de llamar y tratar-

Christian le imitó y levantó su vaso.

Veronique, un tanto patidifusa, les observaba.

-Bella, alzare il bicchiere- invitó Alycia.

-¿Ehm?- Veronique no entendía nada de italiano por lo que Christian Inclinandose hacia su oído le musitó:

-Que levantes el vaso-

Volviendose a éste, la pelicobre inquirió:

-¿Cómo diablos sabes italiano?-

-No es muy difícil de entender y mi madre proviene de Florencia- apuntó Christian.

-Sorprendente! Firenze ti scorre nelle vene! Salute!- se emocionó Ricarddo.

-Solo por la parte de mi madre- repuso Christian.

-Ya es algo- dijo el profesor -Un florentino en casa de un toscano, bonita la mezcla- alabó.

-¿Cómo?- inquirió Christian algo confundido.

Alycia dio un codazo a su esposo.

-Non sia così chiaro, ha anche una ragazza ed Ely sembra che in Enzo abbia trovato quella persona per lui-

Christian solo logró pillar el nombre corto de Elyan, Enzo y ragazza al oír susurrar a la mujer de su ex-profesor.

-Non vedo il mio futuro con Enzo per nostro figlio. No. Non hai notato come guarda Christian?-

-¿Perdón? ¿Están hablando de mí?- siguió curioseando Christian al oír su nombre.

-No- negaron a dúo el matrimonio y sonriendo de oreja a oreja -Salute!-

-Salute- repitió Christian para al mismo tiempo lanzar una mirada de advertencia a Veronique para que también brindara.

Ella, sin muchas ganas, alzó el vaso y repitió casi sin fuerzas:

-Salute-

Christian meneó la cabeza.

Aún no se quedaba dormido.

El recién cambio de horario en su cuerpo y él no descansar le mantenían aún en el jet lag ese que normalmente se sufría al pasar de un extremo a otro de la Tierra.

Había abierto la ventana notando esa fresca brisa nocturna entrar por ella y acariciarle la piel.

Los ojos los tenía cerrados por ver si así lograba dormirse cuando un tenue sonido de hojas crujiendo junto a susurros le llegaron a los oídos.

Con cuidado se levantó de la cama y se aproximó hasta la ventana para asomarse con cautela.

Allí abajo, pegados a la pared de piedra de la casa, pudo ver a Elyan con otro chico besándose.

Y algo más.

Sin perder de vista las manos del otro, vio cómo éstas iban bajando a través de la espalda del chico hasta aposentarse en su trasero.

Sin saber porqué buscó algo por la mesa de la habitación con una idea en mente...

Los dos chicos se separaron de inmediato al notar como algo les golpeó en sus brazos.

-¡Merda! Fanculo! Qualcuno ci ha lanciato qualcosa!-

-Ssshhh, silenzio- murmuró Elyan mientras miraba por el suelo a ver si veía qué era lo que les había golpeado.

Frunciendo el ceño distinguió una piedra de lo más familiar y se arrodilló para cogerla.

-Ésta piedra es mía- dijo mirándola fijamente.

-¿Y?- se encogió de hombros el otro chico.

Elyan levantó la vista hacia la ventana que podía distinguir abierta.

Y le pareció vislumbrar una sombra pegada a ella.

Achicando los ojos y sonriendo, musitó:

-Christian, has sido tú-

-¿Ehm? ¿Dices...dices algo?- preguntó el otro chico.

-No, nada- poniéndose en pie de nuevo, Elyan se guardó la piedra en un bolsillo para de repente volver a abrazarse al cuello del joven y unir sus labios con los de él.

Christian torció una de sus comisuras hacia arriba en un amago de sonrisa.

-Vaya por Dios, no me ha salido- se quejó.

Y volvió a la cama.

Mirando el techo la pregunta le golpeó en la mente.

¿A razón de qué había hecho lo que acababa de hacer?

Dando un suspiro, se giró sobre sí mismo dándole la espalda a la ventana...

Y pensativo.

¿Por qué les había lanzado una piedra?

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