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Por suerte se conocía el camino hasta la casa de Ferrara pero obviamente éste estaba bastante oscuro y el que Elyan no dejara de dar patadas y gritar empezaba a sacarle de quicio.

Así que escogió ir a otro lugar donde no armara tanto jaleo por lo que tomó un estrecho camino que ignoraba a dónde llevaba.

-Tampoco, si me pierdo con él siempre puedo comérmelo- habló en voz alta para que Elyan le oyera.

Y pareció surtir efecto pues el chico cesó de patalear.

Pronto llegaron a un lugar donde había una laguna rodeada de grandes árboles.

Parándose junto al tronco de uno de los árboles, Christian se apeó al chico del hombro para depositarlo en el suelo.

-Muy bien, hablemos peque...-

Un fuerte puñetazo le impidió terminar la frase al moreno quien al no esperarlo se tambaleó.

Ely

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