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Capítulo setenta y nueve

Corro como una poseída y salgo del supermercado y me dirijo hacia donde el auto va rodando con lentitud.

— Oiga, ladrona ¿Qué se ha llevado? — Observo mis manos y veo la caja de chocolates, que cuesta cinco euros — ¡Ladrona! ¡Deténganla! — Grita el vendedor de la tienda.

La gente me mira con extrañeza mientras observo como Aisha acelera un poco más ¡mierda! Seguro que correr no va a ayudarle a mi piso pélvico.

Acelero mis pasos porque desde donde me encuentro puedo ver como Litia que lleva un vestido de verano blanco, se vuelve y empieza a correr al ver el auto 

¡Maldición!

Un vestido corto de falda de vuelos y tutú no es la mejor idea de un traje para correr, el tutú empieza a picarme por el sudor y la gente me mira como si fuera un hada.

Aunque pienso que en realidad me miran como si fuese una loca disfrazada de hada c

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