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Capítulo ochenta y dos

— No sé por qué te estresas, ex cuñadito. Si al final todos viven en la luna — Dice Aisha muy tranquila.

— ¡Aisha! —Mi padre le reprende y ella se acomoda en la silla y me guiña un ojo.

Mi padre ha hablado durante más de media hora, me duele el cuello y tengo mucho sueño.

Los padres de Milo no han dejado de mirar a mi hermana como si fuera la peor mujer del mundo.

¡Pobrecita! En realidad lo peor ha sido para ella, está embarazada y sola, porque ni Julián, ni Vico han dado la cara y nadie sabe donde están.

— Estás loca ¿Verdad? — Continúa gritando el idiota de Rodo.

— ¡Detente! — Abro los ojos, impresionada.

Milo se ha acercado a él y lo ha hecho girarse a mirarlo.

— Tampoco vas a culparla de todo lo que está pasando, te casaste con ella hace años y seguiste tu vida como si nada y cuando todos nos enteramos, la trataste supermal, no tengo la menor idea de cuál es tu problema con Litia, pero no fue eso lo que nos enseñaron nuestr

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