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Capítulo ochenta y ocho

“El desastre no viene solo, eso dice mi madre todo el tiempo y estoy segura de que viene acompañado de dos hermanas que quieren saber todo de tu vida, pero que te excluyen de las suyas… He descubierto que ser madre, hija, mujer y hermana es muy complicado y sobre todo, cuando además de obsesiva, aunque suene contradictorio, eres un desastre”

Awa

— Voy a matarlo — Me muero de la frustración.

Tengo ganas de acabar con todo a mi paso; con el idiota de Milo por prestar atención a las cosas, él es ginecólogo, no un crío adolescente con las hormonas alborotadas o bueno, tal vez la tenga así después de esperar tantos días.

¡Pero al menos pudo haber metido su cosita en un plastiquito, eso no le costaba nada!

— ¿A quién quieres matar? — Aisha se encuentra sentada a mi lado en el asiento del pasajero.

Le costará recuperar su licencia de conducir, así que no va a ninguna parte sola con mis hijas.

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