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Capítulo noventa y dos

Litia niega con su cabeza y me empuja contra la puerta.

— Dile que me he ido, o que me estoy duchando o me han abducido los extraterrestres; dile lo que quieras, pero no lo dejes entrar — Sigue empujándome.

— Es astronauta, seguro que tendrá los medios para irte a buscar al espacio — Le respondo intentando que no me empuje más.

De repente, la puerta se abre y me golpea en la punta del pie ¡Mierda, cómo duele!

Mi cuñado entra como un toro rabioso, en realidad lo parece, ya que es grande y tiene cara de astronauta, aunque no sé muy bien cómo son. Pero, imagino que sus neuronas están un poco aceleradas por efecto de la gravedad.

— ¡Fuera! — Me enfrento a Rodo.

Puede ser todo lo señor astronauta que quiera, pero no va a tratarme de esa forma.

— No te dirijas de esa forma a mi mujer — Me vuelvo para ver a un furioso Milo detrás de mí.

El pobre ha tenido mucha paciencia hasta ahora, pero no pensé que la actitud de su hermano lo pondr

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