Tres semanas después.Él corre tras de mi mientras avanzo por el pasillo. Me tengo que sostener de la barandilla cuando tambaleo y casi caigo al suelo, pero al sostenerme, evito esto y sigo de largo. La respiración me falla. Creo que el corazón se me está por salir y solo quiero salir de aquí. Puedo escuchar mi nombre en sus labios. Jadeo en busca de aire y corro escaleras abajo. Estás se me hacen interminables. Deseo poder llegar a la puerta, puedo verla a lo lejos, está solo al alcance de unos cuantos pasos más...Si solo llegara. Un escalofrió recorre mi columna cuando escucho sus pasos aún más cerca, creo que está cruzando el pasillo del segundo piso. Miro por encima de hombro y efectivamente ahí está. Puedo ver su rostro tenebroso. Siempre lo es cuando está en este estado. Da miedo. Me da miedo. Muchísimo. Sus ojos conectan con los míos, me ve como una fiera hambrienta. No va a dejarme esto tan fácil pero quiero hacerlo. Quiero intentar poder escapar de aquí. —¡No te irás a ni
—¿Te has vuelto loca o qué?—escucho la voz eufórica de mi prima detrás mío.Empujo la puerta que da a la calle una vez terminamos nuestra reunión con Arturo. Giro sobre mis talones y la miro. Tiene los ojos bien abiertos y me mira incrédula.Respiro hondo. Sabía que venía esto.—Lo he estado siempre.—¡No seas irónica conmigo!—No lo estoy siendo.—¡Y una mierda, Samantha!¿Que rayos estabas diciendo allá dentro?¿Acaso te ha dejado de importar tu vida y apenas me entero?—suelta con furia.Sacudo la cabeza. A estas alturas, ya estoy cansada de hablar de este tema. Se ha vuelto rutinario y solamente quiero terminarlo de una maldita vez.—No lo entiendes. Nada de esto terminará con mi vida.—Claro, porque no hay un maniático hijo de puta buscándote por cielo y tierra queriendo sacarte del medio por unas propiedades que valen más de medio millón —indica con ironía. Suelta una carcajada carente de humor y vuelve a clavar sus ojos afilados en mi—Pero no lo entiendo, ¿cierto?—¡No, no lo enti
Maldita sea Arturo y las ganas de querer ir a una gala.Pensé que había terminado con esa etapa después de volver de New York, ya que con Max si era evidente que debía meterme en ese tumulto de gente con deliradas cifras en el banco y teniendo de todo menos algo: humildad. Todas esas personas producen en mi un mal estar en el estomago. Si soy honesta, no quería volver a eso. La primera gala a la que había asistido terminó siendo un gran desastre.No, esas fiestas no son para mi. Mucho menos después de haber entrenado todo el día y ya apenas siento los dedos de mis pies.Recorro mi habitación en bata mientras estoy en debate de que vestido usar. Tengo tres y apenas recuerdo si me siguen entrando. Respiro hondo viendo las prendas encima de la cama.Dedico demasiada atención al del medio. Uno negro con tirantes y abertura en una de las piernas.—Vamos por ti, campeón.Lo tomo de la percha donde cuelga. Con delicadeza entonces me lo coloco con unos tacones plateados. Tengo que fruncir los
Soy un maldito manojo de nervios cuando salgo del coche junto con Max.No espere demasiado para poder recuperarme de aquel shock, el cual sigue en mi organismo pero de una manera mas controlada, y le pedí por favor que viniéramos hacía el hospital donde trajeron a Chiara.Apenas veo a mi alrededor mientras encamino hacía la recepción. Ahí mismo, una chica rubia y joven me mira pararme delante suyo.—Buenas noches, ¿puedo ayudarte en algo?Asiento instantáneamente.—Busco a Chiara Gionnavi—respondo en un hilo de voz. Me sorprende que todavía pueda hablar.Ella teclea en su computadora por unos segundos, que para mi son insufribles. Desesperantes. Repiqueteo el pie contra el suelo.—¿Eres familiar?—pregunta, con un tono desganado. La miro fijo.—Soy su prima.Vuelve a mirar a la pantalla. Creo que escucho mis propios dientes rechinar de tan apretada que tengo la mandibula. Y no voy a negar que en este momento deseo tomarla de los cabellos bonitos rubios que tiene y exigirle que deje de
La puerta cerrándose detrás de mi espalda es lo único que se escucha entre nosotros al entrar a mi departamento. Tengo el corazón acelerado y no sé como debería actuar ahora que la seguridad que poseía en el coche se empieza a desequilibrar.Veo su silueta moverse por el salón pequeño, no dice nada, pero algo me dice que está atento a mi siguiente movimiento.Y, bueno, también habría que tener en cuenta que es la primera vez que estamos solos y no precisamente como profesionales. Sino como algo mas... Si, eso me aterra.Después de Jack... Ha sido muy difícil que lograra tener confianza con algún tipo. Conocí gente, a veces sucede, pero nunca se concretó nada. Yo no quería que supieran demasiado de mi vida privada, y ellos no querían a una chica problemática.Así que me resguardé durante mucho tiempo. Acepté que no necesitaba a alguien más para completarme, porque yo ya lo estaba y había sacrificado mucho de mi para poder conseguirlo, y no iba a permitir que cualquier idiota quisiera a
—Tu... ¿Tu familia?—consigo preguntar a pesar de mi consternación.Él no me ve a la cara, parece hasta avergonzado por tener que admitirlo. Y no puedo evitar sentirme todavía más confusa. Estoy intentando con todas mis fuerzas no llenarlo de preguntas, pero es más fuerte que yo.Siento mi pulso acelerarse y mis manos se aferran al barandal con tanta fuerza como si estuviera a punto de caer al vació.—Si—suspira—Su padre es hermano de mi padre, así que...—Son primos. ¿Porqué no me habías dicho nada?—Porque cuando Loan me contó esa noche acerca de ti, y de quién estaba detrás tuyo, no pude creerlo—confiesa. Tiene el semblante serio y cuando me mira a los ojos, sacude la cabeza—Yo... Yo no quise reaccionar de esa manera al tratarte así, ¿sabes? Es que no... No podía creerlo, simplemente. Cuando Loan me lo dijo, resultó ser como un balde de agua fría. No quise creerte, por eso dije lo que dije, pero cuando te fuiste y supe que la había cagado, sabía que había sido un idiota...Frunzo el
No escucho los latidos de mi corazón.Tampoco presto atención a nada más alrededor. El cuerpo actúa por si solo y me dirige a toda velocidad hasta las escaleras del hotel. No hay tiempo para esperar el ascensor y lo único que sigue rebobinando en mi cabeza es aquella risa maliciosa.Como si esto fuera un maldito juego para él.Sostengo los barandales que me llevan arriba con fuerza aunque se resbalan por el sudor. Subo los escalones más rápido de lo que alguna vez creí.No estoy aliviada en absoluto aún cuando llego a la puerta y golpeo la madera con tanta fuerza que parece que la voy a romper. Estoy temblando, no siento mis extremidades, mi cabeza solo está concentrada en alguien: Jessica. —Ya voy—escucho su voz a lo lejos. Los segundos en que tarda me desesperan, así que vuelvo a tocar ansiosa—¡Joder, que ya voy!—sus pasos se acercan a la puerta y cuando abre, me da una sonrisa divertida—Ah, eres tú. Pensé que era de nuevo el botones, lleva toda la mañana...—no dejo que siga hablan
Jessica. Joder, joder, joder, joder. Subo de dos en dos los escalones que me separan a mi de Loan y Max. No puedo evitar pensar en Sam y en si logró sacarse de encima a esos tipos. O por lo menos, esquivarlos el tiempo posible para que yo pueda tomar el arma. Hace tanto tiempo que no me encontraba en una situación como la de ahora. Casi que había perdido la costumbre de estar acelerada y con la adrenalina a flor de piel, pero desde que Samantha está aquí, todo me recuerda al pasado. Suelto una bocanada de aire cuando llego al piso que esa rubia imbécil me indicó. Veo la puerta que lleva el número 512 y doy un trote hasta ella. Entonces recuerdo que Sam me pidió que no dijera nada. Pero no me había puesto a pensar en que cojones voy a decirle a Loan entonces. Tendré que usar mis habilidades de actriz como cuando iba a la secundaria. Alzo la mano y golpeo. Puedo escuchar sus voces y risas desde dentro. Una punzada se alza en mi estomagó, joder, no quiero mentirle a Max. No de n