Caí rompió el control de los guardias mientras corre hacia el cuerpo sin vida de Brisa. Él cayó de rodillas acunando su cabeza contra su pecho.

—Brisa, abre los ojos. Por favor, Brisa —suplicó entre lágrimas, pero no se movió mientras todos miraban en un silencio agonizante.

Caí me miró con los ojos inyectados en sangre, lo que hizo que mi corazón se detuviera mientras mi visión se estrechaba. Fue como si un deja vu me golpeara porque esta escena me resultaba muy familiar.

Estoy embarazada.

Brisa está herida.

Caí quiere mi sangre.

Matará a mi hijo.

Caí se puso de pie y se abalanzó sobre mí, pero yo me quedé congelado en el acto. La sangre se me ha helado en las venas. No podía moverme. Ni siquiera podía respirar y mi corazón había dejado de latir.

Sólo había un pensamiento resonando en mi cabeza: volvería a matar a mi bebé.

—Ayúdala Ara, aliméntala con tu sangre —pude escucharlo débilmente mientras se acercaba a mí, pero antes de que pudiera alcanzarme, Jason se paró frente a mí, bloq