Valentina, se sentía muy estresada con la llegada de Carolina y su esposo y, pronto llegaría, la esposa del Dr., su madre y su hijo, esperaba que todo resultara bien, pero presentía que con la esposa del Dr. las cosas se complicarían, ya varias empleadas le habían dicho que era una mujer arrogante y que trataba muy mal al personal de servicio, si no fuera por la pequeña Susan, ya hubiese pasado su carta de renuncia.Muy temprano, Valentina llegó a su sitio de trabajo, escuchó al Dr. desde su habitación maldecir, se dirigió hasta allí para ver qué le sucedía.- ¿Dr. se encuentra bien?- ¡No, no estoy bien!, - Valentina empujó la puerta con suavidad, fue hasta el baño, el Dr. se estaba rasurando y se había cortado una mejilla, sangraba un poco su herida, ella tomó una toalla e hizo un poco de presión.- DR. si me lo permite le puedo ayudar con esto. - Él asintió mirándola, extrañado. Valentina se puso frente a él, y tomando la afeitadora, comenzó con esta delicada tarea, mientras lo hac
Esa tarde, Esmeralda, le dijo a Valentina que se fuera temprano, ya que, ella se haría cargo de Susan, la pequeña no quería soltarse del cuello de su Dra. favorita, hizo todo tipo de berrinches para que Valentina no se fuera.Fue bastante extraño para todos el comportamiento de la pequeña, puesto que ella era una niña muy tranquila y poco o nada le importaba las personas que la cuidaban, pero con la llegada de valentina era diferente, se la pasaban juntas, jugando y correteando con los perros y gatos de la familia, siempre había una actividad para hacer, la niña reía y jugueteaba todo el tiempo, ya no era la pequeña a la que le colocan todos sus juguetes en la habitación y jugaba sola, ahora era una niña despierta y vivaz que, en tan solo un mes había cambiado. Valentina tampoco quería despegarse de Susan, limpio rápidamente las lágrimas de sus ojos para que no la vieran llorar, buscó su abrigo y se marchó por la puerta de la servidumbre.Augusto quiso llevarla en su auto, buscó las l
- ¡Necesito hablar contigo!- ¿Qué sucede, madre? - Valentina vio la cara de preocupación de su mamá y sabía que era algo importante.- Hoy termina tu trabajo en casa de esa gente rica, espero que luego de esto, te dediques al cuidado de tu hija, la tienes muy abandonada. Sales y la dejas dormida y cuando regresas ya es muy tarde y la encuentras dormida, esta no es la vida que un niño desearía.- ¡Madre, yo… necesito ese trabajo, sabes que es lo único que tenemos en este momento!- ¡Solo te estoy diciendo lo que es justo para, Linda!- ¡Seguiré trabajando con el Dr. Carranza, anoche me llamó y me va a renovar el contrato! ¡Ya buscaré una solución, amo a mis hijas y esto lo estoy haciendo por ellas!- ¿A tus hijas? ¿Qué me estás ocultando, Valentina?- ¡Madre, yo…, no te estoy ocultando nada, ¡Te contaré todo a su debido tiempo! ¿Ahora me tengo que ir?- En ese momento un mensaje de su banco llegó al móvil, le habían consignado su salario, se quedó atónita, era una cifra, muy generosa
Se avecinan problemas, eso era más que evidente, esta tal Dra. Betty, de seguro exageraría la situación que acaba de ver, pero ¿En realidad que había visto ella? ¡El Dr. Augusto y ella estaban muy cerca el uno del otro, pensó que él la besaría! ¡Qué mal estaba todo!Betty, más que dispuesta a contar todo lo que vio a su amiga, Dayan, sí, exageró bastante, predisponiendo a la ya, malhumorada esposa, quien no quiso decir una palabra, a la que fuera su amiga y confidente, solo se limitó a pensar ¿Cómo sacaría a esta mujer de su casa y de la vida de su marido?Valentina, quiso salir con la pequeña Susan a hacer un recorrido por todo el lugar, este era un sector muy hermoso, lleno de árboles y casas de ensueño.Susan tomó la mano de su querida Dra. Y muy feliz admiraban la belleza del lugar. Augusto quien se sentía muy estresado las vio salir y se unió a la caminata de las dos.- ¿A dónde van tan animadas?- ¡A caminar! Dijo la pequeña.- ¿Me invitan? - dijo mirando a Valentina. - Dra. Espe
Dayan, al verse ridiculizada frente a todos sus empleados, no tuvo otra opción que, ir detrás de su marido y continuar la discusión.- ¿Por qué defiendes tanto a esa mujer? - Augusto ya bastante molesto con la actitud de su esposa, al ver el mal trato a Valentina, no quería seguir discutiendo con ella, pero ella no se cansaría de hacerlo y ya se avecinaba una fuerte pelea.- ¡Defiendo su trabajo! ¿Has visto cómo cuida a nuestra hija? ¿Has visto los avances que ha tenido tu hija, en cuanto a su habla, caminar y demás?- ¡Simplemente no la quiero!- ¿Por qué? ¡Dame al menos una razón y la despido!- ¿Te gusta? ¡Eso es más que evidente! - ¿Estás celosa de esa chica? ¿Esa es la razón por la que quieres echarla de su trabajo?- ¿Ya cogiste con ella? Augusto estaba furioso. ¿Cómo se atrevía siquiera a pensar que él y Valentina…?- ¡Ella no es como tú! - Augusto le dio la espalda a su esposa y dirigió su mirada hacia el patio trasero de su casa. Muchas veces se había imaginado a Valentina e
Carolina, aunque se encontraba muy adolorida por el golpe y la fractura, estaba feliz, esta era la excusa perfecta para no trabajar con su padre, mientras mejoraba ya pensaría qué hacer.La pequeña Susan, había estado toda la tarde en brazos de su doctora favorita, era una niña muy consentida y le gustaban las atenciones que Valentina le daba.Para Dayan, todo fue caos, por la ineptitud del par de malandrines que contrató, su hija estuvo a punto de ser arrollada por este automóvil; eso sí, ellos se excusaron diciendo que ella, no les había dado bien la orden y tampoco les había dicho las características de la víctima. Lo preocupante para ella, ahora era que su marido estaba investigando lo sucedido, no dejaría nada al azar, ya que quienes estuvieron a punto de morir, fueron sus dos hijas.- ¡Dra., escucho lo que tiene para decirme!. -Augusto no quiso mirar a Valentina, fue por un trago de licor y se le veía bastante estresado y molesto. -Lo único que necesito en este momento es un mas
- ¡Dra., agradezco por llegar a tiempo! Augusto se levantó y gentilmente le ofreció una silla frente a él. Mientras le ofrecía la silla, la recorrió con sus ojos, ese trasero lo estaba volviendo loco, se sintió apenado por aquellos pensamientos tan placenteros que tenía con ella y que no lo dejaban concentrarse, ni dormir y menos trabajar.- ¡Dra., la hice venir, hasta aquí, para pedirle que, por favor, trabaje para mí en el ministerio de salud!- ¿Dr., me gusta la idea, pero quien va a cuidar de Susan?- ¡No se preocupe, la anterior persona que la cuidaba, lo hará de nuevo, no es que me guste mucho, pero es de confianza!, perdón, Dra. ¿Qué quiere tomar?- ¡Sorpréndame, Dr.! - Augusto pidió un par de vinos, que pronto estuvieron en la mesa.- ¡Mi hija Carolina, la recomendó a usted, como una excelente asistente!- ¡Sí, era una buena asistente hasta que un día usted me despidió y me dejó completamente en la calle! ¿Sabe? ¡Ese empleo era lo único que tenía para llevar comida a mi casa!
- ¡Danos a tu mujer, la queremos a ella! – Augusto, se colocó delante de Valentina, la forma en que la miraban lo asqueaba. – Si no la entregas por las buenas, la tomaremos por las malas. Esto estaba mal, el parqueadero estaba quedando solo y estos imbéciles se estaban aprovechando de esta situación. Así que intentaron tomar por las malas a Valentina y los golpes de ellos hacia el Dr. No se hicieron esperar, Augusto se defendió y rápidamente abrió la puerta de su auto y le dijo que entrara, el nerviosismo de ella aumentaba y más ahora que él, se estaba enfrentando a 5 maleantes.La forma más fácil de ahuyentar este tipo de gente, fue sacando su arma que siempre cargaba, dos disparos, dos heridos para que huyeran despavoridos. Valentina, al escuchar los disparos, gritó y esperando lo peor, se preparó para golpear a quien se atreviera a entrar en el auto, con tan mala suerte para el Dr. Que, un certero golpe en uno de sus ojos le propinara ella.- ¡Dios, me vas a matar! - El Dr. Se acom