CAPÍTULO ONCE: EL PRINCIPIO DE LA BATALLA Entre todo lo que pudo haber pensado, entre todo lo que pudo haber chocado en su mundo, entre todo lo que pudo hacer al final, su abuelo le había dicho de un matrimonio. Un maldito matrimonio que iba cambiarlo todo. Yahir no era el tipo de hombre que viera mal casarse pero sí lo veía mal, cuando no estaba enamorado. ¿Quién era ella? ¿Por qué de un momento a otro su abuelo había escogido ese destino para él? Golpeando el volante de su auto mientras continuaba sin rumbo, Yahir aceleró un poco más, cada segundo un poco más, cada minuto un poco más y el coraje que sentía en el fondo de su ser, no cedía no importa cuánto más pisara el acelerador.De todo lo que pudo ser consciente de un minuto s a otro fue de la curva que venía adelante y del auto que, con sus luces blancas y el sonido que emitía al claxon, avisaba que estaba ahí cuando claramente ya era muy tarde para que alguno de los dos pudiera detenerse.Yahir solo vio las luces blancas ser
CAPÍTULO DOCE: DESESPERACIÓN Todo quedó en silencio por un momento, solo miradas que divagaban de la una a la otra, Rodrigo y Yahir eran conscientes de aquellas palabras. No había nada que decir por parte del uno así como del otro, no había nada adelante, no había nada atrás, al final solo una confesión.Para ese momento Rodrigo Ferrer ya podía saber lo que su primo estaba sintiendo. Seguramente eso no había sido más que otro de los caprichos estúpidos que él como nieto del señor Ferrer tenía que cumplir. Por más ilógico que pareciera de ver en ese momento, no había duda, Yahir solo podía estar así de furioso cuando las órdenes de su abuelo iban más allá de lo que hubiera esperado. Solo dos veces lo había visto así, y con esa, ya sumaban tres. Para ese momento ya podía saber lo que él estaba sintiendo, su palabra no valía más de lo un 5% de las acciones de su abuelo podrían valer.Y era por esos momentos que Rodrigo sentía estar bien donde estaba, siendo simplemente la mano derecha
CAPÍTULO TRECE: PEQUEÑO ACCIDENTE —Da vuelta a la izquierda, llegaremos pronto si usas ese camino, siempre es solitario —dijo Yahir desviando a su chofer de la ruta que siempre seguía.Si iban a esa velocidad, seguramente estarían regresando a la empresa en no más de veinte minutos.Y de esa manera, siguiendo las órdenes de Yahir Ferrer, el chofer dio la vuelta por la calle solitaria.Entonces abrí mis ojos, había sentido la vida… de la misma manera que estaba por sentir la muerte llegar a mí ya que en ese mismo momento… mis ojos debieron de abrirse más de la cuenta al ver frente a mí a una camioneta negra.Pensando solo en mi pequeño cachorro, lo tomé con las dos manos, cerrando los ojos. Este era el final.Veinte minutos para que la junta comenzara, todos parecían ya estar solo esperando por la presencia del presidente quien decía que ya iba en camino. Todos estaban listos para ese momento menos alguien, que era el mismo que no aparecía por ningún lado, no importa cuánto ya le hubi
CAPÍTULO CATORCE: SOLO COSAS BUENASFue hasta ese momento donde me di cuenta que realmente estaba cerca de la muerte. Sin que él notara, resistiendo el dolor que el golpe de la camioneta me había dado, sentí mi rodilla y mi codo por encima de las telas, realmente sangraba pero no iba a decir nada cuando gracias a ese accidente en el que por supuesto, pudo haber muerto si la camioneta hubiera ido a más velocidad, iba a sacar el dinero y el alimento para su mascota para todo un mes.Vigilando que fuera detrás la camioneta, María Eugenia pudo seguir adelante. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Sin que ella lo supiera, era un instrumento de Dios. El instrumento que él usaba para que todos esos pequeños que habían llegado hambrientos un día al convento, siguieran teniendo un plato de comida enfrente de ellos. Ella podía curarse sola pero aquellos niños necesitaban de alguien que los pudiera proveer. Realmente agradecía al cielo que aquel niño rico que viajaba en una camioneta último mod
CAPÍTULO QUINCE: EL ACCIDENTE SALVADOR Cinco minutos para que la junta comenzara, estaban a muy pocos minutos de dar con los puntos finales que darían paso al nuevo proyecto con el que iban a trabajar ese año, por supuesto que el presidente y su nieto, el heredero de todo cuando el presidente faltara tenía que estar ahí.Todos los lugares ya estaban ocupados, ya solo faltaba que por la misma puerta por la que muchos habían entrado, entrara el gran presidente Ferrer y detrás de él, como siempre tenía que ser, su nieto, el futuro heredero de todo. Inmediatamente, Rodrigo al darse cuenta de eso, marcó de su celular el número de su primo. Él tenía que contestar ahora o de lo contrario., él estaba perdido. S realmente quería que su abuelo no mandara más en sus vidas, si realmente quería que lo dejara actuar por su propia mano, debía de comenzar siendo responsable y creo que eso le iba a costar más que la vida misma.Uno, dos, tres, cuatro sonidos hasta que finalmente, Yahir contestó al
CAPÍTULO DIECISÉIS: AÚN MÁS INTELIGENTESuspirando un poco, Yahir entró en la casa de su abuelo, donde su primo debía de estarlo esperando o de lo contario, no iba a saber qué hacer. Y justo como Rodrigo lo había planeado, ahí estaba ya sentado, esperando por su primo. Pero no solo estaba él sino también, su abuelo.La impresión fue tanta que por un momento no supo que hacer. Entre todas las cosas que hubiera estado esperando, eso. Su abuelo estando ya ahí.— ¡Yahir, Yahir, llegaste! —Dijo Rodrigo levantándose de su lugar y yendo hasta su primo, el mismo que abrazó de un momento a otro. Al igual que Rodrigo, su abuelo se levantó de su lugar con la preocupación impresa en su rostro.—Yahir —nombró casi en un suspiro.Su nieto estaba bien. Yahir no pudo entender ni un poco de lo que estaba pasando ahí, todo lo que sabía era que tenía que obedecer las indicaciones de su primo si no quería afectarlo más. Porque si algo era cierto ahí era una cosa, prefería afectarse a él mismo antes
CAPÍTULO DIECISIETE: UN PECADO MÁS Cuando finalmente Yahir se sintió seguro en su espacio, fue capaz de dejar salir todo lo que estaba sintiendo, quitándose la corbata de un solo movimiento y tirando el saco en la cama con tanta fuerza, Rodrigo se pudo dar cuenta de lo que él estaba sintiendo.—No puedo creer que te dejes tratar así por mi abuelo —dijo Yahir molesto.Rodrigo sonrió. —Si yo no estoy molesto, ¿por qué deberías de estarlo tú?— ¿En verdad me preguntas eso? Rodrigo, mi abuelo es un pobre hombre que no ve más allá de la realidad que quiere ver.— ¿Qué caso tiene que discuta con él? Tiene razón, yo no voy a heredar la empresa, ese serás tú y por lo tanto tienes que comportarte a la medida.—Estoy harto de que digas eso, siempre escuchando esas palabras de su parte. Es hora de que hagas algo y te impongas, Rodrigo. No pienso tomar las empresas, no quiero, ese no es el tipo de vida que quiero para mí.—Pues lo siento, tu abuelo ya ha sido claro con todo esto.— ¿Opinas lo mi
CAPÍTULO DIECIOCHO: RECUERDOS VIEJOS La noche había llegado como tantas, y con una copa de vino en la mano, el señor Ferrer recordaba aquel eterno amor que tuvo y que nunca pudo hacer realidad por miedo a que su padre le quitara todo lo que ahora tenía. Y al final nada de eso le daba la vida que solamente el verdadero amor da. Fue tan inmaduro, tan ambicioso, incluso si en el corazón tenía a aquella mujer que siempre iba a amar, era su culpa que todo hubiera llegado hasta ese punto, sin importar qué él quería imponer en el corazón de su nieto lo que debía de sentir y por quien lo debía de sentir.Mirando a través de la ventana, queriendo encontrar entre todas esas estrellas que más brillaban aquella que siempre iba a ser suya de una u otra manera, el señor Ferrer pensó en aquellos días de felicidad así como aquellos de tristeza.En plena noche, justo donde las promesas tomaban forma, justo donde no podía haber nada más que felicidad, inmediatamente Adolfo supo ir hasta ella. Y si