Luggina llegó nuevamente a casa con una gabardina cubriendo la malla que llevaba puesta en su cuerpo.Como es costumbre de llegar y meterse a la cama como está.Al día siguiente la nana Zuria, como cada mañana la levanta. — Hija,ya es hora, Por favor. Ya levántate se hace tarde te esperan para el desayuno.— Nana, cinco minutos más por favor.— Yo te daría el día entero. Hija no veo la necesidad de hacer esto. Vive tu vida de forma normal. Mírate, trasnochada como una condenada solo ¿para que?.— Nana, se lo que quieres decirme, nací y crecí teniendo lo todo sin esfuerzo. Quiero sentir lo que es lograr algo que te cueste.— ¿Y eso que haces te cuesta?— Si Nana, me cuesta el ensayo, la preparación, nadie sabe que ese lugar es mío, me exigen como una más de ellas.— Hija, temo que lo descubra tu madre, ya sabes cómo se pone ella cuando sales con tus cosas raras.Luggina sintió una presión en su pecho, engañar a su madre era lo que más le dolía.— Madre perdóname. — Pronunció en un sus
Lucciano después de salir de dar la clases en la universidad, recordó que tenía pendiente una visita a su viejo amigo Alessandro.Llegó al imponente edificio de telecomunicaciones, donde estaba Alessandro, pero no se imaginó a quien se encontraría ahí.Los sonidos de unos cristales rotos en el suelo de la oficina, un mal movimiento de mano y el portaretrato de familia fue a dar al suelo.— ¡Sofía! — Llamó a su asistente.— Dígame señor. — Contestó muy nerviosa, entró y vió los vidrios rotos y continuó.— Enseguida recojo eso señor.— Envia a que la arreglen, la quiero hoy mismo..— Enseguida lo hago señor.Sofía era un manojo de nervios, estaba en periodo de prueba, tomó la foto y se dispuso a salir.— Buenas tardes. ¿Señor tiene cita con el señor Berlusconi?— Buenas tardes, no, no tengo cita, pero puede anunciarme con él, pueda que me reciba.Sofía anuncia a Alessandro de la visita de Lucciano.— Señor, el señor Lombardi no tiene cita pero desea hablar con usted . — Le dice y ense
Lucciano salió del edificio de Alessandro, se fue a su departamento, se duchó, se cambió, bajó, tomó la moto y se fue a ese que declaró su lugar favorito, sabía que la encontraría ahí.Condujo metido en sus cavilaciones.No podía creer que esa Pequeña bonita de ojos de color esmeralda, fuera la misma niña malcriada y caprichosa" Claro que tiene que ser así, tiene dos padres y cinco abuelos que le concienten sus caprichos"No podía ser diferente su comportamiento, Luggina era la rebeldía en persona.Y él, tendría que lidiar con ella, a menos que decidiera renunciar.Pero esa posibilidad era una que jamás tomaría." Yo te bajaré ese ego que tienes niña."Condujo a más velocidad y llegó, dejó la moto y la vió, lejana, pensativa, sabía que recordó el momento en que cayó del caballo."¡Ja!Es mi novia fijo siendo una niña, ahora de mujer me odia."** *****El cruce de palabras con Luggina fue algo intenso. Tanto que luego terminó cayendo en sus brazos.— Te tengo - Dijo al momento de atrap
Lucciano miraba fijamente cada movimiento, sentía su cuerpo estremecer, solo de imaginar que era esa pequeña caprichosa estudiante, la que estaba detrás de ese antifaz.Salió de la sala VIP se mezcló entre la gente y muy sigilosamente se adentró al camerino de Ángel, miró cada cosa que ese Ángel tenía, percibió su aroma era ese perfume inconfundible.— Eres tú, muchachita, se que eres tú.Dijo percibiendo el perfume en una prenda. Muy despacio se adentró en el closets cuando escucho risas en la antesala.— Miguel Ángel, programa mi agenda está semana, la quiero libre. Ya se viene mi fiesta y no quiero contratiempo con esto y la fiesta— ¿Algo más mi peque?— No, busco mis cosas y salimos.— Te espero - Respondió Miguel Ángel y Luggina entró a su camerino.Se quedó meditando por un momento, miró." ¿Mi bufanda? Estoy segura de que la deje aquí.Luggina nunca se cambiaba y ese día se le ocurrió hacerlo.Quitó su sombrero, seguida de las mallas, dejando la máscara puesta.Lucciano tení
— ¿Luggina tenemos hoy un día de chicas? Vamos di que sí. — Le preguntó Francesca tomando el celular para llamar a Nicolle y a Matteo. Pues Dante ya estaba con ellos al igual que Emilio.— ¿Donde se a metido Bianca? — Interrogó Dante al ver que no estaba por ningún lado.— La llamaré — Dijo Luggina tomando se teléfono y marcando el número de su amiga. La cual contestó de inmediato.— ¡Hola Lugg!— ¡Nena! ¿Donde andas hoy que no estás aquí con nosotros en la piscina?— No creo que pueda ir hoy. — Su voz era extraña.— ¿Que te sucede Bianca? ¿Tu padre otra vez?— Luego te hablo, si. Por favor.— Sabes que puedes contar conmigo ¿Verdad?— Lo sé, lo sé eres como la hermana que nunca tuve mi, Lugg.Bianca colgó la llamada, y Lugg se quedó mirando la pantalla de su teléfono.— ¿Que le sucede a Bianca? — Interrogó Dante.— Ya nos contará, no me dijo nada, pero necesito hablar con Miguel Ángel, ya vuelvo.Luggina en un diminuto traje de baño caminó a través del jardín y fue a donde estaba, Lu
Lucciano llegó al departamento, fue al mini bar se sirvió un vaso con whisky, mientras lo tomaba miraba a través del ventanal, sus pensamientos estaban en Luggina." Te casarás conmigo Luggina. Así tenga que enfrentarme al mundo entero por ti, lo haré."Si teléfono suena y ve el nombre de Pequeña bruja, una sonrisa se dibuja en su rostro, abre la llamada.— ¿Como está mi hermosa prometida? Tan pronto me extrañas. — Contestó sarcástico — ¡Cállate! grandísimo idiota — Respondió Luggina apretando los dientes de rabia.— Yo no me voy a casar contigo no ahora ni nunca ¿Me escuchaste? ¡Nunca!.Colgó la llamada, Lucciano miró el teléfono su sonrisa se formó más amplia, hizo un gesto de negación con la cabeza, dejó el vaso a un lado y se dispuso a llamar a Valentino.— Tenemos que vernos, necesito al abogado.— Dime donde, o vienes a mi oficina.— Esto es algo muy confidencial, así que quiero la total discreción.— En media hora estoy en tu departamento.Mientras en el departamento de Miguel
Lucciano salió del campus y se dispuso a ir donde Anna y Valentino.Era ya fin de semana, pues tendría que llevarle el reporte de la semana.— Bien los dejo para que tengan sus charlas de hombre cuando esté lista la mesa los llamaré.Valentino miró marcharse a Anna. Luego miró a su amigo Lucciano.— ¿Y? ¿Firmó el contrato?Lucciano recordó el momento cuando tuvo la charla con Luggina sobre el contrato y ella firmó.Flash Back.Luggina llegó al campus metidas en sus pensamientos, no podía creer que se pondría la soga al cuello ella misma. De pronto una voz la saco de sus cavilaciones.— Señorita Pierre. Gusto volver a verla por los pasillos sin que tenga que estar corriendo y chocando conmigo.— ¿Que? ¿ Ahora me estás vigilando?— ¡No! Solo que quería recordar a usted que hoy tiene una cita pendiente conmigo, para una firma de un contrato muy importante.— Créeme que es algo de lo que en mi vida no quiero vivir y prefiero olvidar.Entraron al salón de clases y las horas pasaron sin con
Luggina llegó al departamento de Lucciano. El nunca esperó que fuera tan pronto la firma de ese contrato.La hizo pasar a su oficina.— ¡Pequeña bruja! No pensé que fuera tan rápido.— Créeme que le hago honor a ese sobrenombre. Trae tu contrato, lo firmaré ahora y tú firmarás el mío.— Tengo que leerlo, no firmaré algo que no leo detalladamente.— Pues firmarás y yo firmaré hoy, ahora y si no es hoy, no será nunca.Luggina Tiró la carpeta en el escritorio.Lucciano miró detenidamente a Luggina, como escudriñando su propósito.— Bien deja que imprima el original y lo firmaremos.Lucciano empezó a teclear en su portátil, y sin que Luggina se percatara cambió unas cláusulas .BAILARÁS ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE PARA MI. NO BAILARÁS JAMAS EN PÚBLICO.TE SOMETERÁS A MI VOLUNTAD Y CUMPLIRÁS CADA UNO DE MIS CAPRICHOS Y DESEOS.— ¡Listo! Firmado el mío y firmado el Tuyo.Lucciano firmó cada contrato con firmas diferentes.— Luggina, la ley es pareja, me dejas leer tus reglas y rompemos estos