Cómo enamoré a mi esposo MILLONARIO
Cómo enamoré a mi esposo MILLONARIO
Por: Ada
Amor a primera vista

–¡Ma! ¡Voy de salida, nos vemos en la noche!– grité avisándole a mamá, quien está acostada en la cama con un gran dolor de espalda, el cual le impide caminar.

 -Espera–Ella me habla suavemente y me hace frenar en seco.

–¿Que pasa ma?–pregunto con una pizca de duda en mis palabras, ella se sienta en la cama y me indica que me siente.

–Dilara, por amor a Jehová no le reclames nada a Thiago, tienes que entender que él tiene su condición y eso hay que respetarlo–Thiago es mi hermano menor él tiene 19 años ayer en la noche nos dio una inesperada noticia, bueno solo para mamá porque ya yo sabía que él tenía su guardado, la noticia fue que resulto ser gay, sí... Gay, obviamente, actúe e hice un show que ni yo misma sé por qué lo hice, pero bueno...

Me puse a llorar y golpear la puerta como loca, y lo regañe, el pobre no sabía dónde meter la cabeza de la vergüenza y las lágrimas de mamá marchitaron su rostro en cuestiones de segundos.

Tenía que actuar como sorprendida, no quería dejar mal a mamá quien se desmoronaba en el piso y pienso que por esa razón hoy amaneció con dolor de espalda, tanto es que no puede caminar, en serio me causa mucha gracia eso, creo que sufrió un esguince.

Ahora mamá, piensa que yo voy a seguir fastidiando o reclamando a mi hermanito para que deje esa decisión, como lo dije antes, ya sabía que él era gay, y lo sé desde a principios de año.

–No, no le diré nada, además él ya eligió eso y hay que dejarlo vivir su vida.

–Así es–toma mi mano–Sabes hija, creo que si tu padre estuviese vivo, nos hubiera matado a todos tres.

–¿Por qué piensas eso ma?

–¿Y lo preguntas? Tu padre jamás hubiera querido un hijo así y mucho menos que nosotras aceptáramos esto, por eso te digo nos hubiera matado a los tres–suelto una carcajada.

–Lo sé, pero recuerda que eso era antes, en aquellos años la gente no aceptaba personas LGBT, pero... estamos en el siglo 21, hoy en día esto es normal, tanto que hasta matrimonios hay y el gobierno acepta, así que deja a papá quieto el pobre debe de estar revolcándose en su tumba.

–Si es verdad, además ese Rifrig era un amargado y bebedor gracias a Dios ya murió.

–Shhh, mamá no seas tan dura, mi viejito era el mejor papá del mundo.

–Si así fuera no nos hubiera abandonado por otra mujer, ella misma lo asesino

–mi padre fue asesinado por su esposa, las razones no las sé, lo que sí sabemos fue que le propinó 3 puñaladas hasta ocasionar su muerte.

–Bueno, ya deja al estúpido ese atrás y déjame echarte la bendición para que Dios bendiga tu negocio.

–Está bien–recibida la bendición, salgo de la casa muy entusiasmada como siempre, actualmente soy vendedora ambulante, o sea, trabajo en las calles, eso sí, ofreciendo mis productos, en este caso, galletas de chocolate en forma de corazón... mi madre las prepara y yo salgo a venderlas.

Es duro trabajar de esta manera, término cansada y fatigada, pero más duro sería ver a mi familia pasar la noche sin un plato de comida...

Llegó al centro de la ciudad y como siempre espero que el semáforo esté en rojo para poder ofrecer mis productos o mejor dicho mis deliciosos productos.

Todos se preguntarán porque una chica tan joven y bonita está deambulando en medio de la calle ofreciendo galletas.

Bueno la razón es más clara que el agua, en el día trabajo y en la noche estudio en una universidad pública en la cual no pagó ni un centavo fue becada por el gobierno de este país por razones obvias, soy estrato uno el gobierno beca a todos los jóvenes pobres para qué forjan sus sueños y puedan estudiar en pocas palabras no hay pretexto para no estudiar.

Mi hermano estudia psicología y yo administración de empresas.

No me puedo quejar de nada todo lo tengo regalado.

Gracias a Dios ya he vendido la mitad de las galletas, el precio es muy barato, solo vale $1000 el paquete, pero como tengo tanta suerte algunas personas me regalan propinas.

El sol está tan caliente que creo que voy a colapsar un día de estos.

Mientras esperaba que el semáforo se colocara en rojo por décima vez, un auto amarillo y radiante de alta Gama se postra enfrente de mí, este auto es muy lujoso y sus vidrios son blindados me imagino que ahí debe ir algún alcalde o ministro o qué sé yo, pero para tener los vidrios blindados no se trata de cualquier persona.

A este tipo de personas ni me les acerco, ya me quedo de escarmiento que entre más lujoso sea el auto menos te van a comprar.

Por lo tanto, decido desviarme hacia el auto que está detrás la típica camioneta de cuatro puertas, al pasar por el lado del auto amarillo este pita, se me hizo extraño esto, pero me imagino que no era para mí, pero cuando doy 3 pasos más vuelve y pita, me volteó y me acerco a la ventana del auto, la cual baja de inmediato su vidrio.

 Qué chico hermoso, pero ¿qué querría esta belleza de mí? Me imagino que me llamó para preguntarme alguna dirección.

–Hola nena–su voz es tan grave que parece cantador de ópera rockera.

–Hola joven, ¿en qué le puedo ayudar?–su rostro parece sorprendido al escuchar mi respuesta a su saludo, pero luego eleva una de sus cejas y dice.

–¿Cuánto vale todo eso? Se ve delicioso ese empaque– ¿como así? ¿A qué se refiere?

–¿D-disculpa que paquete?–este maldito morboso ya decía yo que tanta belleza no se traía nada bueno, él suspira y chasquea sus labios.

–Pues... tonta las galletas que más–Ah es verdad, creo que lo mal intérprete.

–Cada paquete te vale 1000.

–No, no, te dije que cuanto vale todo.

–¿Todo?–es en serio parece que me está tomando del pelo no creo que un chico ricachón quiera probar las galletas de una humilde chica, no sabía ni qué responder me quedé fría ante su pregunta y por desgracia el semáforo estaba a punto de cambiar, por lo tanto, el chico saca de su cartera un montón de billetes y me los ofrece.

–Ten.

–Pero joven, esto es mucho y solo tengo ocho paquetes.

–Date prisa chica, el semáforo va a cambiar–no es que esté necesitada, aunque sí, pero solo un poquito de igual dinero es dinero y para mí es de gran ayuda–le entrego las galletas y él las recibe con una gran sonrisa de oreja a oreja. Es la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida y cuando digo en mi vida es en toda mi vida.

–Espero que disfrute sus galletas y que tenga un buen día.

–Muchas gracias, hermosa, espero que estén ricas–me sonríe otra vez, pero esta vez de manera divertida–por cierto, ¿cuál es tu nombre?–santo Cristo, mi corazón está latiendo como loco, al parecer este desconocido me pone a toda marcha.

–Di-dilara–él suelta una carcajada.

–¿Di-dilara?–creo que se está burlando de mí, ya que se me enredo la lengua al decir mi nombre es que como no, con semejante belleza a quien no

–solo bromeo contigo entonces te llamas dilara qué bonito nombre, de hecho tengo una prima que se llama así–el semáforo cambio en verde y el chico me pide las galletas, se las entrego y él me da el dinero, luego cierra el vidrio y arranca su auto dejándome en medio de la calle como una tonta suspirando y sintiendo millones de mariposas en mi estómago, creo que a esto se le llama amor a primera vista.

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