Hola hola! Parece que a Adelaida la tranquilidad le duró poco ¿Qué opinan? Si les gusta el libro pueden dejar sus comentarios, me ayudarían mucho con eso. Bso Kika
Cuando llego al hospital siento mi cabeza tan nublada que no puedo pensar. Mi madre está en terapia intensiva y yo no puedo verla, pero hablé con el médico y me comenta que su estado es delicado. Al parecer mi madre venía con mucho estrés y su corazón ha sido afectado, hay que esperar unos días hasta que ya se encuentre en mejor situación para evaluar si hay daños como consecuencia del infarto. Yo simplemente rezo porque ella despierte y poder hablar con ella de nuevo. No puedo ni empezar a explicar el dolor que todo esto me produce. Eva llegan unos instantes y me abraza por un buen tiempo, consolándome. Esa noche me quedo con Lizzie que vino a buscarme el hospital y nos quedamos un rato hablando antes de ir a dormir. Su vida está bien con su novio y le agradezco tanto estar conmigo en este momento tan difícil. Realmente los verdaderos amigos están en las buenas y en las malas. Yo estoy tan preocupada que no creo que pueda dormir, la realidad es que no hay nada que pueda hacer, sim
— Vaya vaya... Hermanita por fin apareces— dice ella con voz autoritaria. Yo realmente no puedo creer lo que estoy escuchando. Fernanda se ve aún más flaca, su porte generalmente arreglado se ve un poco descuidado, cómo si no tuviese tiempo de acomodarse, o si tuviese la cabeza en otra parte. No está maquillada tampoco, y en general parece otra persona, ojerosa y de repente se ve muy cansada. — ¿Qué qué dices? Ni siquiera me avisaste Fernanda, gracias a que Eva me dijo, tomé el primer avión que encontré. Si lo hubiese sabido antes, estaré aquí hace mucho tiempo— digo entre dientes sintiendo como la sangre va subiendo a mi cabeza. Es como si ya estuviese llegando al límite, estoy triste, decepcionada, molesta y con mucho miedo. Y la aparición de mi hermana, justo después de enterarme de tod
—¿Seguro qué estás mejor?— me pregunta él.Por varios minutos se quedó conmigo, simplemente abrazándome, afuera de la habitación de mi madre. Yo sentía que me desmoronaba, que me caía a pedazos, era uno de los peores momentos de toda mi vida. Peor que cuando mi padre se fue, peor que cualquier día en la escuela, que cuando me enteré de lo que había hecho mi hermana cuando yo era un adolescente, incluso mucho peor de todo lo que había sucedido con él.Para todo eso yo tenía una solución, quizás no las más apropiadas… alejarme, huir, hacer como que no era importante, enterrar esos sentimientos en lo más profundo de mi cerebro y de mi corazón. En cambio, para esto, yo no podía hacer nada,
— Mamá... ¿Estás segura de que no necesitas nada? ¿Estás cómoda? ¿Tienes hambre? ¿Sed?— pregunto yo preocupada. Hace ya un par de días que mi madre ha despertado, después de varios exámenes parece estar todo en orden. Le cuestan algunos movimientos y todavía parece un poco distraída, pero el médico comenta que seguramente es por los medicamentos. Evidentemente, requerirá algunos cambios en su rutina, una buena dieta qué no signifique dejar de comer, sino comer realmente bien, ejercicio casi diario, y cambiar su estilo de vida, donde sea todo un poco más tranquilo. No es fácil para nadie, pero su salud está en juego y yo confío en que ella se lo tome seriamente. — No nada querida, estoy tan bien como se podría en esta situación— dice ella. Mi madre siempre ha sido ese tipo de personas que no le gusta
Los últimos días han sido como una gran montaña rusa, subidas y bajadas sin freno. Pero lo más importante es que mi madre había salido de peligro, le quedaban un par de días más en el hospital, la realidad es que había mejorado muchísimo y no quedaban dudas de que iba a estar bien. Por supuesto que yo tenía que quedarme algunos días más en la ciudad mientras ella se organizaba, tenía que dejar todo acomodado para que ella continuara su vida. Parte de mí también sabía que lo más probable es que tuviera que regresar tarde o temprano a la ciudad… no me iba a quedar tranquila sabiendo que la iba a dejar sola, con mi hermana no se podía contar. Cuando no estaba organizando preocupándome por cosas de mi madre, Brandon ocupaba la otra parte de mis pensamientos. La idea de que él hubiese estado tan enfocado en mí, ayudándome, me dominaba, que él hubiese mantenido todo como un secreto, hacía todo aún más intenso ¿Por qué él no quería que yo me enterase? ¿Por qué no me había hablado de esto?
El tiempo parece haberse quedado atrás por más que yo quisiera detenerme y analizar todo en detalle. No valía la pena, los días siguieron, mi madre había mejorado mucho, volvió a trabajar a la semana en el salón y todo siguió su ritmo normal. Mi hermana buscó otro trabajo y siguió con su mundo de mentiras esperando su novio que nunca llegaba y sus regalos, qué a estas alturas ya todos sabíamos que eran inexistentes. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.Yo finalmente regresé a Aspen, una parte de mí no quería irse, quería quedarme en mi ciudad, yo alguna manera ahí me sentía más cerca de él, pero no tenía ningún sentido, yo tenía que seguir moviendo siguiendo con mi vida, cómo &
Él me observa feliz, toma mis labios con los suyos en un beso voraz y desesperado que enciende cada centímetro de mí e inmediatamente yo le respondo con igual velocidad. Brandon me levanta de la silla, tomándome en sus brazos y me besa, acorralándome contra la pared, sus manos se apoderan de mí, tomando todo a su paso, inundándome de su olor, el calor de su cuerpo, el subir y bajar de su pecho respirando fuertemente y el latir salvaje de su corazón. Me quita el abrigo, y los suéteres que tengo debajo, y yo hago lo mismo con él. Luego una de sus manos está detrás de mi cuello manteniendo el beso y otra recorre mi espalda, sus caderas aprisionan las mías, presionándome sus rodillas chocan con mis piernas y siento como me presiona más y más contra la pared. Estoy atrapada y ruego por no salir. —Yo quería besarte por primera vez a ti… hacer el amor contigo solo contigo— confiesa mientras yo toco su espalda fuerte y ambos respiramos profundo cuando una de sus manos sube por torso y se
Dicen que la felicidad de la vida está en los pequeños instantes, pero todos los momentos parecían maravillosos siempre que yo estaba con él. Hasta las cosas más tontas, más sencillas y cotidianas parecían sublimes. Brandon se quedó conmigo por varias semanas mientras buscaba un nuevo trabajo, él me decía que quería comenzar desde cero en un lugar nuevo, y que por supuesto estuviera aquí o por lo menos muy cerca. Esa perspectiva me parecía maravillosa, él y yo juntos.Quizás habíamos avanzado muy rápido, pero ya habíamos hablado de vivir juntos y la idea me parecía fantástica. Teníamos todo el tiempo del mundo por delante, no había apuro, él quería que yo disfrutara mi tiempo trabajando con los Wellington, a ellos les gusta mi trabajo y yo era feliz en esta empresa.Pero a la vez yo no quer&i