—¿Seguro qué estás mejor?— me pregunta él.
Por varios minutos se quedó conmigo, simplemente abrazándome, afuera de la habitación de mi madre. Yo sentía que me desmoronaba, que me caía a pedazos, era uno de los peores momentos de toda mi vida. Peor que cuando mi padre se fue, peor que cualquier día en la escuela, que cuando me enteré de lo que había hecho mi hermana cuando yo era un adolescente, incluso mucho peor de todo lo que había sucedido con él.
Para todo eso yo tenía una solución, quizás no las más apropiadas… alejarme, huir, hacer como que no era importante, enterrar esos sentimientos en lo más profundo de mi cerebro y de mi corazón. En cambio, para esto, yo no podía hacer nada,
— Mamá... ¿Estás segura de que no necesitas nada? ¿Estás cómoda? ¿Tienes hambre? ¿Sed?— pregunto yo preocupada. Hace ya un par de días que mi madre ha despertado, después de varios exámenes parece estar todo en orden. Le cuestan algunos movimientos y todavía parece un poco distraída, pero el médico comenta que seguramente es por los medicamentos. Evidentemente, requerirá algunos cambios en su rutina, una buena dieta qué no signifique dejar de comer, sino comer realmente bien, ejercicio casi diario, y cambiar su estilo de vida, donde sea todo un poco más tranquilo. No es fácil para nadie, pero su salud está en juego y yo confío en que ella se lo tome seriamente. — No nada querida, estoy tan bien como se podría en esta situación— dice ella. Mi madre siempre ha sido ese tipo de personas que no le gusta
Los últimos días han sido como una gran montaña rusa, subidas y bajadas sin freno. Pero lo más importante es que mi madre había salido de peligro, le quedaban un par de días más en el hospital, la realidad es que había mejorado muchísimo y no quedaban dudas de que iba a estar bien. Por supuesto que yo tenía que quedarme algunos días más en la ciudad mientras ella se organizaba, tenía que dejar todo acomodado para que ella continuara su vida. Parte de mí también sabía que lo más probable es que tuviera que regresar tarde o temprano a la ciudad… no me iba a quedar tranquila sabiendo que la iba a dejar sola, con mi hermana no se podía contar. Cuando no estaba organizando preocupándome por cosas de mi madre, Brandon ocupaba la otra parte de mis pensamientos. La idea de que él hubiese estado tan enfocado en mí, ayudándome, me dominaba, que él hubiese mantenido todo como un secreto, hacía todo aún más intenso ¿Por qué él no quería que yo me enterase? ¿Por qué no me había hablado de esto?
El tiempo parece haberse quedado atrás por más que yo quisiera detenerme y analizar todo en detalle. No valía la pena, los días siguieron, mi madre había mejorado mucho, volvió a trabajar a la semana en el salón y todo siguió su ritmo normal. Mi hermana buscó otro trabajo y siguió con su mundo de mentiras esperando su novio que nunca llegaba y sus regalos, qué a estas alturas ya todos sabíamos que eran inexistentes. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.Yo finalmente regresé a Aspen, una parte de mí no quería irse, quería quedarme en mi ciudad, yo alguna manera ahí me sentía más cerca de él, pero no tenía ningún sentido, yo tenía que seguir moviendo siguiendo con mi vida, cómo &
Él me observa feliz, toma mis labios con los suyos en un beso voraz y desesperado que enciende cada centímetro de mí e inmediatamente yo le respondo con igual velocidad. Brandon me levanta de la silla, tomándome en sus brazos y me besa, acorralándome contra la pared, sus manos se apoderan de mí, tomando todo a su paso, inundándome de su olor, el calor de su cuerpo, el subir y bajar de su pecho respirando fuertemente y el latir salvaje de su corazón. Me quita el abrigo, y los suéteres que tengo debajo, y yo hago lo mismo con él. Luego una de sus manos está detrás de mi cuello manteniendo el beso y otra recorre mi espalda, sus caderas aprisionan las mías, presionándome sus rodillas chocan con mis piernas y siento como me presiona más y más contra la pared. Estoy atrapada y ruego por no salir. —Yo quería besarte por primera vez a ti… hacer el amor contigo solo contigo— confiesa mientras yo toco su espalda fuerte y ambos respiramos profundo cuando una de sus manos sube por torso y se
Dicen que la felicidad de la vida está en los pequeños instantes, pero todos los momentos parecían maravillosos siempre que yo estaba con él. Hasta las cosas más tontas, más sencillas y cotidianas parecían sublimes. Brandon se quedó conmigo por varias semanas mientras buscaba un nuevo trabajo, él me decía que quería comenzar desde cero en un lugar nuevo, y que por supuesto estuviera aquí o por lo menos muy cerca. Esa perspectiva me parecía maravillosa, él y yo juntos.Quizás habíamos avanzado muy rápido, pero ya habíamos hablado de vivir juntos y la idea me parecía fantástica. Teníamos todo el tiempo del mundo por delante, no había apuro, él quería que yo disfrutara mi tiempo trabajando con los Wellington, a ellos les gusta mi trabajo y yo era feliz en esta empresa.Pero a la vez yo no quer&i
Había tenido una semana particularmente intensa. Es verdad que tenía mucho trabajo, pero la realidad era que me había abocado a los proyectos que tenía, como una forma de huir de la realidad y no pensar. Hace un par de semanas que no había visto a Brandon, me había comentado que tenía que armar un evento difícil en su nuevo trabajo, lo que le estaba llevando más tiempo de lo que había pensado.Él seguía como siempre, enviándome hermosos mensajes, fotos, escribiéndome cada día varias veces al día, preguntando qué hacía, qué había comido, a donde había ido y si estaba bien. Además, él me estaba ayudando a armar mi propia empresa de diseño. Más que una empresa era un emprendimiento.Bra
Brandon — Primo... ¿Por qué estás tan preocupado? Si es por Ady... ya Annie y Lizzie me confirmaron que ella está nerviosa pero contenta. Y que por supuesto adoró los regalos que enviaste. Así que quédate tranquilo. Ah, y todos luce perfecto afuera… en serio, es como un sueño— me decía Billy. Como siempre con su carácter relajado. Honestamente, no sé por qué estoy tan nervioso... Quizás es porque hoy es uno de los días más importantes de toda mi vida. No me queda la menor duda. Tenemos casi un año planeando la boda, con tantas personas involucradas y atentas a que todo funcione correctamente que... Tal como dice mi primo, todo está perfecto... Y si algo sale mal... francamente, lo único que me importa es que, ella sea mi esposa. Mi Ady, mi prometida… mi futura esposa. Para mí podría acabarse el vino y la champaña, se puede ir la luz, pueden faltar la mitad de los asistentes... Y francamente poco me importaría, pienso riéndome. Yo lo único que necesito es estar con ella, compartir c
Brandon — Por dios Adelaida— le digo mientras ella me acaricia bajo las sábanas. Su boca está en mi cuello y sus manos viajan por todo mi cuerpo, despertando todo en mí, mis ganas, mi deseo y mis más bajos instintos. Ella me controla a cada minuto. Por un momento estaba durmiendo, descansando, soñando con quién sabe qué cosa... cuando de repente la sentía tocándome, y ella me atraía a mi realidad. A mi maravillosa realidad. En segundos, mi bóxer estaba bajando por mis piernas y perdido en algún lugar de la cama, y ella estaba sobre mí, besando mi pecho, dejando marcas por mi piel, ella bajando peligrosamente por mi abdomen y mi vientre, y yo me disponía a reprimir unos gritos mientras ella estaba entre mis piernas. Por todos los cielos…qué manera de despertar. Cuando ya yo no podía más y sentía mis piernas temblar, prácticamente le supliqué. —Mi amor... por favor— le dije, y ella ya estaba sentada a horcadas sobre mi regazo, apartando las sábanas, mientras se quitaba su pijama