—¿Creíste que yo me enamoraría de uno de ellos…que caería como una tonta?— le pregunto, no tanto para recriminarle sus acciones… sino para entender bien qué pasaba por su mente en esos momentos. Él abre los ojos en una expresión de asombro y su boca se queda abierta en una mueca. —¡No no nooo! ¡Jamás! Yo sé que… a ti nunca te gustarían chicos así… siempre has sido amable y dulce y ellos eran lo peor de lo peor… Pero ellos eran populares, los chicos especiales del colegio… era difícil tratar con ellos, y tenían el apoyo de la escuela para salir impunes— dice explicando. —¿Entonces pensabas que simplemente me dejaría presionar por ellos? ¿Por qué era solo una chica impopular?— le digo y él se acerca a mi angustiado, desesperado por hacerme entender. Sin yo evitarlo, él toma mi mano y la coloca en su pecho, siento como su corazón golpea como desesperado. —Nunca Adelaida…. Nunca te he tomado por una tonta. Todo lo contrario, siempre has sido brillante, y aunque eres buena persona y bo
Por años estuve deseando escuchar algo así, no era una declaración, pero era, una oferta, una propuesta de intenciones, él había manifestado sus deseos, me había dicho exactamente que quería él: Una oportunidad. Que no era más que una circunstancia, un momento, un chance para realizar conseguir algo. Ese algo era ver qué había entre nosotros. Quizás era por todas mis malas experiencias y mis miedos… Pero seguía llena de dudas. — Adelaida, yo no... no te estoy pidiendo que de un momento para otro todo se solucione, yo soy un hombre que ha trabajado, luchado, y se ha forzado por todo lo que ha querido. Tú… dijiste alguna vez que yo era alguien que había sido exitoso y tenía lo que quería. Eso es verdad, no todo... pero casi. Y si algo he aprendido en mi vida desde que era niño, es que las cosas buenas hay que ganárselas... —.— Así que así me digas que sí, en este momento; no estoy esperando que mágicamente obtener lo que quiero, ni que se solucione un problema que ha tenido años. No.
Las cosas habían cambiado, pero también yo había permitido que cambiaran. Así que de repente me encontraba en un día a día en dónde recibía mensajes de Brandon, tentativos, con ese paso a paso que él había mencionado, un firme poco a poco. Yo no me había alejado ni había huido. Él tampoco se había retirado. Él me había dicho que no se podía hacer un borrón y cuenta nueva en nuestra historia, pero sí quizás comenzar como debíamos haberlo hecho. Por lo tanto, usualmente no encontraba en la oficina como si fuéramos dos personas intentando conocerse, me preguntaba por mi día, por los proyectos, por que iba a ser el fin de semana y que me gustaba. Un día Brandon insistió en salir como si fuera nuestra primera cita. Medio a escondidas, salimos de la oficina cuando todos ya se habían ido. Cuando llegamos al lugar era bastante sencillo pero muy agradable. Y lo primero que observé es que la puerta principal estaba cerrada con un cartel que definitivamente decía qué no estaban abiertos para
— Eso es fantástico Ady ¡Realmente fantástico!— me dice Billy contento al teléfono.— Aún no lo puedo creer, te lo juro, que ha sido una sorpresa tremenda— le confieso y mi amigo hace un pequeño sonido de desaprobación que escucho claramente en el teléfono.— Lo importante es que tuviste una gran felicitación por parte de tu jefe, la estúpida de Katie se quería morir — dice con tono contento. Repito ese momento en mi mente y es verdad que Katie no hallaba que decir, no tenía ni idea de lo que yo había propuesto, como una desesperada veía entre las páginas que es lo que yo había hecho, … ¿Qué pretende? Para saber de qué se trató el trabajo hay que involucrarse. — Aún no pueda creer que me dijo el cliente: Es como si me hubieses leído la mente Adelaida, mejor aún… no sabía siquiera que deseaba tanto esto hasta que lo vi, exactamente eso me dijo ¿puedes creerlo? — digo y mi amigo se ríe a carcajadas y yo con él, porque tiene una risa tremendamente contagiosa y hace eco en el teléfon
Pareciera que las puertas del infierno se abrieron cuando le dije eso. Sinceramente, creía que si existía la posibilidad de que a un hombre se le salieran los ojos de las órbitas por pura sorpresa, estaba a punto de hacerlo ahora mismo. ¿Qué diablos acabo de decir? Me parecía que no era gran cosa. Es como si él de repente perdiera la cabeza de repente, de solo escucharme. Me miraba extático y un segundo después estrellaba de nuevo sus labios en los míos con una urgencia y desespero, e inmediatamente, ya no había más palabras, solo besos, manos tocándose, suspiros y temblores. Casi ni nos dimos cuenta de que el ascensor ya había llegado. Yo solo deseaba entrar en su departamento y todo lo que sucedería ahí y si duraba un buen tiempo ahí, pues mucho mejor.—Brandon… la puerta— le decía yo entre besos.Ni les cuento lo que fue meter la llave por la cerradura, parecía como si estuviéramos desactivando una bomba, con una mano intentaba abrirla, mientras él me seguía tocando con la otra.
Él estaba completamente desnudo frente a mí, sonrojado y con una mirada oscura, acercándome al borde de la cama, tomando mis piernas con cuidado y colocándolas sobre sus hombros lo mejor que puede, y entrando en mí con un desesperado siseo. Mi cuerpo está inundado de sensaciones y yo soltaba un grito escandaloso. Sus caderas rápidamente encontraron un ritmo delicioso y yo no pensaba en nada más, sino que sentía.—Maldición Ady… si pudieras ver como te veo. Como me haces sentir— lo escucho decir sin respiración. Escucho como él respira agitadamente, como está concentrado en cada movimiento que hace, en como me toca y me sujeta. Mis piernas tiemblan de la expectativa, mi corazón se acelera y solo quiero pensar en que me estoy acercando, pero él se toma su tiempo moviéndose de forma casi pausada como si quisiera tenerme el mayo tiempo posible.—Brandon, por favor…— casi suplico. Él no parece apurado, como puede hacer esta pausa está más allá de mí. Es tan desesperante como seductor.
Creo fielmente que desde que yo se lo permití, he recibido todos los besos y las caricias que nunca me dieron, los que siempre soñé, y nunca obtuve; así como también yo di todo ese amor que estaba dentro de mí, encerrado, rogando por ser entregado a alguien. Anoche me sentí amada, deseada, valorada por quien soy, con mis defectos, con mis dudas e inseguridades. Anoche vi estrellas, fuegos artificiales y posiblemente una explosión nuclear. Me sentía única e irrepetible y los sonidos que él hacía, como se estremecía, su tono cuando me susurraba, fueron la guinda del pastel. Él era feliz conmigo; yo no tenía que hacer nada más que ser yo misma, me lo había dicho varias veces, pero recién hoy lo aceptaba y lo entendía. Por supuesto, no solo era todo pasión y desborde, sino que me sentía respetada, cuidada. Fue algo que nunca tuve y que no imaginé tener. El temor de enamorarme seguía, pero ¿Podría evitarlo? Quizás esto no pasaría de aquí, quizás no llegaría ese amor como el que yo anhe
—¿Billy? ¿De verdad? ¿Realmente te refieres a mi primo?— pregunta el asombrado. —Si Brandon, ese Baby que aparece en mi celular es Billy, tu primo, nos decimos así desde hace tiempo, tú sabes como es él con la forma de hablar y como trata a los demás y...— digo en serio, pero él me interrumpe. —¿Billy? El mismo que dijiste que no tenías nada con él, ninguna relación… ¿Lo tienes guardado como Baby? ¿De verdad Adelaida?— se escucha muy molesto y está usando mi nombre completo, nada de Ady, ni princesa, ni amor, ni cariño. Yo no puedo creerlo, pero en realidad él está que me quema con la mirada. —Brandon, por favor…— empiezo yo decirle, pero él levanta los brazos en una actitud desesperada, cómo si no quisiera ni escucharme hablar. —¿Tú de verdad crees que soy tonto? ¿Por quién me tomas Adelaida?— me empieza a hablar levantando la voz a modo de regaño. —Brandon ¡Es Billy de quien hablamos!— digo en voz alta respondiendo a sus acusaciones, señalando en el aire como sea mi lado existi