Rachel
La mirada que me dedicó dio mucho que pensar. No lo sé, lucía como nervioso o inquieto. ¿De qué habrá hablado?
—¿Sucedió algo malo? — cuestioné curiosa.
—No, preciosa — se quitó la chamarra y la puso en el suelo—. ¿Por qué no nos sentamos a contemplar por más tiempo esta hermosa vista?
—Claro, me gustaría.
Nos sentamos en el suelo, pero no me atrevía a cortar el silencio. Luego de esa llamada ha estado actuando extraño y me tiene nerviosa.
—¿Por qué no me cuentas un poco sobre ti? — su pregunta me estuvo curiosa.
—¿Cómo qué? ¿Hay algo que no sepas? Creí haberte escuchado decir el otro día que sabías todo de mí.
—Hay cosas que se deben preguntar directamente. ¿Te molestar&iacut
—¡No te acerques, Aiden!—¿Qué sucede? ¿Qué tienes?—Aléjate, por favor.—¿Por qué? ¿Qué sucede?Me enamoré de la persona que no debía, y en este momento es cuando lo he comprendido. Aiden y yo no podemos estar juntos. Me estaría convirtiendo en lo mismo que ella; una mentirosa e hipócrita. No lo merezco.—Esto no va a funcionar, Aiden. Lo mejor será terminar las cosas aquí…Me duele pronunciar esas palabras, porque en el fondo sí me enamoré de él. Lo amo como jamás he amado a alguien. Pero él jamás va a perdonarme que haya matado a su hermana. Solo es cuestión de tiempo para que lo descubra.—¿Qué estás diciendo? ¿Te sientes bien?—No me hagas repetirlo, Aiden.—¿Tuviste una
Su risa fue algo que me causó escalofríos.—Solo espero que esto sea una broma de muy mal gusto, Rachel.—No, no lo es, Aiden. Daría lo que fuera para que esto fuera algo que pudiera cambiar, pero es imposible. Quiero que sepas que yo…—Repite lo que has dicho, porque creo que he escuchado mal.—No, no has oído mal. Hay una explicación para lo que hice, te lo juro, pero necesito que me escuches — mis palabras se vieron silenciadas por el estallido del jarrón de la mesa de noche al romperse en miles de pedazos.—Te doy un solo instante para que te retractes de eso que has dicho y me digas que estás jugando conmigo porque estás aburrida o porque quieres que te deje ir a no sé dónde.—No estoy jugando, Aiden. Sé que debes sentirte muy mal en este momento y que no creo que existan las palabras adecuadas para calmar tu dol
Los siguientes días han sido un infierno, y no, no es porque me haya hecho algo, todo lo contrario, porque su indiferencia es más notoria. No me ha dirigido palabra alguna. Solo se asegura de que Nany está haciendo su trabajo y me da mis vitaminas y la comida al pie de la letra. Ella regresó hace dos días, antes de eso era uno de sus hombres quien me traía la comida al cuarto.Es muy poco lo que he salido de la habitación, y no es porque no pueda, es que no quisiera encontrarme con él. No puedo darle la cara luego de todo lo que ha pasado.Todos los días cuando despierto, anhelo despertarme a su lado. La cama se siente vacía. Me hacen falta sus abrazos, sus caricias, sus atenciones y sus besos. Si quería castigarme, siento que extrañarlo y añorar lo que éramos es el peor castigo.De tanto llorar, ya mis lágrimas no salen, pero esa opresión en el pecho
—¿Se encuentra bien, señora?—Sí.—Es la Sra. Andrea— comentó uno de ellos.—Llevaré a la señora a su habitación. Debemos informarle de esto al Sr. Aiden.—¿Y Lucas? — cuestioné.—Se suponía que estuviera con usted.—No. Él desapareció de la nada.—No se preocupe por nada. Nosotros nos encargamos.Entramos a la casa y con quien me encontré fue con Nany.—¿Qué ha sido ese sonido?—Un disparo— respondí.—¿Un disparo?—Era la Sra. Andrea — comentó el hombre.—¿Andrea está aquí? — parecía muy sorprendida.—Estaba… — respondió él.—Mi hija… — murmuró Nany—. &iques
AidenRachel se quedó dormida y decidí salir del cuarto con cuidado para no despertarla.Me juré que no vendría a verla de nuevo y es lo primero que hice, como un idiota me he vuelto a fallar. Debo odiarla, necesito hacerlo, pero a medida que lo trato, mis intentos son infructuosos.Sé que debo sacarla de mi vida, de mi cabeza y de mi alma, pero ella sigue batallando ahí dentro, sin interés de marcharse.Tuve todo al alcance de mis manos. La tuve a ella durmiendo entre mis brazos, sin siquiera imaginar que podía ocultarse tanta maldad en un cuerpo tan pequeño y frágil.Le he fallado a mi hermana, a mi familia, pero sobre todo a mí mismo. Amarla sobre todas las cosas es mi castigo, porque incluso sabiendo la verdad, no puedo arrancarla de mi pecho como quisiera.No vi venir su engaño. Siempre quise pensar que las pruebas habían sido alteradas, que su in
Descargué los vídeos y los adjunté a un correo para enviárselo a un viejo amigo. Luego le llamé para explicarle lo que necesito que haga.—Te voy a encargar un trabajo y quiero que lo ejecutes lo más pronto posible. Te he enviado unos vídeos a tu correo, necesito que identifiques a cada chica que sale en el y las localices. Cada una de ellas debe estar inscrita en alguna universidad de Utah.—¿Alguna orden especial?—Sí. Quiero que les des una golpiza de la que nunca se olviden. Todas son chicas con familias influyentes, por lo que en la cárcel no recibirán su castigo como lo merecen, por eso quiero que subas los vídeos a las redes donde se vean claramente sus rostros. Las abusadoras deben recibir su castigo, ¿y qué mejor manera que darle a probar de su propia medicina?RachelMis párpados se sentían pesados. El escenari
Durante los siguientes meses, mi embarazo se iba notando cada vez más. Los malestares eran recurrentes e insoportables. A pesar de que las cosas entre Aiden y yo ya no son lo que eran, me reconforta saber que siempre está ahí para cualquier situación que se presente. Hemos visitado el ginecólogo frecuentemente, como también hemos visto a nuestro bebé, pero nos ha hecho esperar, pues no se ha dejado ver.No niego que daría lo que fuera porque las cosas fueran como antes. Para mí no es suficiente que venga cada noche a leernos un cuento o a cantarnos, para después marcharse. Mi cama se siente tan vacía cada noche. Sé que es algo a lo que debo acostumbrarme, pero a medida que pasan los días, más me duele su ausencia. Ya no somos nada y lo nuestro está totalmente acabado, pero ¿qué hago si todavía dentro de mí guardo una esperanza?La habitac
Después de salir del doctor, decidimos detenernos en el centro comercial. Hay cosas que dejamos para última hora, pues aún no sabíamos el sexo del bebé. No sé si no se ha dado cuenta, pero su mano estaba sujetando la mía. Supongo que lo hace para que no me pierda o me vaya. ¿Por qué otra razón sería?—Deberíamos comprar más cajas de pañales— comentó.—¿No crees que tenemos demasiadas cajas de pañales?—Bueno, es algo muy necesario. Para que le falten que sobre, ¿no?En el pasillo de la tienda había una pesa la cual debía insertar monedas para saber su peso, presión arterial, etc. No dudó en subirse a ella. Creo que le ha afectado mucho lo que dije y no se ha dado cuenta.—¿Qué haces?—¿Realmente me veo más robusto?Hice