Prólogo
Kim Seon Ho vio el final de su existencia cuando esa chica cruzó las cortinas en cuanto dos señoras levantaran la tela para que eso sucediera. Lo vio venir porque sabía que sus padres querían un matrimonio arreglado para él. Y por supuesto que nadie tiene derecho a imponerte algo que no deseas. Nadie debe obligarte a hacer algo que no quieras. Punto. Esa chica, cuya cabellera negra larga y lisa y cuerpo frágil como una copa al borde de una mesa tiene el nombre de Eun-ji. Su significado es: flor de la bondad. Pero nada de eso habia ella. Kim la conocía de la escuela y sabía la clase de chica que era: pretensiosa, manipuladora y falsa. Sus padres era uno de los mayores Ceo de su país natal y, a decir verdad, tenerla parada frente a él, no le causaba nada más que la personificación de la presión familiar que tenía. Su madre le había prometido que, si se unía a ella en sagrado matrimonio, habría suficiente dinero como para que él pudiera cumplir su sueño de ser actor. Una promesa debe sonar a eso, una promesa. No a algo que debes hacer para luego hacer lo que tú quieres. Como si su madre no supiera realmente qué era casarse con alguien que no quieres.Eun-ji llevaba un vestido floral pegado al cuerpo que llegaba hasta sus tobillos, delineando su delgada silueta. Su pálida piel entraba absurdamente en el canon de su país. Incluso su delgadez genera preocupación. Pero claro, lo que no se cuestiona no se discute ni se lleva sobre la mesa. La chica le sonrió dulcemente, pero él se mantuvo serio, indiferente. Ella no se vio afectada por esa reacción suya, continuó sonriendo mientras otras señoritas se acercaban a ella para charlar mientras la fiesta de unión se celebraba.Kim tenía una copa burbujeante de alcohol mientras observaba en lo más alto del edificio toda la ciudad de Nueva York. La reunión “familiar” y colegas de la familia se llevaron a cabo en un edificio con muchísimos pisos. Y era irónico que los padres de Eun-ji lo pagaran con tal de que se realizaran allí porque le encantaba la vista y porque podía permitírselo. Eso la ponía loca. —Felicidades por el compromiso, hijo —se acerca a Kim uno de los colegas de su padre, estrechándole el hombro. Se esfuerza por sonreírle, pero lo único que consigue es una mueca un tanto...torcida. —Gracias señor Ong —le agradece, tranquilamente.—La señorita Eun-ji es un encanto, educada y buena persona. Es usted un hombre muy afortunado al igual que su familia, quien ahora hija de sus padres —se ríe el hombre de estatura bajita será, ojos pequeños y futura calvicie. —No se da una idea de lo afortunado que somos —se les acerca la madre de Kim, con una amplia sonrisa y buen humor. El chico se endereza un poco. Su presencia era simpática, pero, a decir verdad, el joven le tenía algo de miedo por su carácter...peculiar. —Eun-ji es perfecta para nuestro Kim Seon Ho —los ojos de su madre recayeron sobre él. Kim tragó saliva y se obligó a sí mismo a platicar amablemente con el señor Ong, quien no paraba de halagar a su futura esposa como si fuera una joya a la cual apreciar.Lo único que quería Kim era que lo atropellara un tren.CAPÍTULO 1.Me he enamorado perdidamente de una estrella de telenovela.Todos nos hemos enamorado o nos ha gustado una estrella de cine, series o novelas. A la cual hemos puesto en un pedestal por el simple hecho de tener una belleza única. Una personalidad destacable o un corazón noble o despiadado en la pantalla.A todos nos ha cautivado una persona que se ha vuelto inmortal en cintas de video o sólo por su tono de voz a la hora de decir algo que nos ha explotado la cabeza.Incluso no viendo sus cintas hemos fantaseado con ellos en reiteradas ocasiones...para no decir qué tipo de fantasía.Pero yo, Sky King, estoy perdidamente enamorada del actor Kim Seon Ho. Había estado en k-dramas, para luego expandirse y llegar al suelo americano para aparecer en pequeñas escenas como CSI o películas románticas como actor secundario hasta que pudo dominar el cine estadounidense y comenzó a obtener papeles importantes como Los juegos del destino, una película romántica mezclado con comedia en don
CAPÍTULO 2 La locura internacional estaba a la vuelta de la esquina. Desde que Gaby me soltó aquella noticia como si fuese un comentario más me hizo revivir momentos de adolescencia en cuestión de segundos. Como pequeños flashback de mi pasado apasionado por Kim, mi actor favorito. Nunca tuve la oportunidad de ir haberlo o coincidir en alguna entrevista y que estuviera en New York me emocionaba muchísimo. Conseguí la dirección gracias a un viejo link de una red social que tenía en donde había un grupo de fans de Kim que ya no miraba. Gracias a Dios, también estaba en todos los portales de noticias de farándula avisando a dónde se presentaría y a qué hora. Era fácil llegar a donde él estaba dando conferencia, así que, sabiendo aproximadamente el horario porque varias fanáticas ya estaban en el sitio, me alisté como si estuviera apunto de ir a una cita al aire libre y con un clima espectacular. Un jeans claro desajustado en la cintura para dar la sensación de una cintura pequeña
CAPÍTULO 3 Si cuando lo vi en la pantalla me había enamorado de su manera de actuar, de sentir y expresarse, sin contar lo hermoso y perfecto que era, cuando lo vi en persona, todas esas cualidades se multiplicaron, llegando a lo más alto de la cúspide. Fue como si sucediera en cámara lenta. Pero, yo quería que sucediera de esa forma para guardarme aquel instante como un pequeño regalo en todo mi tormento de vida. Quizás suene exagerado, pero quizás necesitan algo de empatía para comprender lo que significaba para mí ese momento. Un momento único en donde él, de forma distraída él al caminar topó sus ojos con los míos. De esos ojos oscuros no me es fácil olvidar. Y supongo que sintió la misma chispa cuando vio mis ojos café. Tenía las manos en el bolsillo, despreocupado. Llevaba una camisa abotonada debajo de su chaqueta oscura, el cabello oscuro desprolijo pero para nada despeinado porque así era su postura ante todos. Lucir despreocupado y a la vez, ser la persona más atractiva
CAPÍTULO 4Imposible no tenerlo en un pedestal y ahora estar en el mismo coche que él, en silencio en el interior, pero por fuera, una fuerte lluvia que pretende romper las ventanillas.Nunca me hubiera imaginado en esta situación. Quería entrar en el museo para verlo en una entrevista y ahora estaba aquí ¡¡en el mismo auto que él!!Bueno basta. Era todo hermoso lo que estaba viviendo, pero sinceramente quedar en silencio con él no era lo más cómodo. Era medio raro el ambiente.—Así que tengo cara de ser una persona soberbia —me dice, acariciando el volante con sus largos y gruesos dedos. Me sorprende lo pálidos que son.Madre mía, se acuerda de lo que le he dicho. No sé se gritar de la alegría o hacerme chiquita en mi asiento.—Bueno, sí. No le has dicho nada a tu amigo cuando me gritó en el museo —me explico con pausa —. Así que sí, eres alguien soberbio.—Era mi representante —responde en seco.—Ya sea tu tía o tu representante, hubiera sido genial que le dijeras que no me grite.
CAPÍTULO 5. Observo detenidamente mi tarjeta una vez en la habitación de mi residencia. Me he tomado la molestia de, después de ducharme, sentarme en la cama y observar el papel grueso en donde su nombre estaba hecho con un relieve dorado en letra cursiva. No podía creer hasta dónde había llegado a tener contacto con él. Es como si Dios me hubiera mirado por primera vez y hubiera soltado “esta culera quiere al coreano ese, vamos a bendecirla” y procedió a escupirme en la cara. La lluvia no paraba y empezaba a hacer frio. Envolví mi cuerpo con una manta mientras apreciaba el nombre de Kim. No sabía si llamarlo ahora mismo o hacerlo después. Si lo hacía ahora quizás quedaba como una desesperada, pero si lo hacía luego corría el riesgo de que alguien más ocupe aquel puesto que me ofrecía. El trabajo de mis sueños se unía al chico de mis sueños. De pronto mi soledad se ve interrumpida cuando Gaby entra agarrado de la mano con una chica alta y morena de rizos definidos. Se produce al
CAPÍTULO 6 KIM SEON HO. Una vez que queda a solas, siente que puede respirar sin que nadie le indique cómo hacerlo. Sale de su despacho y camina mientras se quita la ropa hacia uno de los baños de su apartamento. Le grita a su comunicador automático instalado en la casa que prenda la música y que haga sonar la canción de Imagine Dragons: Not today. ¿Cómo es posible que dos personas al mismo tiempo estén sincronizados a través de la música? ¿Cómo el corazón de alguien puede estar tan conectado al de la otra persona? Puede que uno intente idealizar a estas dos personas que son polos opuestos, pero Kim estaba seguro de lo increíble que era aquella chica llamada...¿en algún momento le había dicho su nombre? Ni siquiera había tenido oportunidad de decírselo. Ella lo conocía a él pero no él a ella. Si se lo había dicho quizás ya no lo recordaba o se le había pasado por alto. Kim llega finalmente al baño, completamente desnudo y en cuanto la tina se carga con agua tibia se sumerge poco
CAPÍTULO 7 Una de las cosas que nadie te dice es cómo calmar tu ansiedad, que a veces, se confunde con nerviosismo o ataque de pánico. Manos sudorosas, un pie que se mueve al ritmo de tus palpitaciones contra el suelo de un ascensor y un picor extraño en la nuca. No podía diferencias esos tres estados que sufría el ser humano. Me veía reflejado en los tres espejos de las paredes. Observaba todas mis imperfecciones. Había algunos vellos de las cejas que no debían estar allí. Tuve que haber prestado más atención en eso. Abro la boca y aprieto los dientes, mirándolos. Los he lavado infinidad de veces, pero aun así siento que están algo amarillos. Debo parar con el café o terminaran pudriéndose. Me siento bonita, o así me sentía cuando me miré en el espejo de la habitación. Camino de un lado al otro hasta que finalmente llego a su piso. El ascensor se detiene y el corazón empieza a latirme con fuerza. Las puertas se abren y salgo directamente a un pasillo, chocando ante una pared que
PARTE 2. Kim se la queda viendo como si se tratara de una extraña. Aquel gesto me hace sonreír por dentro. No lo conozco en su totalidad, sólo me he creado una imagen idealizada de él, pero nadie puede negarme que no le agrada esa chica. Ni siquiera sé de dónde salió. Mi lucha mental era saber qué ocurría entre ellos dos, qué los unía y a la vez, ver la belleza de ese hombre que me triplicaba la estatura y de tamaño por lo musculoso que era. Me gustaba como se había enrollado las mangas de la camisa negra a la altura de los codos y estaba fuera de la cintura de su pantalón del mismo color para dar un aire despreocupado. Su cabello, el cual combinaban con su vestimenta estaba sutilmente despeinado. —Pasa por favor —me invita Kim, haciéndose a un costado para permitirme el paso. Sumisamente con mis manos sobre mi vientre paso sin mirar a la chica. Siento sus ojos clavados en mi nuca. —Siéntate en el sofá. En seguida regreso —me dice él, tranquilo pero tenso a la vez. Sale al p