CAPÍTULO 15—¿Puedo saber qué estás haciendo aquí, tocando mis cosas? —entro a la habitación, alterada por su presencia.El sujeto no parece inquieto por mi presencia ni mucho menos se levanta de la cama.—Cierra la puerta, Sky—me pide, autoritario y serio, sin mirarme ya que tiene los ojos puestos en el cuadro en donde estoy yo sola, con una sonrisa de oreja a oreja.—Por supuesto que no ¡largo! —le grito, señalando la puerta con el dedo y deseando que alguien escuche aquel pedido para no estar sola con un extraño.Pero la música de la planta baja es tan alta que dudo que eso ocurra. De pronto, escucho que Dacing Queen está sonando en la fiesta y me arrepiento de haber subido.Al menos me hubiese gustado bailar eso con Gabriel. Ya lo he escuchado cantando en la ducha ese tema.—No voy a hacerte daño. Cierra la puerta—vuelve a pedirme, con poca paciencia.—No.Levanta sus ojos hacia mí, observándome sin expresión en ellos, pero puedo ver que no va a largarse de aquí hasta que lo haga.
CAPÍTULO 16.SKY KING.Me levanta en el aire sujetando mi cuerpo con su brazo entero. Con su mano libre me toma por la nuca, con fuerza y me mira, como si estuviera a punto de comerme. Sus ojos, intensos, me observan bajo la luz de la luna que nos pega a ambos en la cara. El silencio se ve opacado por nuestra respiración agitada. Esto es el amor…el encuentro entre dos amantes que se olvidan del mundo.Como cuando un demonio tocó lo prohibido, un ángel lo quiso besar.El ángel, de cabello castaño que caía como manto sobre su espalda, tomó entre sus manos el mentón del demonio y este cerró los ojos, disfrutando del tacto que el destino quiere asesinar.El demonio la contempla como si se tratara de la belleza más inalcanzable del mundo, el ángel quiere ser observado y amado, por lo que su ego se eleva hasta grandes alturas con una sola mirada.—Quisieron alejarme de ti, pero no pudieron, amor—susurró Salam, con aquella voz grave que parecía penetrar en mi pecho cada vez que hablaba. Podr
Angelica.Angélica no pudo terminar la frase ya que se desplomó contra el duro suelo como si fuera una bolsa llena de piedras. Alison, atemorizada, cruzó la oficina corriendo para levantarla.Leyó los labios de la joven y claramente le estaba pidiendo agua. Estaba deshidratada.Fue hasta su escritorio ha buscar su botella con el contenido, regresó para mojarles los labios y así poder avisarle que le había traído lo que pedía.El ángel bebió con poca energía pero horriblemente sedienta se tomó todo lo que había de agua. Alice no podía dejar de mirarle las alas y se contuvo para no rosar las yemas de sus dedos sobre cada pluma. Se percató tarde que un ala era mucho más oscura que la otra. Más que grises, eran algunas blancas y otras llegaban al tono negro. Como si estuviesen quemadas y prometían convertirse en cenizas ante sus ojos. No se atrevió a levantar al ángel que tenía frente a ella por miedo a lastimarla. Apoyó la cabeza de Angélica cuidadosamente sobre sus muslos unidos y el
ANGELICA.Despertó con el sol pegandole en sus ojos de tono amorronado. No maldijo aquel malestar que le provocaba el contacto del nuevo día porque ahora, simplemente ahora, estaba viva.Bostezó como si no lo hiciera hace tiempo mientras estiraba sus brazos con gran satisfacción. Alejó las sabanas de su cuerpo y se levantó desnuda de su cómoda cama. Cerró las cortinas de la habitación para que nadie la viera y se vistió con mi ropa.Sí, mi ropa.Buscó exactamente el jeans que a mí me gustaba usar y con una sonrisa maliciosa se miró al espejo, admirando sus pechos desnudos y su silueta tan favorable que cualquier chica envidiaría..., o eso pensaba cuando se miraba porque lo había visto en sus ojos.Se puso un sostén negro y una braguita del mismo color. Se colocó los jeans azules, medias negras y una remera de The Beatles demasiado gastada que estaba en el fondo de mi placar.Se ató el cabello castaño que le llegaba hasta el trasero y se miró una vez más, mirando su reflejo como si se
Había un torbellino de personas abandonando la institución ya que había provocado un incendio ante las chispas provocadas en las luces. Los libros se prendieron fuego ante mis ojos y sin querer incendié la caja eléctrica del sótano que abastecía a toda la energía al edificio.El bullicio y el lío que había hecho no bastó para que Simón dejara de mirarme y obedecer a los bomberos para que se marchara ya que estaban evacuando el piso. Lo más irónico de aquella situación desastrosa, fue que Angélica Williams continuaba sentada, y había comenzado a pintarse las uñas contra el pupitre mientras ardía el mismisimo infierno a su alrededor.Entonces los tres bomberos que habían ingresado al curso y pretendían tironear el brazo a Simón quedaron congelados en el tiempo y las llamas quedaron suspendidas al igual que ellos. Estaba de más aclarar que él y Angélica eran los únicos que podían moverse como si todo continuara.–He comprobado que me queda mejor el negro que el rojo. –soltó ella, mirando
Dylan.El día lunes primero de Agosto del 2016, sucedieron hechos que nadie pudo describir con palabras. Hechos que solo eran ver para creer. Había visto películas sobre aquellos hechos pero jamás imaginé que...Dios, que dificil era todo ahora que ella no estaba.Mamá había reproducido el vídeo que ya estaba en redes sociales, en los noticieros, en las iglesias, en todos lados, en donde un angel salía volando, rompiendo el vidrio del techo del centro comercial.Las alas de Angélica estaban por donde mires. Habían colgado carteles, preguntando si la habían visto, si tan solo habían...,me resultaba dificil continuar hablando cuando de describir se trataba la cosa.De pronto, nuestra casa estaba invadida por periodistas, por personas de las diferentes religiones del mundo y hasta el presidente se había querido contactar con nosotros. Era horrible tener fotógrafos escondidos en el jardín, como si estuviesen esperando que Angélica volviera a casa así, como si nada.A más de uno tuve que am
A las tres semanas tuve nauseas leves, y a medida que avanzaba el tiempo mis días los pasaba vomitando en el retrete de mi "casa".Amanecía con nauseas y vomitaba como una condenada. Tenía malestares como dolores de cabeza y mis defensas habían bajado de una forma que vivía con congestión nasal.Notaba mi vientre un poco más grande cuando cumplí apenas un mes de embarazo. Me miraba al espejo, desnuda cada vez que salia de la ducha y me contemplaba en el espejo, destrozada, decaida, sin ganas de continuar respirando.La noticia me había caído como un balde de agua fría con cubos de hielo y para mí ya era algo natural tener los ojos hinchados por culpa del llanto.Era traumático saber que en mi vientre estaba la hija de la persona que por desgracia amaba y la de un demonio que no conocí, pero sí oí gritar cuando se la arrebaté de su cuna. Aquel grito voraz, que significaba la misma agonía, me atormentó en las primeras semanas pero luego pude vivir con él.Hace un mes no sabía nada de Si
Aquella noche caía lluvia del cielo nublado, el viento embestía a cualquiera que se atreviera a salir de su casa. Los truenos ensordecían los oídos sensibles y los animales abandonados buscaban refugio bajo un techo que no permitiera que se empaparan.En la vieja fabrica abandonada, las luces disipadas por la lluvia ingresaban para iluminar cada parte oscura.Un auto llegó y estacionó detrás de unos arboles para no ser visto. Las puertas del conductor y el del acompañante se abrieron de forma sincronizada, dejando a la vista a Emilia y Kevin Williams, los padres de Angélica.Ambos caminaron apresuradamente bajo la lluvia hasta llegar a una de las entradas de la fabrica donde fueron citados con una carta anónima que les hablaba de Angélica.—¿Estás seguro que es aquí, Kevin?—Sí, es la misma dirección que dice la carta.Entonces, a la distancia, vieron a una silueta de estatura baja que se aproximaba hacía ellos.Gabriel se apareció sin alas y tomando una postura más humana para no ate