Adriano no cabía de felicidad al pensar que pronto se casaría con Vanessa y ni siquiera había tenido que utilizar ningún truco para convencerla de que lo mejor era que la boda se llevara a cabo antes del nacimiento de su hija, ella lo había decidido por su cuenta y lo había visitado en su oficina por la tarde para hablar sobre ello.
Acarició el brazo de su esposa y depositó un beso en su cabeza. Ambos estaban en cama descansando después de un largo e interesante día.
—¿Ya decidiste que vas a hacer con la casa de tu abuela? —preguntó Adriano rompiendo el prolongado silencio
Pese a los meses transcurridos desde el juicio de Filippo, Vanessa aun no tenía idea de qué hacer la propiedad de su familia. No era la única que había heredado, pero la mayoría no representaba para su esposa lo que está hacía. Ella había mante
Vanessa y Elaide entraron a la sala en medio de risas. Ambas habían pasado un día entretenido. No podía recordar cuando era la última vez que habían pasado un tiempo a solas. Habían ido de compras, luego se habían detenido a almorzar antes de continuar. Durante el almuerzo habían hablado de los planes de Elaide para la universidad, ella se había decidido por estudiar Ingeniería informática y ella le había dejado en claro que contaba con todo su apoyo.—La mujer no sabía que decir —dijo su hermana.—La expresión en su rostro era cómica, creo que considero decirte que sí y entonces ¿qué habrías hecho?—Decirle que no podía.—Veo que pasaron un día divertido —dijo Adriano bajando por las escaleras, no lo había escuchado acercarse.—Ya sabes, Elaide y sus trav
Vanessa trataba de mantenerse serena mientras esperaban que Anna llegara con su hijo. No estaba allí desde hace mucho, pero seguro se había parecía una eternidad.—¿Cuánto falta para que lleguen? —le preguntó a Adriano, él estaba sentado en uno de los sillones, ella había estado a su lado hasta hace unos minutos atrás, pero estaba demasiado ansiosa y necesitaba mantenerse en movimiento mientras pudiera.Adriano miró su reloj de muñeca.—Deberían estar aquí en cualquier momento. —Como si eso fuera una señal, unos golpes en la puerta sonaron antes de que esta se abriera. Adriano le había dejado la orden a su secretaria de que hiciera pasar a Anna y Paolo sin ser anunciados.Adriano se levantó de su asiento a recibir a los recién llegados mientras ella permanecía en el mismo lugar como si no pudiera moverse.
Adriano evaluó a Paolo, no parecía un mal chico -solo algo confundido-; sin embargo, esa no era ninguna excusa para la manera en la que se estaba comportando. Si no fuera por qué no quería arruinar la relación entre su esposa y él en un futuro, la historia sería diferente. El muchacho abrió la boca, seguro dispuesto a lanzar más ataques verbales, lástima que él no estaba de humor para escuchar nada más, había tenido suficiente de su carácter irreverente. Hermano o no, no iba a dejar que nadie le faltara el respeto a Vanessa, la próxima vez no sería tan educado. Alzó una mano en el aire y Paolo guardó silencio. Sabia decisión. —Es mi hora de hablar. Has dicho tantas cosas, pero no te has detenido a escuchar en ninguna ocasión. —Paolo lo desafió con la mirada y él lo miró con aburrimiento—. Asumo que no eres ningún tonto y yo no soy de los hombres que le gusta explicarse más de una vez. Si no quieres hacerte la prueba entonces no lo hagas, nadie te
—¿Estás segura de que todo está bien?—Define bien —bromeó y Elaide la miró como si intentara descifrar que es lo que estaba sucediendo—. Tranquila, todo está bien. —Eso no era una mentira… no por completo. Adriano le había llamado un par de horas atrás para decirle que tenía los resultados de ADN en sus manos y no podía evitar sentirse inquieta hasta que confirmara que Paolo era su hermano. —¿Entonces porque luces tan… —El sonido del timbre interrumpió la pregunta de su hermana y se sintió agradecida.Elaide se sonrojó y llevó una de sus manos hasta su cabello para acomodar un mechón de cabello inexistente detrás de la oreja.—Tu cita está aquí —dijo señalando lo obvio solo para ver a su hermana más nerviosa.La ama de llav
Elaide llegó último a la mesa, los saludó y acomodó su silla de ruedas en su lugar de siempre. Ella era independiente en tantos aspectos, pero eso no impedía que siempre estuviera al pendiente de lo que hacía.Elaide tenía una sonrisa resplandeciente y ese era suficiente indicativo para deducir como le había ido la noche anterior. En todos esos meses viviendo juntos, la había visto relajarse y comportarse cada vez más como la joven que era.—¿La pasaste bien anoche? —preguntó.No habían podido hablar durante el desayuno porque Elaide había seguido durmiendo para ese momento. Su hermana no se había levantado hasta hace poco y no era de extrañar teniendo en cuenta que la noche anterior había llegado de madrugada. Esa mañana, cuando Vanessa le había ofrecido llevarle algo de comer, ella había rechazado diciendo que
Las cosas no iban mal... aunque tampoco se podía decir que estuvieran yendo bien; estaban más en un punto intermedio. Adriano no iba a negar que había estado un poco nervioso, en especial por cómo reaccionaría Paolo al conocer a Elaide; había estado preparado para sacarlo a patadas de su casa si hacía algún comentario ofensivo dirigido hacia ella. La hermana de Vanessa era como una hija para él y no iba a permitir que nadie, ni siquiera su propio hermano, le hiciera daño. Pero él se había mostrado educado.Vanessa había tenido la idea de que hicieran una comida al aire libre y junto a Elaide y Anna se habían encargado de preparar la ensalada y el postre; mientras que a él y a Paolo los había empujado al exterior para que se encargaran de asar la carne en la parrilla. Para ser más preciso, ella había empujado a Paolo. Adriano había estado al tant
Cuando Paolo se presentó en su empresa, incluso antes de la hora acordada, Adriano se encontró sonriendo. Eso decía mucho de él como persona, era una pena que eso no haría desaparecer su castigo. Se aseguró de mostrarse serio cuando él atravesó las puertas.—Buenos días, Adriano —saludó él con seriedad.—Señor. En horarios de trabajo soy Señor Morelli para ti —dijo, él lo fulminó con la mirada, pero se limitó a asentir con la cabeza. No iba a negar que la estaba pasando bien—. Toma asiento, por favor. Estoy esperando a alguien. Adriano enfocó su vista en su computadora y se puso a trabajar mientras de rato en rato miraba de reojo a su cuñado. Él tenía una mueca de aburrimiento y evaluaba todo el lugar.Su puerta se abrió de repente, ni siquiera tenía que mirar para sa
Vanessa miró a su hermano y su pecho se llenó de afecto. Aunque habían tenido un inicio no muy agradable, las cosas estaban mejorando. Una semana trabajando para Leonardo y Valentino, se habían convertido en dos por sugerencia de ellos. Según lo que dijeron, era bueno para Paolo y su carácter. Patrañas. Ellos solo querían divertirse un poco más. Su hermano no había puesto quejas, pero era probable que hubiera estado bajo amenaza. No le sorprendería para nada tratándose de los gemelos.Sin embargo, debía admitir que Paolo era una persona totalmente diferente a la persona que había conocido hace un poco más de tres semanas atrás. Todavía parecía sentirse receloso de formar parte del circo al que ellos llamaban familia, pero al menos su carácter había mejorado bastante y no había vuelto a mostrarse grosero con nadie.—&iq