En la tercera etapa del concierto, las luces se apagan, minutos después el cuerpo de Darlen comenzó a emitir las mismas volutas de energía azul, el público queda sin habla al ver tal cosa, enloquecen en aplausos y gritos pensando que era lo mejor en efectos especiales para un concierto, apareciendo con su armadura de Nefilim, muy similar a una armadura samurái, pero hecha totalmente con láminas de metal sólido con ornamentos delicados, asimétricos, ajustado a su cuerpo, sus alas blancas, pulcras, sedosas y brillantes, con una espada en su cintura, al final de la última canción, Harley se desmaya. A la mañana siguiente, Harley se levanta en una cama muy grande y cómoda con almohadones y sábanas blancas, no se habían molestado en quitarle la ropa, solo los zapatos, por muy extraño que le pareciera se sentía de maravilla, como si su cuerpo fuera cien veces más ligero, con más energía, ¿Qué pasó anoche?, solo recordó ver cuando el concierto empezó, escuchó un par de canciones y luego
Después del desayuno, Caroline le explica más detalles sobre su vida y sobre su poder, Harley por fin parecía captar la cosa, ya que su rostro expresaba más fascinación por querer saber que incredulidad, y desde luego ya no miraba a Caroline como una lunática endemoniada, de todas formas, ¿Qué podía perder?, su dos nuevas amigas eran sobrenaturales, ¡una Nefilim y una succubus!, ¿Quién se lo podría imaginar?, el mundo parece haberse vuelto loco, eso demostró para los ojos de Harley de que el mundo sí pueden haber todo tipo de cosas, solo que su mente aun no lo procesa del todo. ─ ¿Por dónde empezamos? ─ pregunta Harley. ─ Por ahora… el cómo respirar, necesitas controlar tu respiración y tus emociones ─ Estoy controlada, estoy calmada ─ repite Harley varias veces cerrando los ojos, cuadrando sus hombros erguida, juntando las puntas de sus dedos como si meditara, Caroline le da una suave palmada en la frente, Harley protesta a cambio con el ceño fruncido. ─ ¡Aunque sea lo intento!
Bajando el ascensor, las tres hacen acto de presencia en el lobby del hotel, aun sus amigos la esperaban sentados, cuando logran divisar a su amiga, todos se levantan para saludarla con entusiasmo, Harley por dentro se moría por abrazar a sus amigos y saludarlos, pero tenía que controlarse, respirar profundamente tragándose su alegría para solo ofrecerles una sonrisa cálida y cariñosa; sus amigos, a solo pocos pasos de Harley, Darlen se interpone, su mirada fría y letal los detiene en el acto, una mano de Harley suaviza la mirada de Darlen, mira a Harley como esperando alguna orden, pero solo recibe un asentimiento por parte de Harley. ─ Hola chicos ─ ¡Harley! ─ saludan todos con entusiasmo, la abrazan con besos y demás, Sebas fue el único, que a pesar de sus protestas, levantó a Harley del suelo con un gran abrazo, unas cuantas luces parpadean, pero nada grave aconteció, y nadie se dio cuenta. ─ Estábamos preocupados por ti ─ protesta Renata con el ceño fruncido empujando por un
Unos pasos resuenan acercándose lentamente. ─ Creí haberte matado ─ dijo la mujer sin siquiera mirar. ─ No te lo dejaré fácil, puta ─ la mujer tira a Caroline a un lado como un guiñapo, ésta trata de arrastrarse con la mano en su garganta, luchando por la forma de recuperar la respiración, la mujer se gira con el ceño fruncido entornando los ojos. ─ ¿Cómo me has llamado? ─ Ya me oíste, puta ─ la mujer resopla y rueda la mirada dejándola en blanco. ─ Se más creativa, me han dicho cosas peores ─ de pronto se torna reflexiona. ─ Y ya que estás viva, te cobraré los lentes y el abrigo, que, por cierto, lo tengo hecho un asco, dos razones más para matarte esta vez ─ Darlen se prepara para atacar, pero una voz interrumpe el momento. ─ Si alguien tiene que matarla ese seré yo ─ un hombre aparece entre los callejones, abrigo marrón ladrillo, espada en hombro, caminando de forma relajada y lenta, de cabello largo blanco peinado a la moda, ojos azul-plata, de labios finos, de rasgos faciale
Darién dando la vuelta en “U”, choca varias veces. ─ ¡Procura sacarnos de aquí por lo menos vivas! ─ reclama Darlen. ─ ¡Lo siento!, nadie me pidió opinión si sabía manejar o no ─ protesta Darién a cambio. Manejando a toda velocidad, pudieron ver las patrullas y ambulancias corriendo en dirección al desastre y al caos, durante el trayecto, girando entre calles sin destino alguno, todos se preguntan a donde deberían ir, Harley, antes de perder la conciencia ofrece su apartamento, todos se miran a las caras, había heridas que tratar, por lo menos la de Caroline que aún faltaba por cerrar, los golpes de Darlen y chequear si Harley tenía heridas graves. Harley despierta en su cama abriendo los ojos con dificultad, busca de estirarse, pero los músculos de sus brazos y su cuerpo se quejaron; siseando de dolor, ya consciente de su alrededor, recorre con la mirada la habitación, las cortinas corridas oscurecían un poco su cuarto. Agudizando sus oídos lograba escuchar una discusión ah
Darién, con sonrisa en rostro y relajado, se sienta en el sillón a disfrutar de aquel debate. ─ Ni hablar, no irán y fin de la discusión ─ refuta Darlen plantándose frente al grupo de Harley. ─ Lo siento, bonita ─ interrumpe Sebas. ─ Pero los cuates no se abandonan y Harley… es parte de la familia ─ finaliza Sebas rodeando con su brazo los hombros de Harley con solemnidad. ─ Además, les apuesto que ustedes estuvieron cerca de aquel incidente ─ ¿Cuál incidente? ─ pregunta Caroline con expresión de asombro. ─ No se haga, señorita, esa herida en su ojo no es normal, ni mucho menos es exceso de rímel ─ refuta José seriamente con mirada inquisitiva, señalando al ojo de Caroline con la barbilla, Darién lucha con la risa por lo bajo, que sonó más como a un ronquido. ─ De seguro eso dejará marca en su lindo rostro ─ agrega José como punto final a la discusión. Darién se levanta de su puesto ajustando su camiseta que marcaba perfectamente los músculos bien definidos de sus pectorales
Saliendo de la residencia, notan la limosina hecha triza frente al edificio con un oficial colocando una multa sobre el vidrio del parabrisas o lo que quedaba de ella, éste los mira con el ceño fruncido, Darién recorre con la mirada aquella limosina con cara de desconcertado. ─ ¿Quién sería el loco psicópata que aparcó de esa manera? ─ Darlen lo fulmina con la mirada al igual que Caroline, pero con expresión de asombro. ─ Hoy día hay demasiados en este mundo… ¿Conocen al animal que hizo esto? ─ todos miran a Darién, éste se encoge de hombros. ─ No… para nada, suerte si lo atrapa, oficial ─ tomando dos taxis, ambos grupos se enfilan para el aeropuerto, Darlen junto a Caroline y Harley en el medio de ambas, Darién en el puesto de copiloto; tanto Darlen como Darién debían, prácticamente acurrucarse para poder entrar en el taxi; en el segundo taxi, José en el puesto de copiloto, Sebas en medio de Rosa y Renata. Durante el viaje se mantuvieron en silencio, tratando de no comentar
El avión llega a su destino, en algún lugar de España, de noche, con el tiempo frio y la pista algo húmeda, señal de haber llovido con antelación, en el aeropuerto son recibidas por dos hombres, uno se presenta como el chofer, y otro como uno de los escoltas asignados, el escolta le tiende la mano asintiendo disimuladamente una reverencia. ─ Bienvenida a España, es un placer y un honor conocerle ─ El placer es mío señor… ─ Alejandro, y él es su chofer, Orlando ─ Es un honor, su Majestad, la estábamos esperando ─ ¿Dónde están mis amigos? ─ Recibimos información de que el vuelo proveniente de México llegará en cuestión de media hora ─ Gracias, esperaré ─ Los señores Gilbert y Dietrich insistieron en llevarla a usted primero ─ Prefiero esperar, no me iré sin mis amigos ─ Si me permite insistir… ─ No. Si dicen que soy la “reina”… ─ Harley, con el debido respeto… ─ interviene Darlen. ─ Me aseguraré de que los lleven a la casa, Caroline puede llevarte, yo me quedaré con Darién a espera