La comida por fin fue servida e Ivana no comió, devoró la comida con avidez, no tuvo reparo, ni le importó que la estuviesen mirando, trató de disimular un eructo limpiándose la boca con el dorso de la manga de su suéter, luego cuadrando sus hombros le mostró una sonrisa solemne a todos los presentes, Kiev trata de desviar la atención nuevamente de los invitados de Ivana, que no la dejaban de mirar con asombro, para Ivana fue el momento de su vida, ver la cara de idiotas con la boca abierta de todos no tenía precio, Kiev les explica hablando en portugués acerca del cómo fue el hallazgo de Ivana, otros preguntan también en el mismo idioma acerca de cómo se le ocurrió en buscar entre los callejones de Rusia, otras preguntas más sobre Ivana se hicieron, desde luego Ivana sabía que hablaban de ella ya que lo único que podía entender era su nombre, toma un sorbo de vino recorriendo con la mirada a todos los presentes, se limpia con su servilleta y lo tira en la mesa logrando captar t
Todos levantan sus copas haciendo una reverencia a Ivana, ésta se levanta trastabillando, horrorizada, tapándose la boca con las manos para evitar gritar, jadeando y repitiendo una y otra vez, “no puede ser”, una mano sujeta la suya delicadamente, guiándola hasta la silla principal, sin embargo, Ivana aparta la mano de la joven que la guiaba como si ésta le quemara, Katherine se acerca a su lado con una sonrisa llena de admiración y calma. ─ Todo está bien, Ivana ─ No… nada está bien… ¡nada está bien! ─ Ivana sale corriendo del comedor, todos se miran atónitos por la reacción de Ivana. ─ Yo hablaré con ella ─ se ofrece Katherine. ─ Aun falta abrir la cripta de Mónica y solo ella puede abrirla ─ afirma Kiev. ─ Pero no podemos hasta que todos los principales miembros de la familia, incluyendo a los Lidell de Gran Bretaña, estén presentes, no sabíamos a ciencia cierta que algo tan obvio fuera así para saber que es ella ─ Aun no lo sabemos, Christina ─ refuta Kiev. ─ La mayor prueba
Ivana entra a la cripta dubitativamente, apartando unas telarañas y ramitas secas, un escalofrío le recorrió por la espina dorsal, apartó más telarañas, y adaptando la visión a la penumbra, se topa con dos urnas hechas de mármol pulido, una con el nombre de Paola y el otro con Mónica, cada uno con sus respectivas fechas de nacimiento, pero no de fallecimientos, sin epitafios, ni palabras celebres, Ivana busca por todos lados la presencia de Katherine, ¿Dónde se ha metido?, Ivana llama a lo jovencita resonando su voz con el eco en el inquietante silencio de la cripta, de pronto una voz en la lejanía corresponde al llamado, Ivana vuelve a buscar y se percata que detrás del sarcófago de Mónica, en el suelo, se hallaba una escalera de caracol conduciendo a una planta subterránea, Ivana baja con cuidado. Llegando abajo, Katherine esperaba de pie con las manos entrelazadas en su espalda con una sonrisa juguetona e inocente, lo cual fue algo inquietante para Ivana verle con esa expresió
Ivana se retira nuevamente hasta estar frente a la cama de Mónica, le contempla y comienza a recordar por todo lo que habían pasado juntas, con su dedo acaricia su reseco cabello, contemplando lo que quedaba de la que una vez fue de ella, de su amiga, su hermana, las palabras absorbidas del diario de Mónica le hicieron revivir lo que ella había pasado instantes antes de su muerte, el como ella hubo cargado su cuerpo hasta la barcaza, zarpando en mitad del alba solo con el cantar de algunas aves de la mañana, ni un alma paseando por los muelles de Venecia. Una vez en mar abierto, Mónica le había despojado de sus brazales, la daga y su espada, abrazó el cuerpo inerte de Paola, le dio un beso en la frente con sus ojos hinchados de tanto llorar, le aparta un mechón de cabello, para luego tirar el cuerpo de Paola al agua, Mónica observa como el cuerpo de su amiga desaparece en las profundidades del mar; el pecho de Ivana se siente cada vez más pesado, una presión cortándole la respira
Las carrozas fueron llegando con los principales representantes de cada familia, sus abrigos recibidos por la ama de llaves y siendo escoltados por otro personal de la servidumbre hasta el salón de reuniones, los familiares se abrazan y se saludan, charlaban del tiempo que había transcurrido desde la última reunión y como había sido el viaje, solo temas triviales antes de entrar al asunto principal como tal, solo que ésta vez fue por la familia Lidell quien hizo su entrada preguntando sin la más mínima cortesía por Ivana, todos asienten en gesto de saludo a Caroline, la cual, es seguida por su hermana Ashley. ─ Es bueno verte de nuevo, Caroline ─ Caroline ofrece una sonrisa fingida. ─ ¡Katherine!, creí que estarías detrás de Kiev como su rabito, como siempre lo estás ─ De hecho, él está ocupado atendiendo al resto de las familias con Silvia ─ ¿Dónde está Kiev? ─ pregunta Ashley con un suspiro de aburrimiento. ─ ¿Por qué no lo buscas tu misma? ─ Katherine ofrece una sonrisa socarr
Con el sol saliendo entre las montañas espantando la noche, la señora del servicio toca a la puerta del cuarto de Ivana, ésta se encontraba sumida en una lectura de las noticias en los diarios de la ciudad cerca del balcón, la señora le deja el carrito donde siempre, hace una reverencia, y en el instante que toma el picaporte para cerrar la puerta, la mano de Ivana le sujeta por la muñeca, la mujer jadea de asombro dejando los ojos como platos, ¿en qué momento se movió? ─ Pase y cierre la puerta ─. Katherine disfruta de una caminata matinal, disfrutando del cielo parcialmente nublado y los sonidos de la naturaleza abrumando sus oídos, desde luego, un pariente de su edad caminando a su lado permitiendo que Katherine se prendiera de su brazo. ─ Veo que tú y la señorita Ivana son muy cercanas ─ opinó el joven para romper el silencio. ─ ¿Perdón? ─ Tu y la señorita Ivana, veo que son muy buenas amigas ─ (sonrisa solemne) Si ─ ¿Siempre hablas con ella? ─ Siempre ─ Y… ¿Qué me puedes con
El sol ya se está poniendo en el horizonte, todos preparándose para bajar, organizando todo lo referente a los preparativos de la ceremonia y una silueta encapuchada se cuela entre las sombras de los árboles, verificando constantemente sobre sus hombros para ver si nadie le seguía, a pasos rápidos se enfila hacia la cripta, empuja la verja de la entrada, baja las escaleras de caracol, toma una antorcha iluminando el oscuro corredor, la capa, aun con la capucha levantada sobre su cabeza, ondeaba al son de los raudos pasos del extraño, los ojos brillantes en triunfo se van encendiendo a cada paso que daba, acercándose, saboreando el momento, cuando de pronto, su brillo de triunfo se apaga en el instante que mira la puerta de la cripta abierta, la silueta susurra vociferando improperios con los dientes apretados, preguntándose quien rayos tuvo la osadía de abrirla. Con la antorcha busca de iluminar lo que hay adentro, observa una vieja cama con dosel, un escritorio polvoriento y los
Tal cual como se había dicho, todos se encontraron en el salón comedor, se hallaba a reventar, las principales familias y sus herederos, todos presentes, mirándose a las caras, esperando, intrigados por las ideas que posiblemente se le puedan estar cruzando en éste instante a Ivana, ¿o querrán decir Paola?, sin ser tocada por mano alguna, las puertas del comedor se abren dándole paso a Ivana, seguida por Silvia, Kiev y Katherine, dejando todo el salón en un profundo silencio. ─ ¿No falta nadie?... bien, ahora supongo… por sus caras que no tienen ni idea de lo que pasará de ahora en adelante, para empezar, necesito que saquen sus colgantes y los coloquen sobre la mesa ─ indicó Ivana con un gesto de su mano, tentativamente cada uno fue sacando sus colgantes y los colocaron sobre la mesa, uno idéntico al otro, incluyendo el de Kiev, dando un total de trece. ─ ¿Son todos los colgantes? ─ Kiev frunce el ceño. ─ Faltan los Silveira ─ contesta Kiev. ─ ¿Dónde están? ─ pregunta Ivana con