El beso se vio forzado a cortarse bruscamente. ─ Rosa ─. Susurró Renata, ambos se enfilaron a la carrera, cuando llegaron, ya Elenya estaba a su lado, tratando de calmarla mientras que Rosa se aferraba a ella como un salvavidas, su cara mostraba pánico puro, sus manos temblorosas, toda ella temblaba, miraba a la nada y un lugar a la vez, miraba el sueño horrendo que había vivido, Elenya trató de llegar a sus oídos pero no pudo, Darién tiró del vinculo, fue como Rosa pudo responder, los miró, a los dos los miró y solo dijo un nombre con labios temblorosos. ─ Arthax ─. Darién les indica quedarse juntas, salió a zancadas de la habitación, exploró la casa hasta el último rincón, no había señales, nada que revelara la presencia del rey demonio, amplió sus sentidos, nada. Regresó al dormitorio una vez que se aseguró que no había peligro, se sentó a un lado de la cama. Ella seguía aferrada a Elenya. ─ ¿Qué pasó? ─. Preguntó Renata. ─ Era Arthax, lo vi, estaba, (gimoteo), estaba, (g
Cruzando el estacionamiento del aeropuerto internacional de Perú, se podía apreciar cuanto silencio, cuanta oscuridad, una noche prácticamente sin vida, aun así Cerbero se mantuvo atento ante cualquier amenaza, Darlen y Caroline miraban a todas direcciones. ─ Nos observan ─. Anunció el demonio, ambas mujeres asienten en acuerdo. ─ Debemos darnos prisa ─. Propuso la arqueóloga aferrándose a su morral, entonces recordó la lente, abrió su morral rápidamente con los nervios corriendo a mil por su cuerpo. ─ ¿Dónde coño está? ─. Se preguntó con dientes apretados mientras revolvía todo impacientemente. ─ ¿Buscas algo? ─. Preguntó Cerbero parándose a un lado, Youlin respinga, la había tomado por sorpresa, juró varias palabrotas por lo bajo ya que no había oído al demonio acercarse, lo fulminó con la mirada. ─ Uno: no es tu problema, dos: no es tu peo y tres: no es asunto tuyo ─. Respondió volviendo a rebuscar entre sus cosas. ─ Bingo ─. Dijo con alegre triunfo, se lo puso y lo activó, Ca
Y en efecto, Caroline recordó en una noche, las tres, Darlen, Caroline y Lenaya, habían discutido sobre apellidos y castas nobles, le preguntaron a Lenaya que si era de la realeza, debería tener uno de esos apellidos, Lenaya resopla con una sonrisa, Darlen optó por uno que fuera extraño y que infundiera temor a sus enemigos, Caroline optó por un apellido con más estilo, más clase, como el de ella, “Caroline Lidell”, Lenaya consideró por unos latidos, cavilando cual sería el apellido apropiado para ella, levanto un dedo al aire al tener en mente el apellido y dijo aclarando algunos puntos primero. ─ Los apellidos vinieron siglos, muchos siglos después al ver como las casas nobles se expandían a sus anchas por todo el mundo…─. Darlen y Caroline iban asintiendo, comprendiendo la explicación, Lenaya prosiguió. ─…Diluyendo la sangre entre las familias, es por eso los dos nombres y los dos apellidos, sería muy tedioso decir todo el maldito árbol genealógico solo para dar a entender
El camino de regreso al palacio fue tan incómodo como silencioso, todas las preguntas agolpándose en la mente de Lenaya, preparándose ante cualquier movimiento de José, alguna agresión o actitud sospechosa que la obligara a actuar en su defensa o en defensa de su pueblo, lo que le dolería más que todo era el como darle la noticia a Caroline de que su novio o había sido encarcelado o ejecutado, ella no quería causarle un dolor, así que solo dijo. ─ Espero que lo que tengas que decirme lo sepa Caroline ─. José se detuvo y añadió. ─ Se lo diré, cuando regrese, antes… de que le proponga matrimonio y pida su mano ante el mundo, delante de ti ─. Dijo dando una mirada sobre su hombro, si no era porque cargaba el cuerpo de Sofía, Mónica lo estuviera sujetando por el cuello, obligándolo a hablar de una vez. ─ ¿Cuándo pensabas decirlo? ─ Lo hablaremos, cuando no hayan tantos oídos cerca ─. Fue su única respuesta. Fue una gran suerte el no haber llamado tanto la atención en las afueras del a
El hombre buscó al Nefilim con la mirada una vez más, estirando su cuello sobre la extraña multitud, sonrió. ─ Te vi ─. Una espada se posa en su cuello. ─ ¿En serio? ─. ¿en que momento se había movido?, el hombre abre los ojos con una mezcla de horror y sorpresa, una leve sonrisa viciosa del Nefilim, unos ojos rojos escrutaban a su victima, entorna ligeramente los ojos sobre su presa ladeando la cabeza, amplía un poco más su sonrisa. ─ No, no eres quien manda aquí, eres un idiota que vendió todo por seguir vivo ─ ¿Eso crees Nefilim? ─ Muéstrame lo contrario ─ Si me matas ellos atacarán ─ Ellas se saben defender, pero tu… ¿Sabes defenderte? ─. Darién dejó escapar una pequeña ola de poder y todo cayó, la ilusión cayó, el aeropuerto era solo escombros, vidrios rotos y cientos de ojos rojos en la oscuridad. ─ Tal vez tengan oportunidad contra estos simples mortales, pero ¿Tendrán oportunidad contra soldados experimentados buscando terroristas?, no lo creo ─. El Nefilim resopló en un
─ Creo que ya sabes la respuesta a eso, Lenaya ─ Si, y no has mentido, por ahora ─ ¿Por qué tendría que mentirte? ─ Resumamos. No eres un Mesías, fuiste prácticamente concebido bajo una gracia divina, te agraciaron bajo el fuego de un poderoso serafín, te fuiste de la finca de tus padres mucho antes de que tomaras tu lugar ─ ¿Sabes por qué? ─ Dímelo tu ─ Me volvería un juez, un arma, siete Arcángeles me darían su gracia ─ ¿Y bien?, ¿Las recibiste? ─ No, me fui antes de que sucediera, y me adiestraran en otras cosas, necesitaban un cuerpo lo suficientemente puro para… para crear un arma, yo sería esa arma ─ ¿Para? ─ Para matarte y hacerle frente a Einar ─. Mónica se levanta de su trono, sus ojos brillantes en furia total, Lenaya se mantuvo en su lugar, calmada, reflexionando todo lo que había respondido José. ─ ¿Sabes lo que eso significa?, que eres una amenaza para mi hermana ─ También lo fuiste tu y ella te salvó ─. Refutó José, luego agregó. ─ No soy una amenaza si es lo q
Un hombre se para en el medio de una carretera solitaria, mira la hora en su reloj de bolsillo, aunque no supo el propósito, el reloj estaba descompuesto, se limpia un diente con la lengua y sonríe, enciende un cigarrillo, le da una calada, vio la luz que despuntaba la mañana, luz que amenazaba con ahuyentar la oscuridad y sus amenazas, el amarillo del sol ahuyentando la noche en una combinación majestuosa entre amarillos, azul y naranjas, era la hora, una suave brisa de la carretera de Alemania hondeó su abrigo y su cabello. Rumbo a Berlín, un bus escolar iba a toda marcha por la autopista, varios autos militares escoltando y más atrás varios más en persecución. ─ Aquí es ─. Masculló el hombre por fin con una sonrisa de satisfacción, no se había equivocado. Hombres armados disparaban desde la parte trasera y laterales del bus, no tenían muchos hombres para defender, buscando de cubrir lo mejor que podían a los inocentes, sobre todo a los niños, solo unos pocos que escoltaba
Un hombre se para en el medio de una carretera solitaria, mira la hora en su reloj de bolsillo, aunque no supo el propósito, el reloj estaba descompuesto, se limpia un diente con la lengua y sonríe, enciende un cigarrillo, le da una calada, vio la luz que despuntaba la mañana, luz que amenazaba con ahuyentar la oscuridad y sus amenazas, el amarillo del sol ahuyentando la noche en una combinación majestuosa entre amarillos, azul y naranjas, era la hora, una suave brisa de la carretera de Alemania hondeó su abrigo y su cabello. Rumbo a Berlín, un bus escolar iba a toda marcha por la autopista, varios autos militares escoltando y más atrás varios más en persecución. ─ Aquí es ─. Masculló el hombre por fin con una sonrisa de satisfacción, no se había equivocado. Hombres armados disparaban desde la parte trasera y laterales del bus, no tenían muchos hombres para defender, buscando de cubrir lo mejor que podían a los inocentes, sobre todo a los niños, solo unos pocos que escoltaban en