Dos días, dos días habían pasado, Lenaya aun enseñándole a Mónica, contándole, demostrando la verdad de lo que había ocurrido, por fin Lenaya abre los ojos con mucho cuidado, lentamente quita las manos de las sienes de Mónica. ─ Vamos ─. Instó en un susurro. ─ Vamos ─. Instó con más firmeza, pero Mónica no respondía. ─ Vamos ─. Suplicó. ─ Por favor ─. Fue su última palabra con labios temblorosos, los parpados de Mónica comenzaron a moverse como mariposas queriendo emprender vuelo, Lenaya no pudo aguantar las ganas de llorar, apretando los labios marca una sonrisa, sorbe por la nariz, en su cuerpo no cabía tanta felicidad, lo había logrado, aunque Mónica aun no abría los ojos. Aun con la esperanza estrujando su corazón, Lenaya esperaba, expectante a que aquellos ojos abrieran. Unos ojos amarillos van apareciendo delante de ella, abriéndose lentamente, como si hubiera tenido largas, largas horas de sueño, tanta alegría no podía ser contenida, Lenaya posa una mano en su boca y
─ ¿No sabías que estaban en Nueva Zelanda?, y aun así hiciste joyas de sumisión idénticos ─. Solo era cuestión de latidos para que Rosa interviniera. ─ Déjala en paz ─. El Nefilim posa sus ojos en ella, Elenya abre los ojos como platos, ¿acaso es tan estúpida para desafiarlo? ─ Solo quiero terminar con todo esto y, y saber si en verdad Lenaya marcó a mi hermana para que se fijara en ti, con respecto a Nueva Zelanda, es verdad, ella sabía que estaba allá porque me estaba buscando para rescatar a mi hermana, para sacarla de allí, supongo que si sacó sus conclusiones, por eso trató de ayudar ─. Darién frunce el ceño, Renata la mira con asombro y Elenya deseó que se la tragara la tierra. ─ Has dicho cosas muy interesantes, cuñadita ─. Dijo el Nefilim con una sonrisa maliciosa en dirección a Elenya. ─ Elenya me lo contó, que posiblemente ella usó a mi hermana para que tú te fijaras en ella y poder así dominarte, para que estuvieras de su lado, que te amansaría si te enamorabas de
Con una mano gentil, Darién la guió dentro de la casa, Renata le preguntó muy curiosa el como era posible las flores en un lugar como este, el Nefilim contestó que es debido a Elenya, Darién cerró las puertas de cristal una vez dentro, entraron a la cocina y sacó una silla y se la ofreció, Renata le agradece el gesto. ─ ¿Quieres algo de tomar? ─ ¿Te molestarías si te pido un whisky? ─. Darién enarcó una ceja ofreciendo una mirada inquisitiva de arriba a abajo, ni en sueños le daría un vaso de whisky, no estando embarazada. ─ Supongo que eso es un no. Solo quiero chocolate caliente ─. Darién se dispuso a preparar el chocolate, montó el agua en la tetera, encendió la cocina, buscó en la lacena superior, sacó varios empaques y… ─ Quiero que le pidas perdón a Elenya ─. Todos los empaques se les cayeron de las manos, ¿acaso se volvió loca? ─ Creo que escuche mal, ¿Qué quieres que? ─. Preguntó con desdén y en total desacuerdo mirando sobre su hombro con el ceño fruncido y una cej
Sorbiendo por la nariz, limpiando las últimas señales de lágrimas, había desahogado su frustración de no ser correspondida, Elenya estaba más calmada, manteniendo una conversación trivial con Rosa, por alguna razón, para Rosa, Elenya ya no le parecía una amenaza, era más una persona incomprendida. ─ ¿De verdad no eres un demonio? ─. Preguntó después de haber escuchado su aclaratoria. ─ No, no lo soy, simplemente dejé que pensaran lo que ellos quisieran ─. Respondió con un ligero encogimiento de hombros caídos, sus ojos estaban hinchados, y sus manos jugueteaban en la tela de su sábana. ─ Tienes lindo cabello ─. Dijo posando los ojos en el cabello de Rosa, en cambio ella miró las puntas dejando caer los hombros en tristeza. ─ Mi cabello es un desastre ─. Elenya sonrió. ─ Solo hay que peinarlo un poco. Ven, acércate ─. Invitó palmeando la cama, Rosa se acercó un poco más, Elenya comenzó a estudiar su cabello, después de haberlo estudiado un par de segundos dijo. ─ Tienes el ca
Darién coloca una mano sobre el hombro de Renata apartándola gentilmente mientras decía. ─ ¿Por qué no me lo dijiste? ─. Elenya aparta la mirada, se había dado cuenta que Darién había escuchado la conversación, aunque fue algo privado, no tuvo el valor de reclamarle, total, era su señor ahora y su vida le pertenecía, Darién mantuvo su rostro sereno, sin una muestra de emoción, se sentó en el borde de la cama, Elenya aun mantenía sus ojos fijados en sus sábanas. ─ No creía que fuera importante para ti, además, tu tenías tus propios intereses, ¿Qué hay de malo que guarde los míos? ─ Compartí algunos contigo ─ Pensé que como tu… tenías una forma de divertirte y resolver tus problemas, me dije a mi misma que mis asuntos no te serían de nada importante, incluso, pensé que te burlarías de mi ─ Compartí contigo que mis motivos eran la venganza ─ Pero no me dijiste que era por tu padre ─. Darién esboza una media sonrisa irónica. ─ Creo que nos hemos usado y sin darnos cuenta ─ Jug
─ ¡Espera!, ¡no te vayas! ─. Rogó Darlen. ─ Mocoso de mierda ─. Farfulló Caroline. ─ Curioso, muy curioso ─. Dijo el demonio entornando la mirada. ─ (suspiro), ¿Ahora que Sherlock? ─. Preguntó Caroline rodando la mirada con la frustración corriendo a mil por su oscura sangre. ─ Sabe lo que somos y aun así nos ignoró ─ Ve al punto ─ Dos cosas─. Comenzó el demonio levantando dos dedos, recorrió la mirada de una a la otra. ─ Una: como dije sabe lo que somos… ─ Que obvio ─. Escupió la demonio colocando una mano en su cadera, encogiéndose ligeramente de hombros y apoyando se peso en una pierna. ─ Y dos: si nos ignoró es porque no importa lo que hagamos, no podremos cruzar ese paso sin arriesgar nuestras vidas a una muerte segura ─ ¿Qué hacemos entonces? ─ Que sigas llamando a tu reina, preciosa, antes de que tengamos que recoger trozos de arqueóloga a nuestros pies ─. Sugirió el demonio, esta vez fue el turno de Caroline de llamar por teléfono mientras que Darlen trataba de darle el a
Las gemelas esperaban en el gimnasio, Darién y Elenya hacen acto de presencia, Elenya con un nuevo conjunto deportivo, Darién vestía con un short playero y una franela ajustada deportiva de surfista, su cabello ajustado con una cola, solo dejando unos mechones sueltos, Renata se mordió el labio devorándolo con la mirada, Rosa enarcó una ceja, dando su aprobación por la vestimenta. ─ Bien, ya que estamos todos aquí, tenemos unos pocos días nada más para ver que tanto les enseñó Aracne ─. Anunció el Nefilim, Elenya miró sobre su hombro, una sonrisa casual hacia su amigo. ─ Aracne, ¿Tendrías el honor…? ─. La mujer asiente y se acercó a unos armeros, tomó unas espadas y se las entregó, las gemelas pesaron las espadas, su balance, Darién toma otra y se para delante de ellas. ─ Luchen conmigo ─. Las dos se quedaron en blanco, pasmadas, Renata refuta la idea, ella nunca podría levantar su espada en su contra, en cambio Rosa parecía no tener problemas, con una maliciosa sonrisa acep
─ Amados hijos, mi pueblo amado ─. Inició Lenaya levantando sus brazos. ─ Ya es la hora, tenemos nuestro lugar asegurado, todos iremos a casa ─. La gente gritó en vítores y alabanzas a su reina, Lenaya volvió hablar y todos guardaron silencio. ─ Tomemos nuestras precauciones, los rezagados nos encontrarán en dicho punto, nos estarán esperando, no los hagamos esperar, ya que ellos ansían tanto como ustedes ver su nuevo hogar, nuestros enemigos posiblemente nos estarán esperando de igual forma, pero tenemos algo que ellos no tienen ─. Todos guardaron un expectante silencio en espera por saber. ─ Que nuestro rey Einar estará de regreso pronto, se reunirá con nosotros en muy poco tiempo ─. La gente volvió a enloquecer. ─ Y ahora más que nunca ─. Todos guardaron silencio. ─ Nos hemos fortalecido, mis guerreros se han fortalecido con el paso de los siglos, ya no somos un pueblo joven, no solo somos un pueblo vivo, un pueblo eterno lleno de vida, ¡un pueblo que se negó a morir!, ¡un pue